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MUNIAIN DE LA SOLANA

Celebra fiestas los días de Nuestra Señora de la Asunción y San Sebastián, 15 de agosto y 20 de enero. Romería a la ermita de San Sebastián. Carnaval en Muniain. Antiguamente, en el Carnaval del domingo por la tarde participaban los chicos de la escuela. En la fiesta tomaban parte en grupo, en «banda». Algunos iban disfrazados, ensombrerados y con máscara, principalmente, y se les conocía por el nombre de «escaratuleros». Pedían pucheros de barro, en desuso, que más tarde, a guisa de entretenimiento, los apedreaban en una heredad próxima al pueblo. Con el toque de las avemarías y la recogida de las cabras al pueblo, terminaba el carnaval de los niños «escaratuleros», que en su camino a casa conducían el ganado propiedad de su familia, sacado previamente de la cabrería. El martes de Carnaval por la mañana, cometido de varios casados solía ser el contratar a los músicos intérpretes de guitarra, clarinete y acordeón. Alrededor de las dos de la tarde, los aludidos casados, los mozos «escaratuleros» y los mentados músicos se reunían «en la casa del baile», elegida previamente como centro de la fiesta, donde no se echaba de menos el vino, que corría en abundancia. El grupo compuesto por los músicos, los «escaratuleros» y algunos casados arrancaba de la denominada «casa del baile», salía «a dar la vuelta» y «a pedir por Carnaval». Para llevar a cabo este menester se servían de un asador para colocar la longaniza y de un cesto «bueno» para los huevos. A su paso por el frontón, la cuadrilla cantaba: Ya hemos llegado al rebote donde se juega a pelota donde se pierden los quinces por mirar a las mozas. Delante de cada casa el saludo era el siguiente:¡Ay!, qué ventana tan alta qué balcón tan adornado y qué chica tan bonita,cuál será su enamorado. Con lo recogido en la cuestación preparaban el rancho o merienda-cena. El baile que seguía a la cena se prolongaba hasta la madrugada del miércoles de Ceniza. A las seis de la mañana, en las calles de Muniain de la Solana, acallado el bullicio y arrumbadas las bromas, se escuchaba el reposado canto de los «auroros»:La ceniza sobre las cabezas manda que debemos todos ayunar y que hagamos seria penitencia en el tiempo santo cuadragesimal. Esta es la verdad, de la muerte ninguno se escapa y a todos la muerte nos ha de llegar. [Ref. J. Gar. L.: «C. en N.»].