Pintores

Hernández Landazabal, Javier

Como credo pictórico, Javier Hernández Landazabal se impone una línea de actuación encuadrada dentro del hiperrealismo. Con una realización pulcra y detallada, por lo tanto, de gran verosimilitud con los modelos que toma de la realidad exterior, en cambio mantiene una actitud crítica, abierta pues, hacia la problemática del arte moderno. En apariencia, este sometimiento al terreno real -realidad con la que hay que contar- no le impide plantear en su narración sobre el lienzo cuestiones filosóficas o conceptuales relacionadas con el propio proceso histórico de la creación artística.

De esta suerte, se alimenta de referencias externas con modos y modas que trascienden más allá de posibles fronteras y de culturas reales. Se aviene a la ejecución de unas composiciones donde lejos de plasmar una "pintura de instantes" desemboca en la recreación de espacios intemporales, aunque muy concretos e identificables en su ambientación física. Así pues, desde una figuración de corte fotográfico, sin visiones exaltadas de la realidad, sino a partir de esa misma realidad, alza el vuelo por encima de unas líneas precisas y equilibradas para depararnos en sus obras determinados tonos de tensión. A veces, muy soterrados o no apreciables en primera instancia.

Es Hernández Landazabal, por decirlo de alguna manera, un pintor de análisis, bastante reflexivo. Sin transformar la realidad cuestiona rotundamente el desarrollo de sus concepciones plásticas más íntimas, acaso con un punto de estudiado surrealismo. También con una velada ironía. Traspasando así la propia epidermis de los modelos -retratos- o rincones naturales -urbanos- que nos propone en un primer golpe de vista. Y si bien el color y el juego de luces ayuda a descubrir o potenciar otros hilos argumentales, su manejo más concienzudo recae en el dominio del dibujo.