Literatos

Guerra Garrido, Raúl

El Bierzo es para Guerra Garrido "esa región que tiene mucho de mágica a pesar de estar muy pegada a la realidad, del mismo modo que el año del wólfram fue un tiempo mágico, a pesar de ser brutalmente realista. Porque con un golpe de suerte se podía pasar desde la miseria hasta casi la opulencia. Y el wólfram era el talismán. El wólfram viene a metaforizar todo lo que ha supuesto desde siempre la vida en El Bierzo, esa confianza ciega en la tierra, en la minería, en que en cualquier época de crisis aparece un mineral salvador. Eso es un poco lo que la novela quiere describir, esa leyenda esa concepción telúrica de la vida en El Bierzo, a la que yo he querido dar un aire de leyenda épica".

Amigo de los gestos simbólicos, Guerra Garrido quiso que la novela fuera presentada en Madrid por su amigo el cineasta Mario Camus, con quien viviera ese trayecto tan determinante en algunos ciudadanos de su tiempo: el cumplimiento del servicio militar. El año de 1984 marca un punto de inflexión en la vida del escritor: estuvo a punto de ganar el premio Planeta con la referida novela -Guerra Garrido recordará el episodio como "una mala noche"-, y es elegido presidente de la Asociación Colegial de escritores de España, cargo en el que decide cesar a petición propia en 1993. No era aquel de 1984 año de luces en el País Vasco: un senador representante del pueblo, Enrique Casas, moría asesinado por la barbarie. El escritor, que había planteado, ya en su primer relato de 1968, la invocación a la libertad como norma elemental de derecho, volverá de nuevo, en las próximas novelas, a poner de relieve esa violencia ambiental, que cercena la libertad y encoge el alma.