Kontzejuak

ELCARTE

Urbanismo y construcciones civiles

Se trata de una pequeña aldea tradicional de la comarca de Pamplona, a la que todavía no ha llegado el imparable impulso constructivo de la capital, y que por lo tanto presenta un aspecto cercano al que debieron tener otros lugares del entorno como Berriozar, Berriosuso o Aizóain antes de sus importantes transformaciones. No queda, en cambio, rastro alguno que permita identificar el antiguo palacio de cabo de armería del lugar. Su casco urbano se sitúa en una calle alargada, en la que las casas se levantan algo dispersas, y con la iglesia algo apartada, junto a uno de sus extremos. Abre la calle un edificio arruinado a día de hoy, al que siguen varios inmuebles que se alinean para formar la calle. Predominan los inmuebles con dos alturas y desarrollo longitudinal, con vanos rectos que en algún caso son medios puntos para los accesos. A un lado dejamos una construcción situada en un leve promontorio, con planta rectangular alargada, tres alturas y tejado a doble vertiente. Los muros van enlucidos, los vanos son rectos salvo el arco rebajado de la puerta, y luce una balconada de madera en lo alto.

Como en otros pueblos de la zona, no falta alguna casa que recuerda ya a los modelos que veremos en los valles de Sakana y Arakil. En este caso se trata de un edificio exento, de planta rectangular, con tres alturas más ático. Uno de los muros se prolonga formando un contrafuerte que protege a la fachada de los elementos. Las paredes van enlucidas, con cadenas de sillar en esquinas y enmarques, y los vanos son rectos, aunque la puerta es un medio punto.

En el extremo opuesto de esta calle se levantan dos casas arregladas. La primera de ellas es un bloque horizontal de dos alturas más ático, con los muros sin enlucir, ventanas rectas y puerta de medio punto. Recibe el nombre de "Miguelañena". La casa que cierra el núcleo, llamada "Usikoenea", es un edificio de planta rectangular, tres alturas y amplio tejado a doble vertiente. En su reciente remodelación se ha conservado el enlucido en alto, con cadenas de sillar en esquinas y enmarques, mientras que el primer piso muestra mampostería menuda. Los vanos son modernos, amplios y abundantes, y se adornan con sendas balconadas.

Ermitas

Pérez Ollo cita la ermita de la Santa Cruz. Igual de Soria la visitó en el año 1796, disponiendo algunas reparaciones. Posteriormente, en el año 1810, un destacamento de franceses, que fue sorprendido por el guerrillero navarro Espoz y Mina, se refugió en ella. Hoy en día no queda rastro del edificio.

Parroquia de la Purificación de Nuestra Señora

Como en otros casos del entorno, el origen de esta iglesia es medieval, muy probablemente del siglo XIII, aunque las intensas reformas llevadas a cabo en la fábrica han alterado profundamente su fisonomía. La planta es de una sola nave, con cuatro tramos muy semejantes y de los cuales el último hace las veces de cabecera, rematada en testero recto. La sacristía se adosa al lado de la Epístola, a la altura de la cabecera, y por el mismo lado se abre además el acceso al templo, que va cobijado por un pórtico. Al tramo que precede al presbiterio se abren además sendas capillas, a modo de transepto embrionario, de la cuales la que se encuentra en el muro del Evangelio da paso a la escalera de acceso al coro y a la torre.

Los muros son de sillería, y se perforan por dos ventanas modernas, de perfil recto, que se abren en los tramos segundo y cuarto, o sea en la cabecera, en ambos casos por el lado meridional. A los pies de la nave se eleva un coro de madera.

Originariamente la nave se cubría con una bóveda de cañón apuntado, de las cuales sólo ha sobrevivido la del tramo de los pies, pues sostiene la torre que se eleva encima. El resto de la nave lleva bóveda de crucería con terceletes. Los tramos se separan con arcos fajones de perfil apuntado, resto también el templo original. Los nervios de las bóvedas de crucería apean sobre ménsulas encastradas en el muro. Los brazos del transepto reciben sendos tramos de bóveda de cañón, mientras que la sacristía se cubre con un único tramo de bóveda de arista.

Al exterior, la torre se levanta sobre el primer tramo de la nave, como se ha dicho más arriba. Se trata de un fuste prismático muy simple, con una saetera que presenta un ensanchamiento para el uso de armas de fuego, así como los huecos para las campanas y un tejado simple a cuatro vertientes. También hemos mencionado el pórtico, que es de piedra, con dos arcos de medio punto que apean sobre un pilar central de sección cuadrada. Puede datarse como del siglo XVIII. La portada consta de un arco apuntado compuesto por tres arquivoltas que salvan el derrame del muro. Apean sobre pies derechos sin decoración, y llevan además un guardalluvias exterior que luce una cenefa de dientes de sierra. En lo alto preside un crismón trinitario.

En el interior, el retablo mayor es una obra del barroco temprano, datable como de la primera mitad del siglo XVII. La traza consta de banco, dos cuerpos de tres calles y ático. La arquitectura se organiza mediante columnas corintias, que van pareadas al centro, aletones en el ático y frontón curvo en el remate. En cuanto a la escultura, en el primer piso hay relieves dedicados a la Adoración de los Pastores y la Adoración de los Magos, y en el segundo piso la Presentación de Jesús en el Templo, la Anunciación, faltando la imagen titular, al parecer trasladada a alguna casa. En el ático, como suele ser habitual, hay una representación en bulto del Calvario. El sagrario es contemporáneo del retablo.

En el muro de la Epístola y dentro de la capilla lateral de este lado, hay un retablito dedicado a San Juan Bautista, barroco del XVII. Lleva banco, un único cuerpo y un remate mixtilíneo. La imagen titular se custodia en el Museo Diocesano de Pamplona. En el sotocoro encontramos, por otra parte, una pila bautismal medieval, compuesta por un fuste ochavado y taza semiesférica gallonada.

Joseba ASIRON SAEZ (2008)