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PARTIDO (SISTEMA DE PARTIDOS EN HEGOALDE)

La izquierda republicano-socialista. La izquierda republicano-socialista estuvo integrada por diversas facciones del republicanismo vasco y por las fuerzas obreristas, entre las que destaca el Partido Socialista. El republicanismo recogió en un primer momento parte de la tradición liberal que se definió por su enfrentamiento al carlismo y constituyó -hasta finales del s. XIX- una fuerza política dispersa en grupos de notables más o menos afines a las principales organizaciones del republicanismo español (sobre todo, las de Ruiz Zorrilla y Pi y Margall, en cuya órbita estuvo el Partido Democrático Federal navarro de los años 1880) y de escasa influencia electoral (el zorrillista alavés Becerro de Bengoa, en 1886, 1891, 1893 y 1898, el guipuzcoano Zavala, en 1899), conseguida a la alianza con otros liberales y compatible con una apreciable presencia en las instituciones locales. Desde comienzos del s. XX, el republicanismo experimentó una renovación que tuvo sus mejores exponentes en la aparición de diversos Partidos Republicanos Autónomos provinciales, en la Unión Republicana de Guipúzcoa (cuya política de coaliciones con la derecha, expresada en la Liga Foral Autonomista de 1904-1906, fue muy discutida) y en la fundación, en 1901 , del diario vizcaíno «El Liberal». A la confluencia de fuerzas entre el republicanismo y el liberalismo sucedió -a partir de 1909-1910- el acercamiento entre el débil republicanismo vasco y el socialismo -la Conjunción- que apuntaló a aquél (gracias en buena medida a esa alianza, Horacio Echevarrieta fue elegido Diputado por Bilbao entre 1910 y 1916, y el Ayuntamiento de San Sebastián tuvo sus primeros concejales de esta significación en 1909), hasta la renovación generacional que, en los años 1920, permitió la aparición de nuevas agrupaciones de ámbito español. El partido socialista arraigó en el País Vasco desde mediados de los años 1880, experimentó un impulso desde 1890 y, hasta 1909-1910, vivió una etapa de expansión y consolidación paralela a una creciente presencia electoral: en torno a 1905-1907, el techo del voto socialista se situó en el 25 % del censo de Bilbao, suficiente para darle una importante representación en su Ayuntamiento, pero no para otorgarle una representación parlamentaria. Fue la «inflexión democrática» que, frente a su anterior etapa de aislamiento político, supuso su colaboración con el republicanismo, la que permitió la elección de Pablo Iglesias como Diputado por Madrid en 1910. Desde ese año se inició una nueva etapa en el socialismo: el líder del socialismo vasco, Perezagua, sería desplazado de la dirección del partido en 1915 (año en que Alava contaba con una sección socialista, Navarra con otra, Guipúzcoa con 4, y Vizcaya con 18) en favor de Indalecio Prieto (Diputado por Bilbao en las cuatro elecciones generales celebradas entre 1918 y 1923), que haría del partido (presente desde 1920 en numerosos ayuntamientos vascos, con la alcaldía de Bilbao en la persona de Rufino Laiseca, y mayorías absolutas en Eibar, Gallarta y La Arboleda) una de las fuerzas políticas con las que había de contar la política vasca, al menos, la vizcaína. El ala radical del socialismo impulsaría la fundación del Partido Comunista de España, entre cuyos dirigentes jugaron un destacado papel los dirigentes vascos (Pérez Solís, Leandro Carro, Dolores Ibárruri), que tuvo sus primeros núcleos de implantación en la cuenca minera vizcaína (Gallarta, Somorrostro, Ortuella, Galdames), Bilbao y San Sebastián (en torno a la Federación Local de Sociedades Obreras), pero careció de presencia electoral efectiva. El anarquismo, finalmente, estuvo representado en el País Vasco, hasta los años 1880 en que su influencia fue desplazada por los socialistas, por un grupo (unos 700 afiliados en 1882) integrado en la Federación Regional Española, vinculada a la I Internacional; y mantuvo desde esos años una actividad propagandística, intensificada tras la fundación de la CNT en 1911, que le permitió beneficiarse de una expansión de relativa importancia -aunque efímera y carente de influencia electoral -en torno a 1918-1920 en Alava, la Ribera navarra y Vizcaya.