Kontzejuak

ELIA

En el reducido caserío de Elía quedan todavía construcciones góticas del tipo de fachada rectangular, con maineles en distintos estados de conservación. Destaca un gran inmueble situado a la entrada del pueblo construido en sillarejo de dimensiones alargadas con dos niveles de altura y una portada abierta en un lateral con un arco de medio punto con el anagrama de Cristo en la clave y el resto de los vanos adintelados. Otro inmueble presenta también un gran bloque horizontal con dos cuerpos en sillarejo. En el centro del primer cuerpo se abre un arco de medio punto rehecho de ladrillo y en el resto de la fachada se abren ventanas rectas. En los extremos de la planta baja se conservan dos saeteras.

En el término de Elía se encontraban dos ermitas, la de San Julián desaparecida a mediados del siglo XIX y la de la Aparición de San Miguel, actual iglesia de Amocain.

En un pequeño alto se sitúa la parroquia de la Asunción que sigue tanto en planta como en alzado modelos medievales de iglesias rurales del siglo XIII, aunque consta que durante los años 1555-1558 se llevaron a cabo algunas reformas. Presenta nave rectangular con cuatros tramos desiguales incluida la cabecera recta. Por el lado del Evangelio en el tramo que precede al presbiterio se adosa una capilla rectangular a la que se accede por medio de un arco de medio punto. Toda la iglesia se cubre con bóveda de cañón muy irregular, ya que los fajones varían desde ser de medio punto hasta apuntarse ligeramente. Como soportes actúan unas ménsulas bilobuladas unidas por una cornisa lisa. El coro de madera se levanta a los pies. Toda la pintura interior es moderna, de principios del siglo XX, e imita el despiece de los sillares y simula óvalos y rosetas.

La iglesia cuenta con dos sacristías, una vieja de planta trapezoidal y cubierta de cañón adosada a la cabecera por el lado del Evangelio y la nueva de planta cuadrada y techumbre plana yuxtapuesta al muro frontal de la cabecera.

Al exterior se presenta como un compacto bloque de sillar pequeño reforzado con contrafuertes. La puerta de entrada se abre con un simple medio punto protegida por un pórtico adintelado. La torre de cuerpo prismático y arco de medio punto para las campanas se levanta a los pies, sobre la nave.

En el sotocoro se encuentra la pila bautismal con base circular y fuste estriado. La taza presenta la subcopa semiesférica y copa cilíndrica, separadas ambas por una moldura baquetonada.

El retablo mayor presenta una arquitectura rococó tardía trasformada y repintada en el siglo XIX. La talla de la Asunción es contemporánea del retablo con ampulosos y complicados trajes ocupando la hornacina central. El Crucificado del ático presenta una potente anatomía está fechado en el siglo XVI. El resto de la escultura del retablo es moderna.

El retablo de la Virgen del Rosario, situado en el lado del Evangelio, es de traza tardo-manierista y está fechado a mediados del siglo XVII, con una arquitectura comedida. La decoración es escasa pero presenta la propia del momento con un tratamiento amplio de la hojarasca. El sagrario y una talla de la Virgen del Rosario envuelta en un amplio manto de pliegues acartonados siguen presentes en el retablo.

Destacan también varias tallas de madera como las de San Tirso y la de San Juan Bautista barrocas del siglo XVII conservadas en la iglesia, y dos Crucificados barrocos, una Virgen del Rosario de estilo barroco popular y otra de San Julián procedente de la ermita de dicho nombre conservadas en las dependencias de la sacristía.

Son también dignas de mencionar varias piezas de orfebrería. Entre ellas se encuentran un cáliz de plata fechado en la primera mitad del siglo XVII con estructura purista y lisa.

La cruz parroquial de plata presenta una traza propia de finales del siglo XVI, renacentista. El lenguaje decorativo es propio del manierismo con costillas y artesones en el nudo y una serie de perillones y pirámides que realzan el perfil de la cruz, además de motivos de cartelas, óvalos, querubines localizado todo ello en los ensanches de los brazos. La iconografía se emplaza en los extremos de los brazos con relieves de santos y Padres de la iglesia presididos por un hermoso Crucificado de torso potente y rasgos expresivistas. Aunque la autoría de la pieza no se conoce tanto por la traza como por la labor de cincel manifiesta la labor de un platero de indudable calidad, seguramente del taller de Pamplona no lejano, por su estilo, al de Velázquez de Medrano.

Carmina RIUS SALETA