Pintoreak

Hernández Landazabal, Javier

Con medio centenar de óleos, mayoritariamente de gran formato, prepara en el Centro Cultural Montehermoso de Vitoria, del 18 de febrero al 17 de marzo de 2000, un completo repaso a su trayectoria pictórica desde el año 1985. Se articula la retrospectiva en cuatro grandes series, testimoniando cada uno de estos apartados las inquietudes del pintor a lo largo de los quince años transcurridos.

Así, "Realidades planas" incorpora cuadros confeccionados durante la segunda mitad de los ochenta, con vestigios "pop art", en los que muestra preferencia por encuadres urbanos muy concretos, como fachadas o paredes en estado ruinoso, puertas oxidadas o tablones carcomidos.

Con "Personajes anacrónicos" confronta irónicamente personajes en blanco y negro, o en sepia, extraídos de un mundo decimonónico, a los que agrega elementos actuales: cuadros abstractos, sofás, revistas de decoración, vinilos de cantantes modernos o tubos de óleo, por citar varios ejemplos. Objetos, cosas y enseres con un punto de viveza cromática que resaltan sobre unas efigies, más o menos trasnochadas, con tratamiento casi monocromático.

Dentro de la sección "Meta-artística", con la "Sub-serie Oteiziana", de alguna manera rinde homenaje a la historia del arte, a la cultura contemporánea por extensión. Para ello recurre al tipo de composición "el cuadro dentro del cuadro", con alusiones explícitas a personalidades de la talla de Oteiza, Ibarrola, Warhol, Duchamp o el cantante Leonard Cohen. Añade igualmente, a modo de guiño cómplice, alusiones a los maestros del arte vasco más clásico, como Díaz Olano o Arteta, así como al dibujante Hergé, además de recurrir con cierta pose irónica a la autocita, reproduciendo en estos lienzos algunos trabajos suyos elaborados con anterioridad.

En la cuarta y última serie, a la que bautiza como "Natura urbana", retoma el interés por el artificio, por el juego ficticio, por esa dialéctica siempre presente y, por lo tanto, eterna en el mundo del arte entre la realidad artística y la realidad natural. Realidades que se desarrollan siempre en planos distintos, en diferentes niveles de comprensión, aunque habitualmente sean muchos los que tienden a equiparar ambas realidades, la artística y la que nos ofrece la propia naturaleza; y más si el pintor apuesta para ello por técnicas de representación hiperrealista.

Plantea en estas obras H. Landazabal cargas de profundidad entre la propia contemporaneidad de las cosas y la fugacidad del tiempo. Constituye la serie cuarta una honda y compleja reflexión sobre la casi totalidad de conceptos y campos expresivos que le han ocupado durante toda su trayectoria. Cuestiones y derivaciones entre la verdad objetiva de las cosas y la verdad subjetiva del pintor. Realidades que en todo caso permiten acceder a sus propios horizontes culturales, y por tanto artísticos, más amplios.