Léxico

POESÍA

Introducción. La especial situación geográfica de Euskal Herria como su peculiar desarrollo histórico condicionan la expresión lingüística de sus moradores y, como derivación lógica, la naturaleza y forma de sus manifestaciones literarias. Euskal Herria, un pequeño país entre dos colosos culturales y políticos se encuentra desde temprana edad tan marcado por las influencias de España y Francia que es imposible estudiar sus manifestaciones culturales sin tener en cuenta la presencia, más o menos velada según zonas y más o menos penetrante según períodos, de las formas de pensamiento y vida de sus vecinos geográficos. Incluso, es lugar de choque y límite divisorio entre las pretensiones políticas y culturales de las dos grandes potencias meridionales europeas. Cataluña en la zona este y Euskal Herria en la parte oeste de los Pirineos conforman situaciones parejas de confrontación político-militar durante muchos siglos y de enfrentamiento lingüístico desde siempre.

La historia y la cultura del País Vasco se hallan marcadas y delineadas por las historias y las culturas de España y de Francia. El hecho de la dependencia cultural hacía sus convecinos geográficos favorece una situación de claro plurilingüismo, en donde la lengua autóctona convive con las dos lenguas implantadas en un estado de bilingüismo doble: euskera-francés en la zona norte y euskera-castellano en la Zona sur. Este estado de doble bilingüismo determina la coexistencia de tres lenguas y tres culturas diferentes en el reducido espacio geográfico de Euskal Herria. Sin entrar en la controversia ya tradicional de cuál o quiénes representan la auténtica cultura de este país y si con razón o sin razón se puede llamar cultura propia la de aquellos vascos que asumen formas de pensamiento y de expresión en las otras dos lenguas, sino remitiéndonos exclusivamente a la realidad social y humana de este país, se llega a la conclusión de una coexistencia más o menos aceptada de tres literaturas como expresión de las tres lenguas-culturas existentes. Hoy en día es imposible o por lo menos desafortunado renunciar a cualquiera de estas manifestaciones culturales, ya que las tres culturas en cuanto coexistentes y operativas en esta tierra forman parte connatural del acervo cultural de la misma. Según circunstancias históricas o motivaciones personales, los vascos se han expresado en una de las tres lenguas señaladas y sólo en la actualidad se empieza a generalizar un auténtico bilingüismo de creación.

Teniendo en cuenta la presencia de esta triple cultura, la presente exposición por simples razones de metodología y de distribución de trabajo se reduce al área exclusiva de la poesía vasca escrita en castellano y en francés o bien a la poesía francesa o castellana escrita por poetas vascos. Euskal Herria antes y después de entrar en las esferas de poder de las dos grandes potencias vecinas, fue hasta el momento de los inicios de la industrialización, segunda mitad del s. XIX, un país pobre en recursos primarios y geográficamente alejado de los centros de decisión. Pudo llevar, de esta manera, una existencia diaria más o menos al margen de la dinámica política de las metrópolis respectivas, favorecida por el carácter periférico de su situación geográfica. Únicamente el valor altamente estratégico en las guerras de hegemonía europea junto a las luchas internas de intereses religiosos o políticos rompieron con el estado de indiferencia tradicional que mantenían los dirigentes bien franceses o bien españoles hacia este pequeño país. En esta situación de autonomía diaria, con una presencia cada vez más fuerte de las culturas vecinas en los lugares de contacto, pero claramente diferenciadas en el interior debido a la separación que creaba la propia orografía del lugar y al poco interés que despertaba la pobreza de su suelo, tuvieron que desarrollarse las tres culturas propias, relacionadas entre sí por el sentido popular y el carácter agrícola-naturalista de sus manifestaciones literarias.

En este contexto, tuvo que darse una rica literatura oral, tanto en la parte euskaldun como en la erdeldun, romancero o bertsolarismo respectivamente, relacionada íntimamente con la música y la canción. A pesar de lo que afirman ciertos autores, las manifestaciones literario-poéticas de escritores vascos en lengua castellana o francesa hasta mediados del s. XIX es realmente escasa. En primer lugar, no existen propiamente testimonios escritos publicados en el país. Aquellos escritos-poemarios redactados por vascos bien en castellano o en francés se publican por lo general en centros importantes pertenecientes al área geográfica de la lengua en que se escribe. En segundo lugar, estas obras literario-poéticas no reflejan la cultura o idiosincrasia del país de origen del escritor sino las constantes ideológicas donde estos escritores se mueven y desarrollan propiamente su actividad. Se puede afirmar con plena rotundidad que son obras poéticas escritas por literatos vascos en castellano o en francés que reflejan estados de conciencia y de pensamiento propios de la cultura española o francesa. En tercer lugar, estas obras no responden a una periodización literaria sino que aparecen de forma esporádica y con carácter intermitente, enriqueciendo de esta manera y en unión con otros escritores de la zona española o francesa el rico acervo poético de sus literaturas respectivas. En cuarto lugar, es necesario mencionar el número más bien reducido de poetas vascos en las dos lenguas mencionadas en este primer momento histórico. Frente al carácter esporádico y puntual de estos poetas vascos hasta mediados del s. XIX, a partir de este momento se verifica como una especie de eclosión de escritores que irrumpen en todas las manifestaciones literarias, copando de forma periódica y sistemática los lugares cimeros de la cultura y de las literaturas de ambos países, rebasando incluso las áreas de influencia de las culturas nacionales y entrando por derecho propio en el reducido capítulo de los intelectuales universales. Es verdad que la presencia e irrupción de esta fuerte ola cultural se materializó en la zona sur con los escritores vasco-castellanos sin que en la zona norte se verificase un nacimiento intelectual semejante.

Las razones de este cambio de importancia tanto cualitativa como cuantitativa descansan sobre factores de diversa índole que en un momento dado se unifican y aglutinan para propiciar este cambio drástico de sentido cultural. Esbozando simplemente las más importantes entre todas, podemos mencionar tres por su propio orden de importancia: industrialización, periodismo y romanticismo-nacionalismo.

a) Industrialización. Con la industrialización del País Vasco en su zona sur se genera una dinámica económica y laboral desconocida hasta estos momentos. La consecuencia directa de esta transformación social es la aparición de unos grupos sociales nuevos: el capitalismo, las clases liberales y técnicas, los obreros, etc. Junto a éstos, nace toda una serie de industriales subsidiarios y comerciantes que favorecen en la unión de todos ellos una sociedad mercantilista, burguesa y moderna. En este ambiente burgués y mercantilista y como consecuencia del nuevo dinamismo social (mejoras de vida-educación-etc.), se fragua un nuevo y rico ambiente cultural, de donde emergen unos nuevos intelectuales, unos nuevos lectores y una nueva literatura. Las nuevas clases sociales exigen formas de pasatiempo apropiadas a sus condiciones y a sus gustos. Quizá la más importante de todas ellas sea la literatura. Esta demanda de obras literarias origina la aparición de escritores y poetas que den respuesta con su trabajo a las necesidades de esta nueva sociedad.

b) Periodismo. Uno de los primeros síntomas de esta nueva sociedad es su preocupación por el conocimiento y por una puesta al día en materias particulares de su profesión y en asuntos generales de su condición. Al mismo tiempo, cada clase social, en la medida de sus posibilidades, busca órganos de expresión para poder generalizar sus ideas y asentar sus intereses. El medio de expresión y canalización de ideas va a ser el periodismo. El periódico se generaliza en esta época como algo consustancial a esta sociedad. Nacen los profesionales del periodismo; buena parte de los intelectuales de la época viven totalmente o en parte gracias a sus colaboraciones más o menos periódicas en estos sistemas de expresión y comunicación. A partir de estas circunstancias, el escritor puede dedicarse a la literatura, en nuestro caso a la poesía, ya que tiene creados los medios de comunicación y las formas de vida. El periodismo determina en gran manera la aparición del profesional de la comunicación escrita: periodista, ensayista, literato o poeta, etc. Estos datos explican el paso casi repentino entre una sociedad de escasos y puntuales literatos a otra que se caracteriza por la presencia siempre abundante de escritores y hombres de letras. Por otra parte, se verifica también la clara mutación entre un pueblo que presenta la oralidad como casi única manifestación literaria a otra que asume con todo vigor la escrita sin renunciar a la oral. El País Vasco, en su parte norte, que no conoce una transformación industrial semejante a la del sur, mantiene en cierto sentido las condiciones de vida y las formas de expresión típicas de épocas pasadas. La presencia o ausencia de revolución industrial explica la renovación o permanencia de las claves y manifestaciones literarias y poéticas.

c) Romanticismo-nacionalismo. La tercera razón de la transformación literaria que experimenta la sociedad vasca a mediados del s. XIX descansa en las secuelas históricas y culturales que conlleva el romanticismo. Desde las guerras napoleónicas y como reacción a la uniformidad política, nace la conciencia del entorno geográfico donde se hace y se forma el sujeto. Dependiendo de circunstancias históricas y de talante racial aparece en unos casos un claro regionalismo y en otros un indiscutible nacionalismo. Se empiezan a valorar los rasgos distintivos de cada pueblo o etnia como aspectos diferenciados entre los demás grupos humanos o zonas geográficas. Igualmente se da importancia a todas aquellas manifestaciones de vida y pensamiento que confieren personalidad propia a cada grupo racial o étnico. El individualismo personal abarca al individualismo racial y al nacional, proclamándose toda una serie de esferas superpuestas, donde el sujeto proclama en cada una de ellas la verdad de su yo y de sus circunstancias. La proyección universalista del neoclasicismo evoluciona a planteamientos personalistas en el romanticismo. En medio de este ambiente de tesitura romántica, aparece una literatura que recoge consciente y responsablemente todas las circunstancias de vida y conducta del pueblo, no sólo con afán de testimonio sino especialmente con clara voluntad panegirista. En este contexto socio-cultural, el costumbrismo literario y la poesía costumbrista adquieren una sólida presencia, donde el pueblo aparece como portador de la identidad nacional y portaestandarte de la tradición. Paisaje, pueblo y lengua serán las claves diferenciales de la nueva emocionalidad cultural. Estos planteamientos explican, aunque sea de manera superficial, el nuevo estado de beligerancia en que entran las tres culturas coexistentes.