Aunque no se haya resaltado en la historia literaria con suficiencia, se puede decir con toda propiedad que la escritora bilbaína Ángela Figuera Aymerich (1902-1984) tuvo una función determinante en el comportamiento y actitud de Pablo Neruda para con los intelectuales del interior, que bien habían surgido, por edad, tras la guerra civil española de 1936-39, o bien habían superado ésta, ya como vencedores o vencidos.
Son dos los momentos históricos fundamentales -relacionados entre sí- de esa función mediadora de la escritora vasca:
1) Cuando logra que Neruda recupere el diálogo -interrumpido tras la guerra civil en 1939- con los escritores del interior, y escriba su "Carta a los poetas españoles" (París, 1957).
2) Cuando, con su libro Belleza cruel y su correspondencia, convence a León Felipe para que cambie su actitud y la consideración de los poetas del interior y les "devuelva" el salmo y la canción que se llevó al exilio (México, 1958).