Kontzejuak

Muneta

En general las casas presentan formatos regulares de dos o tres alturas y con muros preferentemente enlucidos, y no registramos elementos que denoten mucha antigüedad. En la esquina de la calle Mayor con la calle Iturria hay un inmueble que sigue parámetros constructivos muy arraigados en Navarra, con muros enlucidos que salvan cadenas de sillar en la intersección de los paños y en los enmarques de los vanos. Los huecos son rectos, incluyendo una puerta con grueso dintel monolítico. En la parte superior del pueblo encontramos edificios de similares características, uno de ellos con puerta de acceso de medio punto, aunque varios de ellos se encuentran en precario estado de conservación, y alternan además con edificios de construcción reciente y, a decir verdad, un tanto extemporáneos.

Como hemos señalado antes, en el centro del casco urbano hay una fuente con lavadero. Éste consta de una pila pétrea rectangular, y va cobijada con un tejadillo simple con estructura de viguería y sobre pies derechos también lígneos y con zapatas de piedra. A este lavadero se adosa una fuente con aska de abrevar alargada y machón rematado con frontón, sobre el que se lee la fecha de 1904.

Parroquia de San Vicente. Hubo un primitivo templo medieval que, a principios del siglo XVII, se hallaba en muy mal estado, por lo que se decidió su reedificación, para lo cual se contrató al maestro Andrés de Iturmendi, natural y vecino de Azqueta. Suponemos que en esta reconstrucción se reutilizarían materiales e incluso parte de los muros originales. El templo presenta una planta de tamaño reducido, con una única nave, dividida en tres tramos, más una cabecera más estrecha que el resto de la nave y rematada en testero recto. El acceso se ubica en el centro del muro de la Epístola, correspondiente al segundo tramo, y la sacristía es una estancia de pequeño tamaño y planta cuadrada, adosada a la cabecera también por su muro meridional.

Los muros, enlucidos al interior, van en mampostería muy picada al exterior, con cadenas de sillar en esquinas y enmarques, lo cual nos remite a los modelos de la arquitectura civil y nos lleva a pensar que originariamente irían también revocados. Para dar iluminación al interior se perforaron con dos ventanas cuadrangulares, ambas en el muro de la Epístola, una en la cabecera y la otra en el segundo tramo, justamente encima de la puerta. A los pies de la nave hay además un coro de madera.

La nave se cubre con tres tramos de bóvedas de lunetos de raigambre barroca, separados por arcos fajones de medio punto que apean sobre pilastras. Cabecera y sacristía, por su parte, reciben bóvedas de arista.

Al exterior, la torre es un elemento de escaso empaque, situada sobre el primer tramo de la nave pero con perímetro interior a ella y desplazada hacia el lado de la Epístola. Su fuste es corto, y se perfora en alto con los medios puntos para las campanas. Remata con tejado a cuatro vertientes. El acceso al templo consta de un arco carpanel de sabor civil, con siete dovelas que van sin labra ni decoración. Va protegido por un pórtico moderno, sobre viguería de madera y sustentado por tres pilares.

El presbiterio está ocupado por un retablo barroco de la primera mitad del siglo XVIII. Su arquitectura consta de banco, un cuerpo dividido en tres calles y ático entre aletones. Se articula por columnas de orden compuesto. En cuanto al programa iconográfico, anotamos un San Pablo romanista de fuerte anatomía y un San Isidro barroco, obra sin duda de un artista de segunda fila. En la hornacina central se encuentra la talla de bulto de la Virgen del Rosario, gótica del siglo XIV, que se representa sedente y con el Niño sobre su rodilla izquierda, mientras muestra la manzana en la derecha. En el muro de la Epístola podemos ver un retablo rococó tardío, con un único cuerpo y frontón mixtilíneo partido. La imagen de San José es moderna. Cerca podemos ver una pila de bautismos medieval, datable como del siglo XIII. Lleva basa cuadrangular lisa y copa semicircular unida al fuste. Va decorada con cenefas y cintas, que forman cuadros en los que se han labrado puntas de diamante. En el muro frontero vemos otro retablo similar al del muro de la Epístola, esta vez bajo la advocación de San Francisco Javier. Comparte traza y datación con su colateral, y la imagen titular es igualmente moderna.

Ermitas. Pérez Ollo cita la ermita de San Martín de Arria, también conocida como San Martín de Argaina. Se trata de la iglesia de un antiguo desolado medieval, que se cita ya para 1322, momento en el que dependía del Monasterio de Iratxe. En el siglo XV debió despoblarse. Es un edificio de gran simplicidad, compuesto por una única nave terminada en testero recto. A los pies del templo se adosa, como prolongación de la nave, una pequeña capilla bautismal. Los muros van enlucidos y con cadenas de sillar, y se cubre con un tejado a doble vertiente sobre estructura de madera. El acceso se practica por el lado de la Epístola, a través de una puerta adintelada que va flanqueada por dos ventanitas rectas.

El interior va presidido por un retablo rococó de la segunda mitad del siglo XVIII, decorado con rocalla, con hornacina de medio punto y frontón partido encima. Centra una imagen de San Martín igualmente rococó. En la capilla hay una pila bautismal medieval.

  • CARO BAROJA, J. La casa en Navarra, Pamplona. Vol. III, C.A.N. 1982, p. 475.
  • FERNÁNDEZ-LADREDA, Clara. Imaginería medieval mariana. Pamplona: Gobierno de Navarra, 1988, p. 369.
  • GARCÍA GAÍNZA, M.C. (et. al.). Catálogo Monumental de Navarra. Vol. II**, Merindad de Estella., Pamplona: Gobierno de Navarra, Arzobispado de Pamplona, Universidad de Navarra, 1982, pp. 98-101.
  • LACARRA DUCAY, Mª Carmen (et. al.). Navarra, guía y mapa. Estella: C.A.N. 1983, p. 199.
  • PÉREZ OLLO, Fernando. Ermitas de Navarra. Pamplona: C.A.N., 1983, p. 168.

JAS 2011.