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ANDRA MARI

La iglesia de Santa María es el núcleo inicial del poblamiento a partir del cual se originó la anteiglesia de Getxo. Como todos los templos originarios alterna reformas en diferentes épocas que dan como resultado un edificio ecléctico en el cual resaltan sobre manera los pocos vestigios románicos que conserva de lo que fue su predecesora. De este primer proceso constructivo fechable por su tipología en la segunda mitad del siglo XII apenas quedan unos pocos restos reutilizados: un capitel con decoración vegetal en la sacristía, una saetera de medio punto en el muro del evangelio y una ventana también de medio punto rehecha con capiteles decorados alternando motivos vegetales y animales. Las posteriores reformas han dado como resultado un templo de cruz latina, nave única y cuatro tramos con crucero ligeramente marcado en planta, mampostería salvo en vanos y esquinales, torre a los pies y sacristía adosada a su testero. El templo actual se debe a la reforma comenzada en 1737 y como resultado de ésta el interior quedó abovedado en medio punto sobre pilastras toscanas con iluminación por lunetos. Sigue el esquema típico de los templos rurales de este período, con contrafuertes prismáticos al exterior fajando cada tramo de la nave. La torre es de sillería, con dos cuerpos bien definidos, el primero con vanos de medio punto funciona como pórtico mientras que su superior alberga campanas en arcos semicirculares y queda culminado con cúpula de media naranja y pináculo. Las luces de la nave están en el muro del mediodía y son adinteladas, excepción hecha de las románicas, al igual que los ingresos enfrentados junto al crucero enmarcados en sendos pórticos de madera. Dentro del arte mueble destacar únicamente una Andra Mari policromada de estilo flamenco y cadencia gótico-renacentista.

El cementerio tiene una importancia destacada entre la arquitectura funeraria vasca y es fiel reflejo de la importancia que en vida tuvieron muchas de las familias del municipio. Dividido en un amplio jardín tras la entrada, con capilla al fondo con aire historicista, y una zona trasera dedicada a nichos, es la primera parte la que alberga cantidad de sepulcros de bellísima factura realizados durante el apogeo getxotarra de fines del siglo XIX y principio del XX. Así destacan obras como el panteón de la familia Basagoti, excepcional ejemplo del neogótico vinculado a la arquitectura funeraria, la capilla de Galdiz y Ormaechea construida hacia 1920 y sumamente ecléctica con clara influencia egipcia, o los diferentes trabajos escultóricos de artistas de renombre tales como Miguel García de Salazar, Francisco Durrio, Aurelio Arteta, etc.

La ermita del Ángel de la Guarda se encuentra muy cerca de la iglesia de Santa María y es de tipo humilladero, con entrada en amplio arco de medio punto cerrado por rejería de madera, cubierta a dos aguas, rectangular, un vano en dintel y cabecera poligonal. Posee dos imágenes de la Virgen del Rosario y el Ángel de la Guarda. En el altar tiene la fecha de 1649, posible año de su construcción. Santa Columba de Rotaeche es rectangular, con tejado a cuatro vertientes, entrada de rejería de madera enmarcada en pórtico, un vano en dintel y mampuesto salvo esquinas que son de sillería. Tiene espadaña de un vano con cruz. Alberga imagen de la patrona y el edificio dataría del siglo XVI.

Como barrio de carácter agrícola y algo alejado de los grandes núcleos urbanos del municipio Andra Mari ha conservado todos los ejemplares de vivienda rural que perduran en Getxo, aunque su número es escaso y de importancia relativa. El más destacado es el caserío Murua, de mediados del siglo XVI y estructura de postes, uno de los ejemplares más importantes de esta tipología en la zona. De mampostería y ladrillo, tiene espolones de sillería en sus extremos, está cubierto a dos aguas y la cuadra en su parte zaguera es de época posterior, siglo XIX. El soportal adintelado mediante la viga maestra y sobre pie de madera articula una fachada simétrica, dividida en tres crujías y en la que queda al exterior el entramado de madera que lo sustenta. Tiene decoración labrada en los jabalcones del alero, con motivos geométricos tales como puntas de diamante, rollos, tramas vegetales, etc. Mantienen esta estructura básica el resto de ejemplares reseñables: Barrenetxea, Villaverde Goikoa, Arteaga, Diliz, Tosu, Tosutxu o Iberretzune, todos en transito entre los siglos XVI y XVII. Villaverde posee en sus espolones unas molduras clásicas que permiten concretar su datación en el siglo XVII. También del XVII es el Batzoki de Andra Mari, caserío peculiar por su soportal lateralizado. De estructura lígnea vista y cubierto a cuatro vertientes, su planta es alargada y sus partes más destacadas se trabajan en sillería, mientras que en la fachada principal se cierran en ladrillo los pisos superiores, con balconada en el central. Destacan las ménsulas molduradas de sus esquinales.

Manu CASTAÑO GARCÍA (2006)