Bertsolariak

Barandiaran Sarasola, Bixente

Escritor en euskera, nacido en el barrio Urkia de Itsasondo (Gipuzkoa) el 24 de enero de 1917. Falleció en Donostia el 1 de octubre de 2003.

Se ha ganado la vida como agricultor y ganadero. Buena parte de su vida la ha pasado en el caserío Garbera del barrio de Altza en San Sebastián.

Ha publicado varios libros, todos en la colección Auspoa. Primeramente, dos recopilaciones de artículos en tono de memorias: Zartu gabe ezin bizi (1990) y Lanik gabe ezin bizi (1995). Luego, otro libro también en prosa con dos partes, una sobre los tratos de compraventa de animales y las ferias en general; y la otra acerca de los tratos entre familias de cara al matrimonio; la primera parte, en base a datos siempre reales, la segunda con una mezcla de fantasía y realidad; se tituló Tratabideak (1999). En la década de los 80 publicó bastantes artículos de sobre vivencias en "El Diario Vasco". Es muy aficionado al bertsolarismo y también ha cantado bertsos improvisados en ambientes informales, como las reuniones de familia y amigos.

Kontuz Ibili Bearra

Beste gertaera au ere aitatu nai det. Bei bat palta etxean. Ikasi nuan zun zegoan saltzeko: Errenteriko baserri batean. Gure auzoko tratante bat zegoen tartean sartua. Galdetu nion ea egia al zan baserri ortan ganaduak saltzeko zeudela, eta:

-Bai, gizona. Merke emango nizuke; baiñan diru asko daude zorretan neri, eta an ez dago dirurik. Nik ere nerea oiekin atera nai det.

Banekien nola zebillen: pameli ura lurpean sartuta zeukan, ikusten zanez. Nagusia gizarajo xamarra zan, eta besteak alakoak nai. Bei bat palta zutenean, ari esan ekartzeko. Arek besterik etzuan nai. Ekarriko zien bei ona, baiña tranpa asmatua zeukan. Berari kostatakoa ta beste mila duro geiago esan.

Hay que andar con tiento

También quiero contaros este sucedido. Necesitábamos una vaca en casa. Me enteré de dónde había una en venta: en un caserío de Errenteria. Estaba de por medio un tratante de nuestro barrio. Le pregunté si era cierto que en ese caserío tenían ganado en venta y me dijo:

- Sí hombre. Te daría una vaca a buen precio, pero allí me deben mucho dinero y no tienen un duro. Yo también debo ganar algo a cuenta de ellos.

Yo ya sabía cómo andaba esa familia: por los suelos, era evidente. El padre de familia era algo estúpido, y al tratante le convenía gente así. Cuando les faltaba alguna vaca recurrían a él, y el tratante qué mas quería. Les traería una vaca buena, pero con trampa incluida. Les decía que costaba mil duros más de lo que él había pagado".

(Tratabideak, Edit. Sendoa, 1999)