Municipios

Markalain

El casco urbano de Marcaláin, con ser bastante exiguo, es más grande que los de la mayor parte de los pueblos circundantes, característica en la cual es a un tiempo causa y consecuencia el hecho de que albergue las sedes de algunos servicios comunitarios. El núcleo sigue el trazado zigzagueante de la carretera, en ligero ascenso, y se abre con un caserón de gran formato, que recuerda a los vistos en los valles septentrionales de Navarra. Se trata de un bloque de planta rectangular y gran desarrollo en superficie, con tres alturas y gran tejado a doble vertiente, proyectado además con alero prominente. La fachada se abre en uno de los lados largos, paralela a la dirección del caballete. Los muros llevan un tratamiento que pudiéramos denominar como "clásico" en la zona, con un enlucido que salva un zócalo bajo, las esquinas de los paños y los enmarques de ventanas y puertas. Lamentablemente, es este un tratamiento mural que se está alterando en numerosas casas, siguiendo modas, costumbres e influjos que están muy poco documentadas en estos valles de Navarra. Todos los vanos son rectos, incluido el portalón de acceso.

Siguen dos casas de menor empaque pero similares características constructivas, con la más notable diferencia de que, consecuentemente con lo arriba expuesto, recientes reformas les han eliminado el enlucido mural, dejando ver una mampostería menuda con cadenas de sillar en los lugares acostumbrados. Una se abre mediante arco de medio punto, coronado por una ventana con antepecho moldurado, mientras que la otra lleva arco escarzano, segundo piso con ventanas rectas y balcón corrido que cruza la fachada en alto, como hemos visto muchas veces en los valles vecinos de Imotz y Basaburua.

Más adelante encontramos una casa con disposición en "L", uno de cuyos cuerpos se abre con arco escarzano y el otro con arco de medio punto, siendo las ventanas rectas y de tamaño relativamente reducido. Los muros conservan su enlucido, que salva los lugares acostumbrados. Cerca, un inmueble exento presenta planta rectangular, dos alturas y desván, bajo tejado a doble vertiente con vistoso alero. La fachada ha perdido su enlucido, que sí se conserva en los muros laterales. Va en mampostería, salvo esquinas y enmarques, que se ejecutaron en buena sillería. En planta baja se abre un arco de medio punto, tres ventanas rectas en el piso noble, y un tragaluz en el ático. Sobre la clave del arco hay una inscripción en letra cursiva, de difícil interpretación, acompañada de la fecha 1765.

Frente a la iglesia vemos una casa de planta cuadrada, con tres alturas y tejado a doble vertiente y con una lima en uno de los lados. En la actualidad sus muros muestran mampostería picada, con cadenas de sillar en las esquinas, en los enmarques y en un paño triangular en el que se abre la puerta y la ventana central. Los vanos son rectos, a excepción del acceso, de medio punto, con dovelas cortas y con la rosca sin moldurar. Una balconada corona la fachada, con estructura de madera y cobijada bajo el alero. Sobre el acceso, una inscripción da la fecha de 1810.

Ya en la parte alta del pueblo, una calle lateral lleva a un inmueble que repite características ya reseñadas, destacando la larga balconada que cruza su amplia fachada de parte a parte. Tiene balaustrada de forja, aunque conserva parcialmente su estructura sustentante en madera. Conserva el enlucido de sus muros, con sillares en zócalo, esquinas, enmarques y en un paño triangular en torno a la puerta. Varias casas repiten estos mismos rasgos formales con pequeñas diferencias, demostrando la implantación de este tipo de caserón dieciochesco en la zona. Una de ellas, a cuya fachada principal se ha privado del enlucido, lleva sobre el dintel de la ventana central la fecha de 1782.

  • Parroquia de San Miguel

Se trata de un templo protogótico, de hacia el año 1200, que ha llegado además muy bien conservado. Presenta nave única, dividida en cuatro tramos, de los cuales uno ejerce de cabecera, terminada en testero recto. La puerta se abre por el lado de la Epístola, a la altura del segundo tramo, y va cobijada por un pórtico. En el muro de enfrente se abre una pequeña capilla rectangular, que da paso además a la escalera para acceso al coro y a la torre. La sacristía, de planta rectangular, va adosada al muro testero de la cabecera.

Los muros van en sillar de formato algo irregular, al exterior parcialmente enlucidos, y se perforan por dos ventanas modernas, situadas en la capilla lateral y en la cabecera por el lado de la Epístola. Hay además dos ventanas originales, abocinadas y de medio punto, situadas en los dos hastiales del templo. A los pies de la nave vemos un coro de madera con decoración barroca.

La nave se cubre con una bóveda de cañón apuntada, reforzada por arcos fajones del mismo perfil, que trasladan sus empujes a los muros perimetrales, merced a unas ménsulas encastradas a media altura, unidas por una imposta sin moldurar. La sacristía se cubre con bóveda de cañón.

Al exterior vemos la torre, que apoya sobre el primer tramo de la nave. Parece que la parte superior ha sido reconstruida, pese a que su disposición es la original. El pórtico se abre con dos arcos apuntados de amplia luz, que apean en un pilar central de piedra, de sección cuadrada. Tiene un sobrepiso abierto con ventanas rectas, para dar luz a otras tantas dependencias parroquiales. La puerta propiamente dicha es la original del templo. Consta de un arco apuntado y abocinado, cuyo derrame se soluciona mediante tres arquivoltas en arista viva, que apean en pies derechos con una moldura a modo de capitel corrido, con decoración geométrica. Las claves llevan labrados un crismón trinitario y una estrella coronada por una luna creciente. La rosca exterior del arco lleva un guardalluvias que lleva decoración ajedrezada parcialmente perdida. En el muro se ve además un relieve de la Virgen con el Niño, también de principios del siglo XIII.

El presbiterio va ocupado por un retablo mayor romanista, ejecutado a principios del siglo XVII por el ensamblador Juan de Gastelúzar. La traza consta de banco, dos cuerpos de tres calles y ático tripartito. Se articula mediante columnas de orden jónico y compuesto. En cuanto a la imaginería, registramos los relieves de la Oración del Huerto, el Prendimiento, la Visitación y la Anunciación, con la talla central de San Miguel, vestido "a la romana". El ático va ocupado por dos relieves que representan a dos obispos y a dos santas féminas, con la Santísima Trinidad en medio.

En el muro del Evangelio vemos un Crucificado barroco, obra del siglo XVII, y en la capilla del mismo lado una talla de San Blas del XVI. Ambas son interpretaciones de modelos más elevados, ejecutadas por artistas locales. La pila bautismal es románica, con basa cuadrada decorada con bolas, corto fuste cilíndrico y copa semiesférica sin decoración. En el muro opuesto vemos una pila aguabenditera del XVII, con decoración geométrica y dentellones barrocos. En la sacristía podemos ver una cajonera del XVII, manierista, y un Crucificado barroco de ejecución tosca. Hay así mismo algunas piezas de platería.

JAS 2009

  • CARO BAROJA, J.: La casa en Navarra, Pamplona, vol. II, C.A.N. 1982, pp. 417.
  • GARCÍA GAÍNZA, M.C.: La escultura romanista en Navarra, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1986, pp. 100.
  • GARCÍA GAÍNZA, M.C. (et. alt.): Catálogo Monumental de Navarra, vol. V**, Merindad de Pamplona, Imoz-Zugarramurdi, Pamplona, Gobierno de Navarra, Arzobispado de Pamplona, Universidad de Navarra, 1996, pp. 144-148.
  • LACARRA DUCAY, Mª Carmen (et. alt.): Navarra, guía y mapa, Estella, C.A.N. 1983, pp. 134.

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