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URRITZOLA

Urbanismo y construcciones civiles.

Este pequeño lugar se ubica en alto, en una zona donde se domina ampliamente el valle de Arakil y los pasos de Dos Hermanas ("Bi Ahizpe", en el original) y Oskia. El casco urbano se reparte claramente en dos núcleos, situados en dos prominencias del terreno. En uno de ellos se emplaza la iglesia y la casa parroquial, mientras que en el otro se levanta el resto de las casas, que forman una amplia plaza alargada, en suave desnivel. Las casas son de los siglos XVIII y XIX, y repiten modelos vistos en la zona de Arakil y Sakana.

En la parte inferior del pueblo hay un caserón de gran formato y traza dieciochesca, con fachadas encaladas y con cadenas de sillar, cubierto por gran tejado a cuatro aguas. Todos los vanos son cuadrangulares, salvo los accesos. Tres de sus lados llevan elegantes puertas de medio punto, una de ellas coronada por un balcón, y otra a unos metros sobre el suelo, a la que se accede mediante un patín de piedra. La tercera, hacia el interior del pueblo, tiene además en sillar todo el paño próximo al acceso, dispuesto además de manera simétrica y decorativa. Sobre la ventana central, una inscripción entre dos crucecitas dice: HYZO AZER ESTA CA/ SA JUAN ANDRES/ ASCARATE AÑO 1780. Frente a ella, otra casa repite el modelo, aunque la puerta, de medio punto también, lleva moldurada su rosca. En este caso, otra inscripción reza: IYZO AZER ESTA/ CASA ANTONYO DE/ LARUMBE. AÑO DE/ 1753. En la acera contraria, otra casa nos remite modelos ya vistos en el valle, con desarrollo horizontal, tejado a dos aguas y cadenas de sillar en los muros enlucidos. Más arriba, una serie de casas adosadas forma una embrionaria calle, repitiendo las características hasta ahora citadas, aunque una de ellas no conserve el enlucido que, a buen seguro, llevaba en origen. Tienen tres alturas y tejado a doble vertiente, con los caballetes perpendiculares a la calle. En una de ellas encontramos aún otra inscripción: JUAN MARTÍN/ MUNARRIZ. AÑO/ 1822. La casa parroquial es reciente, tiene dos alturas y carece de mayor interés.

No faltan algunas casas de nueva factura en las que llama la atención, una vez más, el notable impacto y la profunda penetración que el cemento ha encontrado en la arquitectura actual. En una de ellas vemos además un buen ejemplo de las notables posibilidades que la plasticidad del material proporciona al arquitecto imaginativo, aunque armonice muy poco con el conjunto arquitectónico que le precedía.

Ermitas

Pérez Ollo cita la ermita de Santa Lucía, hoy perdida, puesto que el obispo visitador la mandó derruir en septiembre de 1797 por su mal estado de conservación.

Parroquia de San Pedro

Se trata de un templo medieval en origen, aunque en 1920 fue profundamente renovado, pues la fábrica amenazaba ruina. Consta de una nave simple, dividida en dos tramos, de los cuales en el primero apoya la torre, y lleva un ábside semicircular. Al lado de la Epístola se adosa el volumen de la sacristía y un pórtico que cobija la puerta. Los muros son de sillar de irregular factura y van reforzados por cinco estribos. A los pies de la nave se levanta un coro moderno. Las ventanas son modernas. El templo se cubre mediante un cielo raso, salvo el ábside, que conserva la bóveda de horno, y el tramo previo al presbiterio que lleva aún su bóveda de cañón. La sacristía lleva también una bóveda de cañón. Al exterior se aprecia, además del perfil románico del ábside, la torre prismática con dos medios puntos para alojar las campanas. El pórtico se abre mediante un único arco de medio punto, y como se ha dicho protege una puerta románica, que consta de arco de medio punto con doble arquivolta de sección cuadrangular, que apea sobre pies derechos con capitel corrido sin decoración. En la clave se labró un crismón.

El retablo mayor fue vendido en 1920, por lo que en la actualidad es el antiguo colateral de la Virgen del Rosario el que preside el templo. Se trata de una obra barroca del siglo XVII, cuya arquitectura consta de banco, cuerpo de tres calles y ático con aletones y frontón curvo. Se articula mediante columnas corintias de fuste estriado. El sagrario es barroco del XVIII. En cuanto a la escultura, se aprecian relieves (San José con el Niño, San Fermín), y la talla titular en bulto. También se encuentra aquí la imagen de Santa Lucía que presidió la ermita hasta que fue derruida en el siglo XVIII. Parece que es de origen gótico, pero muy alterada en el barroco. En el ático preside un San Miguel.

Del antiguo retablo vendido sólo se conservó en el lugar la imagen titular de San Pedro, que se representa sedente, vestido de sumo pontífice y bendiciendo con gesto enérgico mientras sostiene un libro, inclinándose hacia adelante. Los paños van someramente plegados pero denotan naturalidad y plasticidad.

Se conserva una pila bautismal del siglo XVI, situada en el sotocoro, con fuste troncopiramidal y taza afacetada.

Joseba ASIRON SAEZ (2007)