Kontzeptua

La tradición coreográfica del pueblo vasco (1977ko bertsioa)

En el artículo BAILE se hizo la distinción entre baile y danza. En el baile no hay equipo, es el pueblo mismo el que baila. La danza, al contrario siempre dispone de un equipo entrenado, que al danzar lo hace interpretando un cierto tipo de danza espectacular, ritual o no. En el baile se interambian las personas, espectadores y bailarines, y bailan por divertirse. Público y bailarines son intercambiables. En la danza no, pero es que existe otra modalidad que participa de danza y baile como es el aurresku, con la notabilidad de constituir, en parte, un homenaje, individualizado, a la mujer. Habiéndose tratado lo relativo a baile en artículo propio va a tratarse aquí lo relativo a los dos grupos de danzas y bailes-danza que completan el mundo coreográfico. Es de señalar que en los tres tipos se tienen en cuenta especialísimamente el sexo y la edad: bailes de mozos y mozas, bailes de casados, bailes generales, pero siempre entre ciertas edades que vienen a coincidir con las de la pubertad. En las danzas propiamente dichas, por lo general danzan, o sólo hombres o sólo mujeres. Cuando en una danza bailen personas de ambos sexos o se trata del baile propiamente dicho, o la danza en cuestión pertenece al tercer grupo. Esta primera distinción atendiendo a la índole de los protagonistas y a su participación nos lleva a una clasificación real. Y todavía podría señalarse una característica más de diferenciación de la danza con el mero baile. Este no exige vestimenta especial de danzante, sino a lo sumo cierta etiqueta social al uso. Además de los danzantes y del público, tiene especial importancia el tamborilero. Como dice Iztueta, hasta hace poco cada pueblo tenía el suyo. Es el ejecutor de la melodía especial de cada danza y por tanto el más responsable en cuanto a su transmisión histórica y a la fidelidad a las melodías tradicionales. Es él también, en gran parte, el responsable de las variaciones ocurridas en su transmisión de generación en generación. Estos tamborileros conocían las melodías de cada danza, de oído, por tradición y por haberlas visto bailar. Eran meros aficionados cuyos ocios empleaban en el aprendizaje del instrumento y la ejecución de las melodías. El repertorio de cada tamborilero era más pobre o más rico de unos a otros. Iztueta dice que en muriendo uno, o al abandonar su oficio por razón de ancianidad, se presentaban muchos para sustituirle. El que era elegido por el pueblo, como primera diligencia, se presentaba al danzarín más renombrado para aprender las melodías de las danzas más conocidas y el modo de tocar el atabal. Este le enseñaba también a bailar; por esto los antiguos tamborileros eran muy buenos bailarines. Se les contrataba para las fiestas por 20 ó 30 ducados, más la manutención. Los jóvenes acostumbraban pagar una peseta cada uno a los que tocaban en los días festivos del año. Tocaban estos tamborileros no sólo en las plazas públicas, sino también en las tabernas, en las sidrerías y en otros lugares de esparcimiento de jóvenes, hasta que el Alcalde hacía la ronda nocturna. En estos sitios acostumbraban ensayarse, para después en la plaza pública actuar con soltura y elegancia. Si un grupo de jóvenes proyectaba celebrar una romería o ir a las fiestas del pueblo vecino, siempre llevaba consigo al tamborilero del pueblo. En pueblo donde no hubiera tamborilero no se celebraba romería alguna sin que éste la solemnizara. El precioso libro de Iztueta, Guipuzcoa'ko Dantzak, es un arsenal donde estudian a tamborileros y danzaris en su oficio y cada una de las danzas bailadas en Gipuzkoa en su tiempo (s. XVIII). Contó nuestro primer coreógrafo y folklorista hasta 36 clases de bailes vascos con sus respectivas melodías. Son: Gizon-dantza, «Danza de hombres» Gazte-dantza, «Danza de jóvenes» Etxe Andre-dantza, «Danza de la señora de la Casa» Galaien esku-dantza, «Danza de manos, de galanes» Neskatxen esku-dantza, «Danza de manos, de muchachas» Edate-dantza, «Danza de beber» Ezpata-dantza, «Danza de espadas» Brokel-dantza, «Danza de broqueles» Bordon-dantza, «Danza de bordones» Jorrai-dantza,«Danza de la escarda» Azeri-dantza, «Danza del zorro» Bizkai-dantza, «Danza de Vizcaya» Kuarentako erregela, «La regla de cuarenta» San Sebastián Galanzak, «Los galanes» Txantxakak Eun dukatekoa, «La de cien ducados» Betronio txikia, «El pequeño Betronio» Betronio aundia, «El gran Betronio» Azalandere, «Planta de berza» Erregela zarra, «Regla vieja» Eun da bikoa, «La de ciento dos» Amorea, Margaritatxo, «El amor, Margaritina» Erribera, «La Ribera» Punta motz, «Punta chata» Ondarribia aundia, «La gran Fuenterrabía» Ondarribia txikia, «La pequeña Fuenterrabía» Napartxo, «Navarrico» Ormatxulo, «Hoyo de pared» Upelategi, «Bodega» Chipiritona, «Chipiritona» Erreberentzia, «La reverencia» Txakolin, «Chacolin» Mizpirotz, «Níspero» Graziana, «Graciana» Billantzikoa, «La del Villancico».