Biografiak

GANIX

Célebre contrabandista laburdino del siglo XIX. Su nombre completo fue Ganix (Jean) Anchordoqui. Pocos datos fidedignos pueden acumularse sobre su persona salvo el hecho de haber acudido a él el vizconde de Belzunce, Charles-Louis Philippe -gentilhombre erudito, vascófilo destacado- para encomendarle el paso de la princesa de Beira a la zona de ocupación carlista esquivando la línea aduanera francesa. Esta hazaña, que le hiciera famoso, acaeció en octubre de 1838. La princesa, junto con el conde de Montemolín y su camarera Pilar de Arce, pernoctó en el castillo que los Belzunce tenían en Méharin (Baja Navarra) siendo conducida a la casa de Ganix en Macaya (Laburdi) para atravesar, el día 17, los montes de Bidarray y llegar a Elizondo donde esperaba a los pasantes el Auditor de Rota que los condujo a Azkoitia. La leyenda -véase Francisque- Michel: Le romancero du Pays Basque (París, 1867)- y la historiografía carlista y romántica han adornado este episodio de un ropaje romántico muy de la época, dotando al contrabandista de una extraordinaria fuerza, a la naturaleza de peligros más alpinos, que pirenaicos y a la princesa de gran belleza y fragilidad. Las hazañas de este viejo contrabandista no debieron de proporcionarle muchas rentas ya que tuvo que acudir, a mediados de los sesenta, al despacho del notario Dasconaguerre, en Labastida, a fin de hipotecar su casa. Dasconaguerre, notable de la zona, simpatizante legitimista, ve en la vida de este anciano un tema apropiado para un relato exótico y novedoso. En 1867 publica Les Echos du pas de Roland (París) en el que a la intriga se une una descripción sacralizada de un viejo país vasco monárquico y clerical. Ganix aparece como el jefe respetado de una banda de contrabandistas y habría perdonado la vida a un aduanero que le hiriera gravemente. Llevado a los tribunales, habría resultado absuelto, y además nunca habría disparado un tiro. El gancho comercial inicial "traduit du basque" se convierte en realidad tres años después con Atheka gaitzeko oihartzunak. R. Bermingham lo traduce al castellano en 1867 y en 1872 -¡vísperas de la segunda carlistada!- aparece la versión castellana, obra del canónigo Vicente Manterola: Un drama en la frontera. Su memoria se reaviva luego con una pastoral. El conde de Rodezno le dedica parte de su La princesa de Beira y los hijos de D. Carlos (Madrid, 1928), Jaime del Burgo su La princesa de Beira y el viaje de Custine (Pamplona, 1946) y Henry Pannel traza su novela costumbrista Ganich de Macaye. Gentilhomme basque (Paris, 1946). Finalmente Atheka... vuelve a ser editado en 1970 con una traducción al castellano nueva, debida a Rodolfo Bozas Urrutia. El legendario contrabandista utilizado por los servicios carlistas cede paso, al extinguirse el carlismo en la segunda mitad del siglo XX, a la imagen intemporal del hombre de la montaña al que un azar político -la frontera- convierte en delincuente y héroe al mismo tiempo.

Idoia ESTORNÉS ZUBIZARRETA.