Udalak

ORREAGA / RONCESVALLES

Formación del Patrimonio. Edad Media. En 1176 Sancho el Sabio tomó bajo su protección los bienes del Hospital de Orreaga. Siguiendo a Yanguas y Miranda, vemos la vida económica desarrollada durante los s. XIII, XIV y XV. En 1237 Teobaldo I concedió al hospital y monasterio libertad de la pecha de la quinta de los cerdos, pudiendo pacer 1.000 cabezas de la casa en los montes libremente, y que los porqueros que los guardasen pudiesen tener también hasta 50 cabezas propias, libres de la quinta. En 1238 se trasladó, de orden del rey, el cuerpo de su tío Sancho el Fuerte a la iglesia de Roncesvalles desde la capilla del castillo de Tudela donde se hallaba. En 1255 Teobaldo II concedió privilegio al hospital libertándole de peaje en todo el reino y de todas las cosas que trajese para su consumo. En 1269 habiendo fundado Teobaldo II el pueblo llamado Espinal, en terreno propio del monasterio de Roncesvalles, indemnizó a éste adjudicándole otros terrenos en cambio. En 1341 Felipe III concedió al monasterio que poseyese francamente todas las heredades que había adquirido después del tiempo del rey Don Luis. Por los años 1400 se incendiaron el pueblo y su iglesia. En 1406 Carlos III cedió al monasterio los patronatos de las iglesias de Villava, Sorauren, Sangüesa la Vieja, Vidángoz y Ochagavía; en 1416 el de la iglesia de Alzórriz y en 1435 Juan II le cedió asimismo los patronatos de las iglesias de Erdozain, Olaberri y Zemborain. La princesa Leonor dio al monasterio el derecho de la imposición, así de la foranía como de los propios domésticos; veinte ardites de pecha ordinaria que pagaban cada año al rey los vecinos de Goizueta; que en los términos de; Anizlarrea y de Goizueta ninguno sin licencia del monasterio pudiese roturar ni beneficiar minas ni cortar árboles bajo la pena de 100 florines y que la jurisdicción fuese del prior del monasterio; que éste beneficiase libremente la mina de cobre que tenía en Goizueta, y que se cantase perpetuamente un aniversario por la princesa en el monasterio, para lo cual le daba el lugar despoblado de Adaja, situado en los desiertos de entre Aézcoa y Oroz.