Religiosos

OSÉS Y ALZUA COOPARACIO, Joaquín

Prosopografía de la emigración vasca. Eclesiástico. Nace en Galbarra (Navarra) el 22 de septiembre de 1755, siendo el cuarto de ocho hermanos, hijo de Pedro de Osés (Lezaun) y María Josefa de Cooparacio (Galbarra). Destinado a la Iglesia, realizó sus primeros estudios en el seminario de Pamplona y recibió las primeras órdenes en 1773. De allí pasó a la universidad de Zaragoza, donde los estudios de bachiller en artes, teología y derecho. Regresó a Pamplona, donde fue ordenado sacerdote en 1782. Al año siguiente se trasladó a Orihuela (Alicante), en cuya universidad obtuvo la licenciatura y doctorado en Derecho civil y canónico. En esa ciudad alicantina trabajó algunos años como abogado civil y eclesiástico.

En 1789 se trasladó a Cuba, como secretario personal del recién nombrado obispo de Santiago de Cuba, Antonio Feliu y Centeno, que lo nombró provisor de la diócesis. Debido a su avanzada edad, el obispo Feliú delegó en su provisor el gobierno de la diócesis desde el primer momento; en su nombre hizo la primera visita pastoral al extenso territorio episcopal, durante la cual supo ganarse al público y al clero. A la muerte de Feliú, sólo dos años después de su llegada a la isla, Osés fue elegido para sustituirle, siendo nombrado el 22 de noviembre de 1791, y consagrado obispo el 24 de diciembre. En 1804, la sede santiaguera fue elevada a metropolitana, y Osés recibió el nombramiento de arzobispo. En 1821 fue elegido diputado por la provincia para las Cortes, pero no aceptó, aduciendo que era incompatible con su labor pastoral.

Fue el primer prelado de la diócesis que residió todo su mandato en la sede titular. Su formación ilustrada y su carácter enérgico, trabajador y honrado le llevaron a identificarse con aquella tierra, por la que mostró una preocupación que le sitúa entre los mejores gobernantes de la provincia, muy por delante de la mayor parte de las autoridades civiles de toda la época colonial. Llevó a cabo una completa reorganización administrativa de la diócesis, duplicando el número de iglesias y parroquias, de forma que, por primera vez, la práctica totalidad de los habitantes de la provincia oriental pudo disponer no sólo de asistencia espiritual sino también de ese casi insustituible transmisor de cultura que era entonces el sacerdote. Reformó con energía los abusos del clero y procuró la mejora de su formación con la reforma del seminario. Su obra más duradera fue la reconstrucción de la catedral de Santiago, que se encontraba completamente arruinada desde el terremoto de 1767.

Se enfrentó abiertamente a las corrompidas elites locales, con la que estaba estrechamente relacionado el propio gobernador. Esto le costó una dura campaña de calumnias en la que se le acusó de liberal y afrancesado, en un momento peligroso por la situación de la península. Debió de enfrentarse también al obispo de La Habana (Cuba), el alavés Juan José Díaz de Espada, que no quiso reconocerle nunca como metropolitano. En un extenso informe solicitado por la corte, criticó abiertamente el sistema esclavista imperante en la isla y se mostró partidario de la doctrina fisiócrata, defendiendo el trabajo libre y el reparto de la propiedad de la tierra, así como la libertad de comercio. En su pueblo natal, Galbarra, es todavía hoy recordado por haber fundado una capellanía con un fondo de mil pesos con la finalidad de pagar el sueldo de un maestro para su pueblo natal.

Después de treinta y tres años, falleció estando en activo en el mismo Santiago de Cuba el 23 de febrero de 1823.

Juan Bosco AMORES CARREDANO
Profesor de la Universidad del País Vasco / E.H.U.