Obra Social.
En sus primeros años la obra social se confunde con la labor de la Diputación, ya que cedía a la misma el 25% de sus utilidades para que fueran concedidos préstamos a los Ayuntamientos para fines benéficos y fomento de la riqueza del país (Ceballos, 1929: p. 135). Esos fines eran la construcción de escuelas, caminos y carreteras, traída de aguas etc.. Los premios al ahorro también podrían incluirse en este apartado, lo mismo que las subvenciones a asociaciones e instituciones de carácter benéfico, más las ayudas ocasionales a los obreros en paro en los años treinta o las patrióticas durante los años de guerra.