Udalak

Orbaitzeta (2002ko bertsioa)

Restos megalíticos. Comprende la estación megalítica de Orbaitzeta ocho dólmenes, descubiertos por J. Elósegui y por T. López Sellés: los cuatro de Azpegi (I, II, III y IV), Ibiaga, Soroluxe, Igaibel e Ydopil (u Organbidea). El monumento de Azpegi I posee cámara dolménica de recinto rectangular, rodeada por un túmulo de 15 m. de diámetro al que cerca un cromlech de doce piedras: es el mismo esquema dolmen-círculo de piedras que se aprecia en el monumento de Soroluxe.

Noticias medievales. Según consigna Yanguas, se incendió accidentalmente en 22 de agosto de 1377 "por pestilencia de fuego, que Dios ha querido echar sentencia sobre eillos ó por lures pecados". Redújose todo a cenizas con la iglesia y sus ornamentos y campanas, y también las fajinas de las eras, en tal manera "que non lis ha fincado ningun cubierto en la dicta eglesia ni en otro lugar en donde se puedan retraer". El rey Carlos II asignó 30 libras de limosna para ayuda de la reedificación.

Guerra de la Convención. El 6 de abril de 1794, 5.000 soldados franceses intentan forzar los puestos que cubren la fábrica de municiones de Orbaitzeta, no consiguiéndolo debido a la fuerte resistencia opuesta por los vecinos del valle de Aezkoa y los obreros de la fábrica. El 15 de agosto de 1794, la fábrica de Orbaitzeta es destruida por las tropas francesas. Tras la evacuación francesa de Navarra, el 25 de noviembre de 1794, las tropas españolas vuelven a sus antiguas posiciones, apoyando su centro en Orbaitzeta y en Eugi.

Invasión napoleónica. Durante la guerra de la Independencia, los franceses fortificaron Orbaitzeta, junto con otras poblaciones navarras, como medida contra las partidas de guerrilleros, que pululaban por todo el reino.

La Cuestión de los límites. Informe del valle de Aezkoa a la Diputación provincial acerca de los montes cedidos a la fábrica de Orbaitzeta, que da al mismo tiempo una idea del último estado de las cuestiones con los franceses sobre límites, hasta setiembre de 1833. [Archivo de la Diputación]. "Excelentísimo Señor. El Ayuntamiento constitucional del valle de Aezcoa, deseando informar á V. E. con la exactitud posible acerca de los particulares que contiene la comunicación, que se ha servido dirigirle con fecha 23 de marco, ha procurado adquirir datos y noticias seguras, y en su vista debe manifestar á V. E. que los montes y puertos de la dotación de la fabrica de municiones de Orbaiceta se hallan situados en lo mas elevado del Pirineo, confinando por el norte con tierras del antiguo país de Cisa, y de la ciudad de San Juan de Pie de Puerto en Francia, por el medio dia con términos particulares de los pueblos de Garralda, Aria, Orbara, Orbaiceta y Villanueva en el valle de Aezcoa, por el oriente con terrenos del valle de Salazar y de Francia, y por el poniente con los de Roncesvalles y Burguete. Su estensión de oriente á poniente será de mas de tres leguas, y la de medio dia á norte en lo mas estrecho como de una legua, y en lo mas ancho tendrá dos. En una parte considerable de la que amojona con Francia hay una faja sin arbolado, así como la hay tambien en la que alinda con las tiernas de los lugares predichos, los cuales la cultivan desde los tiempos mas remotos, por cuanto no podrian subsistir sin este indispensable ausilio. Lo demas está poblado de hayas, que se producen con una lozanía y pujanza admirables, criándose tambien algunos robles, fresnos, acebos y otros diversos árboles, si bien estos son en muy corto número. El valle cedió todos los insinuados montes y puertos á S. M. en noviembre de 1784 para el establecimiento de una fábrica de fierro colado, reservándose el goce de las yervas y aguas con sus ganados, el material y leña necesarios para sus casas y edificios, y el roce sin perjuicio del arbolado; pero habiendo reconocido los aezcoanos poco despues, que la cesion adolecía de vicios muy sustanciales, y siendo por otra parte molestados por algunos empleados subalternos de la fábrica en el uso de sus reservas, solicitaron de S. M. que se dignase anular la referida cesion, se formó el espediente, y la última diligencia, que consta al valle haberse practicado en este asunto, es la evacuacion de un informe, que de real órden se pidió al consejo de Navarra, y estendido por el señor Paz Merino se envió á Madrid poco antes de alzarse la faccion carlista, que acaba de deshacerse. Como los franceses limitrofes, en gravísimo perjuicio de los aezcoanos disfrutan con sus ganados de los pastos y aguas de una gran parte de estos mismos montes y puertos, abanzando cada dia sus injustas pretensiones, espera el Ayuntamiento que V. E. no llevará á mal si se estiende á esplicarlas, y á querer dar una idea del estado en que en el día se hallan, por considerarlas de la mayor importancia. El valle posee una escritura de amojonamiento del año 1556 de la que aparece, que entre la Aezcoa y los pueblos franceses de Cisa y San Juan estaban ya establecidas las facerías ó comunidad de pastos de sol á sol, porque sin duda en aquella época el número de ganados de los dos paises era igual con corta diferencia; mas habiendo recibido los de Cisa y San Juan un estraordinario incremento en gentes y ganado, principió a resentirse la Aezcoa y á pedir al gobierno con tantas instancias la disolucion de las facerías, que por los años de 1751 en el puente de Arnegui se celebraron sesiones muy acaloradas entre los comisarios españoles y franceses; pero estos, bien hallados en la comunidad de pastos, á nada se prestaron, y se redujeron los resultados á unas esteriles protestas por parte de los españoles. Entre tanto los franceses, para albergar sus ganados y aprovecharse mejor de nuestros pastos, se dedicaron á construir cabañas y bordas hasta la misma línea divisoria de 1556, mientras que en el terreno español apenas se veia una. Asi es que el señor general Caro, comisario regio para la demarcación de límites, cuando en 1788 recorrió con el señor conde de Omano esta frontera, y formó su proyecto de demarcacion, que no se realizó por la revolucion, que en el año siguiente estalló en Francia, reprendió agriamente á los aezcoanos por su negligencia en hacer cubiertos á imitacion de los franceses, les ofreció allanar las dificultades, si las hubiese, y les manifestó que la comunidad de pastos era el manantial de todos los disturbios de la frontera. Sobrevenida luego la guerra contra la república francesa la sostuvo el valle por su parte con el teson que acostumbra; pero invadido en el año de 94 fue reducido á cenizas en sus tres cuartas partes con todos los papeles de su precioso archivo, perdiendo los bienes y ganados, y emigrando las gentes, que pudieron salvarse, al interior del reino en donde murió de privaciones, y de pasiones de ánimo, mas de una tercera parte. Asi no pudieron empezar á llenarse los buenos deseos del señor Caro hasta la guerra de la independencia, en que se hicieron tres ó cuatro bordas, que, hecha la paz, las mandó derribar el coronel de artillería, director de la fabrica, Jimenez de Cenarbe, mereciendo esta providencia la aprobación de S. M. en el año de 1815. Desde entonces los comandantes de la fábrica se oponen á la construccion de casas y bordas en los precitados montes y puertos y la osadía de los franceses ha llegado á desconocer todos los límites en el aprovechamiento de las yerbas y aguas del suelo español. Siendo insufribles las demasías de los franceses pidieron los españoles para remedio la disolución de las facerías ó comunidad de pastos, y puestos de acuerdo en el año 20 los señores jefe político de Pamplona, y prefecto de Pau, dispusieron que los fronterizos entre sí arreglasen provisionalmente sus diferencias. A su consecuencia se reunieron los diputados de ambos paises; mas habiendo hecho los franceses la pretension, hasta entonces no oida, de que los ganados mayores no estaban sujetos á la condicion de volver para de noche á su propio territorio, dejando la resolucion de esta disputa á la declaracion jurada de cuatro ancianos de cada parte, y lo demas en el estado que tenia, se retiraron á sus casas. Mientras tanto los males se agravaban, se hacian nuevas y reiteradas instancias á la superioridad, y, no pudiendo desatenderlas, fueron nombrados el año de 1829, por nuestro gobierno, el coronel de artillería D. Manuel Bayona, y por el de Francia el comandante de ingenieros Mr. Glaise, para que examinasen los títulos y derechos de los dos paises limitrofes, y diesen cuenta de los trabajos á sus respectivos gobiernos. Lo cumplieron asi, despues de muchas conferencias que tuvieron; mas sin resultado alguno. Los pueblos españoles de la frontera renovaron incesantemente sus instancias á la superioridad solicitando que no hubiese facerías, y que á los franceses se les hiciese contener dentro de sus límites. En su virtud se comisionó por nuestro gobierno al coronel Eraso, comandante general del cordon sanitario en el año de 1833, para que tuviese una conferencia en San Juan de Pie de Puerto con las autoridades, y viese de acallar las quejas de los fronterizos. El diputado de Aezcoa, que, por llamamiento de Eraso, asistió tambien á dicha conferencia, ya que no se trataba de demarcacion de límites ni de disolver la comunidad de pastos, se limitó á reclamar la observancia de los convenios sobre facerías, insistiendo en que los franceses retirasen los ganados mayores para de noche á su propio territorio; que no cometiesen el fraude de introducir ganado ajeno en nuestros terrenos bajo el velo de ser propios; y que tampoco hiciesen prendamientos mas que las peronas autorizadas por las concordias; que por medio del mismo Eraso se elevó á manos del excelentísimo señor virey de Pamplona. Aunque no ignoraba el valle que los franceses ponen el mayor empeño en favorecer á sus administrados, aun en las cosas mas contrarias á la justicia, y que por nuestra parte se les ha tenido consideraciones y deferencias perjudiciales á los pueblos comarcanos á Francia, no por eso le era posible imaginar que esta ocasion les ofrecería en sus fundadas reclamaciones un exito tan poco conforme á sus esperanzas. El dia 17 de setiembre de 1833 el coronel Eraso llamó á Burguete al alcalde del valle, y al diputado que asistió á la conferencia de San Juan el 25 de junio, para participarles de palabra que el señor ministro Cea Bernudez habia celebrado un convenio con el embajador de Francia en Madrid, por el que se concedia á los franceses el poder hacer noche con sus ganados en los terrenos españoles que de dia les era permitido apacentar sus ganados, y que aunque estaba convencido de los graves daños que de ejecutarse se seguirian al valle, no podia menos de cumplir con lo que se prevenia en un oficio reservado que habia recibido, añadiendo, que castigaría con rigor al que en lo mas mínimo se le opusiere. En el momento en que los franceses limitrofes tuvieron noticia de este convenio no solo penetraron con sus rebaños de ganados menores á tierras de Aezcoa, no acostumbradas á apacentar, sino que, haciendo el argumento de que el precitado convenio les concedia todo aquello sin lo cual no podia tener efecto, pretendieron tener accion al material para hacer cabañas y á la leña para el fuego; mas el valle, informado de todos estos sucesos, y de que era de necesidad el contener á los franceses, acordó representar a S. M., y que entre tanto se les arrojase del suelo español conforme á las prácticas antiguas, como asi lo hicieron. Luego empezó la guerra, se disminuyó mucho el ganado, eran grandes los apuros y necesidades y en este estado, viendo que los jefes carlistas toleraban los ganados franceses en terreno de Aezcoa haciendoles pagar un tanto, el valle tomó tambien el partido de venderles una yervas que, de cualquiera modo, las habian de comer, bien que las ventas se han hecho por temporada. A la muerte de Eraso, por una casualidad, ha conseguido el valle una copia simple, pero exacta, del oficio reservado de que se ha hecho mérito, y, por lo que pueda convenir, el ayuntamiento la trasmite á V. E. sin dejar de llamar su superior atencion á la última pretension de los franceses, relativa al material y combustible para las cabañas, respecto de que padecen suma escasez en estos artículos, siendo opinion general entre ellos que antes de diez años darán fin á sus destruidos montes, en cuyo caso se prevaldrian del mas frívolo pretesto para atentar á los montes de España. Es cuanto el ayuntamiento constitucional de Aezcoa, puede informar á V. E. cuya importante vida ruega a Dios la guarde muchos años. Aribe 10 de Abril de 1840.=Excelentísimo señor.=El ayuntamiento constitucional del valle de Aezcoa.=Manuel Antonio Barberena alcalde.=Pedro José Minondo secretario.=Excelentísima diputación provincial de Pamplona". (Ref. Y. M.: "D. A. R. N.", II).

Guerra carlísta. Al año de comenzar la primera guerra carlista, el 27 de enero de 1834, Zumalacárregui decide hacerse dueño de la fábrica real de Orbaitzeta, que estaba en poder de los liberales guarnecida con 200 hombres. Estos capitulan y los carlistas se apoderan de un cañón, 200 fusiles y 50.000 cartuchos.