Sacerdote vizcaíno, nacido en 1838 en Mallabia, emigrado a Uruguay y Argentina. Tras finalizar sus estudios en el seminario de Aguirre de Vitoria, fue ordenado en 1862 en la misma ciudad. Durante seis años ejerció una coadjutoría en Cenzarruza (Ziortza, Markina-Xemein) hasta que cesó en octubre de 1868, solicitando permiso para marchar a la República Argentina, muy posiblemente huyendo de la nueva situación política española tras la victoria de la revolución que destronó a Isabel II.
Sin embargo, su primer destino fue el otro país del Río de la Plata, Uruguay. Actuó hasta diciembre de 1869 como teniente cura en la parroquia de Canelones; paso entonces a la otra ribera del Paraná, y en marzo de 1870 recibió el nombramiento de párroco en Bella Vista (Corrientes), y en 1873 en la parroquia de San Antonio de Padua, en Concordia (Entre Ríos).
Volvió entonces a Uruguay, a mediados de 1878, ocupando un puesto auxiliar en la parroquia de Salto, donde era cura párroco su compatriota el sacerdote vizcaíno Pedro García de Salazar, exiliado carlista. Pasó nuevamente en 1882 el Río de la Plata, recibiendo del arzobispo de Buenos Aires el curato de la parroquia de Tigre (Buenos Aires), cargo que ocupó hasta abril de 1886. Se dirigió entonces hacia otras diócesis del interior argentino, y desde 1889 aparece como vicepárroco en la iglesia matriz (Nuestra Sra. de Loreto) de la ciudad de Mendoza, así como capellán del Hospital Provincial y del convento de monjas de Rivadavia. También en la diócesis cuyana, fue cura vicario en Concepción (San Juan: 1896-1896). Pasó luego a otros destinos en la provincia de La Rioja (Argentina), donde falleció en enero de 1900.
Óscar ÁLVAREZ GILA
Profesor de Historia de América. U.P.V.-E.H.Unibertsitatea
Sin embargo, su primer destino fue el otro país del Río de la Plata, Uruguay. Actuó hasta diciembre de 1869 como teniente cura en la parroquia de Canelones; paso entonces a la otra ribera del Paraná, y en marzo de 1870 recibió el nombramiento de párroco en Bella Vista (Corrientes), y en 1873 en la parroquia de San Antonio de Padua, en Concordia (Entre Ríos).
Volvió entonces a Uruguay, a mediados de 1878, ocupando un puesto auxiliar en la parroquia de Salto, donde era cura párroco su compatriota el sacerdote vizcaíno Pedro García de Salazar, exiliado carlista. Pasó nuevamente en 1882 el Río de la Plata, recibiendo del arzobispo de Buenos Aires el curato de la parroquia de Tigre (Buenos Aires), cargo que ocupó hasta abril de 1886. Se dirigió entonces hacia otras diócesis del interior argentino, y desde 1889 aparece como vicepárroco en la iglesia matriz (Nuestra Sra. de Loreto) de la ciudad de Mendoza, así como capellán del Hospital Provincial y del convento de monjas de Rivadavia. También en la diócesis cuyana, fue cura vicario en Concepción (San Juan: 1896-1896). Pasó luego a otros destinos en la provincia de La Rioja (Argentina), donde falleció en enero de 1900.
Óscar ÁLVAREZ GILA
Profesor de Historia de América. U.P.V.-E.H.Unibertsitatea