Personaje del siglo XVI que figuró en la órbita del primer obispo de Méjico. Era pariente y paisano de Fray Juan de Zumárraga y fue a Nueva España (México) en 1538, en la famosa expedición de Pedro de Alvarado. Era hijo de Ochoa Ruíz de Aranguren y de María de Anayo, vecinos de Lekeitio. Avecindado en la ciudad de México, después de la muerte de Alvarado, se dedicó al comercio con gran éxito. "Era hombre muy rico, mercader de grandes tratos y bien provisto de dinero en efectivo". Profesaba cordial afecto al prelado, de quien fue mayordomo los tres últimos años de su vida, sirviéndole con gran celo y desinterés. Zumárraga solía decir que no tenía sosiego "hasta que Aranguren se encargó de su casa y negocios". En efecto, la bolsa de Aranguren estaba siempre abierta sosteniendo la inagotable caridad del Obispo: le hizo varios préstamos que nunca fueron devueltos, pues los ingresos de obispado no eran ni mucho menos extraordinarios. A la muerte de Fray Juan fue su albacea y cumplió con todos los requisitos señalados en el testamento, añadiendo su dinero para que alcanzara a cumplirse la voluntad de su ilustre paisano. Fue también contador del Santo Oficio y regidor de la ciudad de México. Ref. Vicente Lascurain.