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LACORZANA

Este bello lugar situado a orillas del Zadorra, monumentalmente hablando se reduce en la actualidad a la bella torre fuerte de cronología tardomedieval que domina todo el caserío. El conjunto fortaleza y palacio fue construido con piedra de sillería y se compone de un torreón propiamente dicho y de un palacio, construido también en sillería y adosado a la primera en los lados sur y este. En la actualidad todo ello se encuentra cercado por un muro almenado con una puerta de arco de medio punto.

La torre, construida en los primeros años del siglo XVI, fue reformada en la primera mitad del siglo XIX, cuando fue propiedad de Santiago Encío Hurtado de Mendoza (M. J. Portilla, 1968: 570/578). La torre, que contaba con cinco plantas, fue rebajada en una y se remato en su parte superior con almenas, pese a que siempre estuvo cubierta con tejado a cuatro aguas. Igualmente en este momento se ampliaron algunos de sus vanos y se modificó el lado sur del torreón y se creo una nueva construcción de una planta. En la actualidad el acceso a la torre se hace a través de un arco abierto en el muro norte del palacio anejo a la torre protegido por el ángulo que ésta forma con el palacio posterior. Este vano es un arco de medio punto ligeramente apuntado y con dovelaje de buena sillería. Sobre la clave, el escudo de los Hurtado de Mendoza de Lacorzana con la banda del apellido, de gules, perfilada en oro sobre campo de sinople y orlado con cadenas. Sobre el escudo se labró una imagen de la Inmaculada Concepción sobre una luna y coronada de estrellas, bajo la cual se encuentra una inscripción en caracteres góticos que dice "dominus custodiat yntroytum tuum et exituum tuum ex hoc nunc et usque in seculum". Esta puerta estaba custodiada por dos grandes matacanes, uno sobre ella y otro en el torreón, haciendo ángulo. La entrada original de la torre, era un arco de medio punto, que hoy se conserva aunque cegado, en el primer piso del lado oeste, que debió de contar con un patín o escalera para acceder a ella, como era habitual en estas construcciones. Son frecuentes en todos sus muros los recuerdos a su carácter defensivo, no solo con los matacanes, sino también con las numerosas saeteras, abiertas hacia el exterior y más estrechas hacia el interior de los muros. Sin embargo, con posterioridad, el conjunto de fortaleza y palacio se ha ido adaptando a sus funciones residenciales, perdiendo las defensivas originales. Junto a la escalera actual, en frente de la puerta de ingreso se halla el escudo de los Encío, un ejemplar barroco, que conserva parte de la policromía y dorado original.

La iglesia de Lacorzana, dedicada a san Martín, y cuya antigüedad hacen notar la portada románica, hoy cegada, y la pila bautismal, conserva su ajuar barroco.

Amaia GALLEGO SÁNCHEZ (2008)