Largometraje español, concebido en pleno franquismo como exponente de un imperialismo político y religioso sentido en aquellos tiempos, 1946, en los que uno de los puntales del cine del Movimiento, Juan de Orduña, evocó la gesta patriótico-religiosa de unos misioneros, Hijos del Corazón de María, en la única colonia española de entonces, la llamada Guinea Española.
Como en otras expediciones y aventuras políticas y religiosas, no estuvieron ausentes los vascos y, también aquí, aparecen personajes como el Padre Urcola, encarnado por Jesús Tordesillas, o D. Cesáreo Urgoiti, interpretado por Juan Espantaleón, dentro de un reparto encabezado por Julio Peña, el Padre Javier que, para rizar el rizo y en plena selva guineana, salva en la hora de la muerte... a su propio padre, un bandido encarnado por Manuel Luna. La fotografía era de Michel Kelber y la música de Juan Quintero.