Emir independiente de Al-Andalus (Córdoba); hijo de Abd al-Rahman II, reinó entre 852 y 886, durante las revueltas de los mozárabes y de los muladíes. En 854 intervinieron los vascones en un asunto interno del Emirato, en la batalla de Guadalacete. Los toledanos habían pedido ayuda el rey de Galicia y al rey de los Vascones, que acudieron en favor de la gente de la ciudad. Muhammad I avanzaba hacia Toledo apostándose en las márgenes del río Guadalacete, mientras con una parte de sus tropas, avanzaba en dirección a Toledo. Los toledanos y sus aliados salieron de la ciudad al encuentro de Muhammad seguros de la victoria. Astures y vascones cayeron en la trampa lo mismo que los toledanos. El emir fingió una derrota, le siguieron los coaligados y cayeron en la emboscada. Salieron los enemigos de sus escondites infringiéndoles a los cristianos una tremenda derrota. En 860 el emir devasta las tierras de Pamplona, tomando varios castillos y llevándose prisionero al príncipe Fortuño. En 872 salió el emir en persona hacia el Tseguer cercano al Banu Kasi Muza. Después se dirigió contra Pamplona, cuyo territorio atravesó y asoló. Se llevó prisioneros a muchos rebeldes, entre ellos a Mutarrif ibn Muza y a sus tres hijos mayores, los cuales fueron crucificados en Córdoba. Entre 875 y 878 los sucesos internos del Emirato distrajeron a Muhammad I. Muerto el emir en 886, le sucedió su hijo Al-Mundir.