La naturaleza del Vínculo permaneció invariable durante sus 300 años de existencia (1527-1835). Las sucesivas reformas fortalecieron al Vínculo como organismo vivo en desarrollo. De esta manera, el R. D. del 11 de diciembre de 1664, confirmado por la R.C. del 10 de febrero de 1665, prohibía las intromisiones del Virrey y Consejo al confirmar el monopolio municipal absoluto sobre el Vínculo. En base a ello y a las leyes del Reino, las disposiciones borbónicas dictadas para toda la Monaquía peninsular, según las cuales el naciente Estado moderno debía de intervenir en los Vínculos municipales, no se aplicaron al Vínculo de Pamplona como tampoco a los de Navarra. Dicha R. C. también confirmó la decisión municipal de crear una Junta de gobierno del Vínculo y originó la figura del juez conservador elegido por el Virrey. De 1714 a 1719 (temporal) y en 1764 (definitivo), el Ayuntamiento acordó no contratar a los horneros particulares para amasar y cocer el pan del Vínculo, sino construir sus propios hornos al efecto por carecer de ellos hasta entonces. Ello se debió a los continuos fraudes, principal problema del Vínculo, cometidos por los horneros. El 24 de enero de 1772 las funciones del vinculero se disgregan debido al considerable trabajo y responsabilidad exigido: el vinculero se encargará de la compra, custodia y control del trigo, y un tesorero de los pagos y depositaría del dinero.