Arquitectura

Parroquia de la Inmaculada. Aribe

La parroquia de Aribe, dedicada al culto de la Inmaculada, es moderna, edificada en 1943 y siguiendo un estilo neogótico que sustituyó a otra anterior realizada durante la segunda mitad del siglo XIX que a su vez reemplazó a otra medieval.

Con planta de tres naves, la central es más ancha y más larga que las laterales ya que a la central le corresponde como tercer tramo un coro de obra. La nave central muestra la cabecera rectangular rematada con testeros rectos. Las naves se separan por pilares prismáticos con semicolumnas adosadas que soportan arcos apuntados. Las cubiertas de las naves laterales y la central son de crucería simple con nervios doblados de sección rectangular, siendo la de la cabecera central una bóveda gallonada.

Al exterior la fábrica se muestra una construcción rectangular, prolongada por la cabecera por la casa parroquial construida al mismo tiempo que la parroquia, siguiendo el mismo estilo. En el hastial se sitúa la puerta de acceso rectangular, sobre la que se abre un óculo que corresponde al coro. El edificio está protegido por una cubierta de teja marcada pendiente de acuerdo con la tipología de la zona.

Dentro de la iglesia se conservan tres altares, uno en la cabecera de la nave central dedicado a la Inmaculada y los otros dos en los testeros laterales dedicados a San Antonio y a la Virgen del Perpetuo Socorro. Los tres con una carpintería neogótica. En la capilla del lado de la Epístola se conserva un Crucificado y en la subida al coro una Virgen del Rosario, de candelero, del siglo XIX.

También se encuentra en la parroquia una talla de San Joaquín y la Virgen Niña barrocas del siglo XVIII, procedentes de la ermita de San Joaquín. Esta ermita se sitúa en el término de Aribe, pero es compartida por todo el valle de Aezcoa, desde donde acuden en romería numerosos pueblos. Bien conservada, sobre su puerta de entrada figura la inscripción 1831 como fecha no de construcción sino de restauración, pues estaba construida ya en 1798 cuando se cerró al culto por amenazar ruina. Es un edificio rectangular con dos cuerpos adosados en el lado del Evangelio, en uno de ellos se coloca la escalera al coro de madera. Todo con armazón de madera que soporta la doble pendiente de la techumbre. En el exterior sobresalen cuatro contrafuertes en talud, de los que los dos centrales flanquean la adintelada puerta de acceso. La cubierta es de teja plana a cuatro vertientes.

Su interior ofrece pinturas neoclásicas, con tres hornacinas para albergar estatuas, una de ellas la arriba mencionada de San Joaquín y la Virgen Niña, barroca, actualmente guardada en la parroquia de la Inmaculada. A esta ermita se le adosa, por el lado de la Epístola la casa del ermitaño, bloque de pequeño tamaño, con la que forma un ángulo.