Monarquía y Nobleza

Gramont, Mariscal de

Entre los grandes personajes de la familia ilustre de Gramont, hay pocos que hayan venido a Baiona tan a menudo como el mariscal-duque. El 25 de febrero de 1645, la ciudad recibió la noticia de la llegada próxima del mariscal de Gramont y de su hijo Enrique, conde de Toulongeon, recientemente promovido para el cargo de gobernador. La entrada tuvo lugar el domingo 27 de febrero. El 26, a las nueve de noche, M. de Artagnan, lugarteniente del gobernador, llegó a Saint-Vincent, a donde había ido para salir al encuentro del mariscal y del conde, y, sin tardar, remitió a la Corporación municipal una carta del rey, anunciándole que había promovido al conde Toulongeon para el gobierno de Baiona, y otra carta del duque de Epernon, gobernador de Guienne, conteniendo su aprobación. M. de Artagnan decía al mismo tiempo que el gobernador llegaría al día siguiente, de dos a tres de la tarde, y que deseaba que se le dispensase la misma entrada que a su padre el conde de Gramont. En seguida se procedió a hacer reunir trescientos o cuatrocientos hombres de armas, conducidos por el capitán del Sacre, Pierre Darretche, todos bien armados de picas y de mosquetes. Fueron colocados haciendo calle desde la puerta de Saint-Esprit hasta la calle del puente Mayou.

La Corporación municipal, con sus trajes rojos, se encontraba reunida hacia las dos o tres de la tarde, y el conde de Toulongeon al llegar recibió las llaves de la ciudad que le fueron presentadas en un recipiente de plata por el capitán Labassit. M. de Lespès, teniente general, pronunció un discurso en primer lugar, seguido de otro del primer regidor, y teniendo, todo esto, como fondo los disparos del cañón de la ciudad. Durante la recepción del gobernador, el mariscal de Gramont, embarcándose en Saint-Esprit, vino a parar al puerto donde abordan los navíos, y desde allí fue al Château-Vieux, mientras que el gobernador era recibido en la iglesia de Notre-Dame; después fue acompañado por la Corporación municipal al Château y ésta se apresuró a presentar sus respetos al mariscal. Los magistrados al retirarse habían enviado sus presentes que consistían en cuatro barricas de vino y cuatro docenas de jamones. El viernes siguiente, 3 de marzo, los dos personajes hicieron una excursión al Boucau, donde una colación de mermeladas les fue ofrecida a expensas de la ciudad. El mariscal de Gramont debía volver varias veces a Baiona, pero después lo hizo como gobernador.

El 6 de febrero de 1654, la ciudad recibió el aviso, de sus diputados en la Corte, de que el mariscal se había decidido de pronto a venir a esta región. En seguida se nombraron unos representantes para ir a Saint-Vincent, para el caso de que llegase por tierra; y en caso de que viniese a Bidache siguiendo el curso del río se mandaría a su encuentro dos gabarras, a la salida del Bidouze, para cumplimentarlo y presentarle las embarcaciones de parte de la ciudad. Finalmente se había previsto también la posibilidad de que llegase al castillo de Bidache antes de venir a Baiona, y dos representantes fueron también nombrados para ir a cumplimentarlo. El capitán del Sacre debía estar preparado con quinientos a seiscientos hombres para recibirle. A la salida del barco sería recibido por los magistrados vestidos de rojo, las llaves le serían presentadas en una bandeja de plata y el teniente general y el primer regidor le dirigirían sendos discursos. El cañón de la ciudad dispararía salvas y mientras, la Corporación municipal le escoltaría a la iglesia Notre-Dame y de allí al Château-Vieux. Seguidamente se le ofrecería como presente dos barricas de vino y dos jamones.

El 27 de abril, se supo la salida del mariscal, y M. de Artagnan previno a la Corporación municipal que se le debía tratar de excelencia. Su entrada tuvo lugar el 5 de mayo, y una parte de la juventud fue enviada a caballo para recibirle. En el camino encontró 400 mosqueteros que desfilaron delante de él hasta que se llegó al Château, y que dispararon salvas en señal de júbilo. El 9, el mariscal se presentó en el Ayuntamiento, y fue recibido al pie de la escalera. Después la ronda lo escoltó a las puertas, donde se le presentó una silla de satén azul ribeteada con galones de oro, mientras que M. de Artagnan ocupaba un sitio cerca de él. El mariscal ofreció a la ciudad su entrega y sus servicios y se le acompañó aún por el camino, "hasta la salida de la empalizada de la Casa Consistorial". El 18 de mayo se le ofreció un caballo español, que había costado la suma de 2.000 libras de Francia, y podemos imaginar cómo fue recibido un presente tan magnífico por el gobernador, que dio las gracias a la ciudad. Aún encontramos varias veces al mariscal de Gramont en la sede de su gobierno, donde al parecer estaba muy a gusto.

Le encantaba participar en las comidas que le ofrecía la Corporación municipal, pues encontramos numerosas menciones sobre esto en los archivos de Baiona. Nos limitaremos, sin embargo, a citar dos comidas de éstas, cuyo menú es digno de mención. El primero de estos banquetes, ofrecido el 10 de julio de 1674, costó a la ciudad 617 libras, y había 6 pares de pavos, 13 pares de pulardas, 5 pares de gallinas, 22 pares de pichones, 10 docenas de huevos, 6 pares de "holle brands", 4 jamones, 25 pares de mújoles, 1 par de ansarones, unos pajaritos, dos lechones, dos codornices, 9 tartas, patas de cerdo y 8 gramos de ámbar gris. El último banquete ofrecido por la ciudad al mariscal de Gramont se celebró en la casa del primer regidor, Fabien de Bruix. Y decimos el último, porque murió poco después en el Château-Vieux, residencia del gobernador.

Ref. Edouard Duceré: Dictionnaire historique de Bayonne, 2 vols, Bayonne, 1911-1915.