Topónimos

Perú

Había nacido en Aoiz, Navarra, en 1708. En 1775 Carlos III lo nombra virrey del Perú. Llegó a Lima con la experiencia de sus cargos de Capitán General de Nueva Granada y presidente de la Real Audiencia de Bogotá. La llegada del Visitador General, el vizcaíno Antonio Areche Sornoza, duro de carácter, aferrado a un legalismo intransigente, chocó con la población criolla y con el virrey Guirior y su sucesor Agustín de Jáuregui. El virrey Guirior en virtud de la real cédula de 12 de octubre de 1776 había promulgado un reglamento que regulaba lo establecido en las Leyes de Indias sobre el pago del quinto real y la contraseña de las piezas de haberlo satisfecho. Se exceptuaba de tales gabelas la vajilla de oro y plata y las alhajas del ajuar privado por simple aplicación de las reales cédulas del siglo XVII. Areche ganó la partida y también el odio general. Las funciones del virrey eran complejas y difíciles. Hasta la creación del virreinato del Río de la Plata se dividía el Perú en 73 corregimientos. Guirior publicó en 1777 unas Ordenanzas en 40 capítulos. Fundamentalmente trataba de cortar los abusos de los Corregidores -Alcaldes-. Se les prohibía sacar de las cajas de la comunidad ni oro ni plata alguna, entrometerse en pleitos y castigar a los caciques con penas infamatorias: azotes, trasquilarlos

"porque soy informado que los dichos gobernadores en las causas criminales proceden contra los indios particulares, con toda rigurosidad, sin guardar los términos del derecho y ejecutan en ellos las sentencias que los condenan a muerte, sin otorgar las apelaciones. Ordeno y mando que cuando lo tal acaeciese condenando a algunos indios a muerte y apelasen de dicha sentencia les otorguen las dichas apelaciones".

En este breve resumen se vislumbra la notable personalidad del virrey Guirior y se descubren los abusos de los corregidores, base de desórdenes y levantamientos. Se cree que el visitador general Antonio Areche Sornoza cumplía las instrucciones de la Corona, de Carlos III. Pero su recta gestión perturbaba todo el país. Exigía demasiado de una sociedad español-criolla, tremendamente compleja. En este ambiente enrarecido llegaría el estallido de Tinta, tierra natal de Tupac Amaru, que llegaría a poner sitio a la incaica Cuzco.