Abeslariak

Eguileor, Duguen

Tenor. Nació en Bilbao, el 26 de agosto de 1877. Murió en Buenos Aires, el 6 de junio de 1952.

A Eguileor le impusieron en la pila bautismal el nombre de Diógenes por su tío Diógenes de Orueta, pero siempre le llamaron Duguen. Durante los veinte primeros años de su vida, no hubo el menor atisbo de que albergase una excepcional personalidad artística. Hijo del horticultor Juan Cruz de Eguileor, estudió Bachillerato, la carrera de Perito Agrónomo y, para cursar la de Ingeniero Industrial, una vez que hizo el preparatorio en la Universidad de Deusto, se trasladó a Barcelona. En esta capital mostró su bella voz de tenor al ingresar en el Orfeón Vasco, cuyo director le aconsejó estudiase canto y para ello marchó a Milán.

En 1905 debutó en el Liceo barcelonés con Lohengrin, que sería una de sus más perfectas creaciones. Con esta ópera se presentó en Bilbao, la alternó con Mefistófeles, logrando siempre grandes ovaciones. Cuando llevaba unos seis días trabajando, un diario bilbaíno aseveró: "Eguileor muestra algún cansancio"; aquella noche representaba Mefistófeles ; solía repetir el Epílogo; para desmentir el aserto lo cantó tres veces. Durante una serie de actuaciones de Eguileor en el Coliseo Albia, de la capital de Bizkaia, interpretó Aida, Tosca, Rigoletto. Andrea Chenier y La Favorita.

Obtuvo un triunfo rotundo con el Spiritu gentil, cuya versión muchos oyentes sólo la encontraron comparable a la de Gayarre, y añadían que sería difícil la mejorase otro tenor. En Milán, con Lohengrin, empezaron sus éxitos en los teatros de ópera europeos; en Roma cantó Caballería rusticana ; en Ferrara, Rigoletto, seis veces seguidas; en Piacenza, Novara y Padova, diversas obras durante tres temporadas consecutivas; en 1913, en La Fenice, de Venecia, con motivo de estar anclada la escuadra alemana representó dos Lohengrin y en 1917, en plena guerra europea actuó en Corfú tres meses, semanas completas por la noche y además el domingo por la tarde, haciendo alarde de su gran fortaleza física. Cuando no figuraba en carteles no acudía público al teatro. Le hicieron una espléndida función de despedida y un abonado le regaló una valiosa sortija con un camafeo magnífico.

En la Opera de París representó dos veces Aida, y en Niza dio versiones tan cuidadas de Tosca, La Traviata y Lucia, que en un periódico le llamaron "Príncipe del canto". Eguileor tuvo voz extensa, amplia de volumen y timbrada como pocas; cantaba con facilidad, sin esfuerzo alguno atacaba las notas más agudas y vocalizaba de manera asombrosa. Se deduce que fue un extraordinario maestro, por lo que pudo cantar hasta el fin de su existencia, setenta y cinco años. A edad avanzada una soprano, admirada de sus facultades le preguntó: ¿Qué voz tenía a los treinta años? -La misma, sólo que ahora canto con más técnica -contestó Eguileor, diciendo verdad. Se negó a dar clases de canto, él, que tan profundamente conocía la voz; pero escribió unas excelentes ideas sobre su emisión. Hacia 1940 fue a domiciliarse en Buenos Aires; como dominaba el género de Lied, alternando con romanzas de ópera desarrolló numerosos conciertos en la Argentina; recordaba mucho a su tierra vasca y se complacía en difundir su música, programando la romanza de Joshe Mari, de Mendi-Mendiyan, de Usandizaga, Oñatez, de Donostia y Oyés, de Garbizu, entre otras páginas de compositores vascos.