Sailkatu gabe

GIPUZKOA (TRABAJO)

El número de explantaciones agrarias, que de algún modo nos permiten conocer a cuántos ascienden los que han hecho de su profesión la agricultura o la ganadería, es según el censo agrario de 1972 de 12.456; pero quizá convenga rebajar un poco esta cifra, pues estudios recientes, aunque de carácter no oficial, sitúan el número de caseríos en explotación en torno a 8.000. De cualquier manera, lo que caracteriza a estas explotaciones es la exigüidad de su tamaño, lo cual supone uno de los aspectos más negativos para su funcionamiento. El 62 % son inferiores a las 10 Has., y de éstos más de la mitad no alcanzan las 5 Has.; entre 10 y 50 Has. hay un 25 % y únicamente el 13 % restante son superiores a las 50. A cada explotación corresponde un promedio de 6,4 parcelas según el censo antes citado. El régimen de tenencia de las tierras presenta un panorama más alentador, si se valora como positivo la vinculación entre propiedad y explotación: más del 85 % de la superficie cultivada es explotada directamente por sus propietarios, llevándose el resto en forma de arrendamientos (12,6 %) o aparcería.

Como se señala en apartados anteriores, los caseríos son explotaciones fundamentalmente ganaderas en los que se siguen sistemas diferentes según especies. Para el vacuno se conocen fórmulas de carácter intensivo, donde se cuida especialmente la selección de las reproductoras, acudiendo con frecuencia a la inseminación artificial, así como el régimen alimenticio que les lleva a utilizar piensos concentrados equilibrados, forrajes ensilados y leches maternizadas para los terneros. Además, el ganado se mantiene parcialmente en modernas instalaciones, pero con máximo de permanencia al aire libre.

También es fácil encontrar fórmulas de carácter extensivo, en los que la selección de raza sigue el criterio del propio ganadero, con pastoreo de carácter extensivo ayudado con heno y cereales simples cuando escasea la hierba natural. Se trata entonces de ganado en libertad o de estabulación parcial, en instalaciones poco apropiadas. El ganado ovino sigue un sistema extensivo en su práctica totalidad, con alimentación basada en pastoreo que combina los pastos de montaña con los del litoral o cercanos al caserío y acudiendo a piensos compuestos o mezcla de cereales para reforzar la dieta alimenticia en los períodos de lactancia. Pero el trabajo del ganadero pocas veces se ve compensado adecuadamente, en unos casos por razones de tipo estructural, y en otros por los precios impuestos al sector, de tal manera que se ha visto obligado a servirse de un empleo externo para poder subsistir, lo cual desemboca en la subexplotación del caserío o, lo que es más frecuente, en una sobrecarga de trabajo para los miembros de la familia si se intenta mantener el mismo nivel de producción.

En cuanto al trabajo industrial también hay que señalar el claro predominio de la mediana y pequeña empresa. Si tomamos como criterio el número de operarios resulta que el título de gran empresa afecta a menos del 2 % de las mismas, es decir, que son muy escasas las empresas industriales con más de 500 operarios, mientras que las de menos de 50 se elevan al 91 %. A resultados similares se llega tomando como base de clasificación las cuotas de licencia fiscal. Quizá el sector menos atomizado sea el químico, seguido del textil, pero en las demás, tanto metalurgia -donde abundan los pequeños talleres- como papel y artes gráficas o construcción predominan las empresas de modestas dimensiones, lo cual es un dato negativo cara a la competitividad que precisa transformaciones profundas. Todavía tiene gran incidencia la empresa de carácter familiar, consecuencia de la importancia que en el proceso de industrialización jugó la iniciativa individual, a partir de capitales modestos.

El empleo industrial se concentra fuertemente en el subsector metalúrgico (53,4 %) que además genera el 54,6 % del producto industrial. La metalurgia básica, con ser importante, queda muy por debajo de los transformados metálidos que engloba la producción de máquina herramienta, electrodomésticos, maquinaria mecánica, material de transporte, cerrajería, etc. A gran distancia de este subsector se alza el de papel y artes gráficas, que participa con un 9 % del producto industrial pero con sólo el 6,3 % del empleo. Químicas y construcción generan un 8,7 y 8,9 % del producto respectivamente, pero mientras esta última cubre el 14,5 % del empleo, el subsector químico se reduce al 6,8 %. Finalmente habrá de consignarse los subsectores alimentación y madera que aportando algo más del 5 % del empleo en cada caso generan el 5 y el 3,7 % del producto industrial respectivamente. En conclusión, pues, preeminencia indiscutible de la metalurgia a nivel provincial, sin olvidar la importancia relativa del papel, construcción y químicas.