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Osinaga

El casco urbano se dispone en pendiente, y su única calle sigue el trazado de la carretera, disponiéndose la iglesia en el punto más alto. El casco urbano se abre con una casa muy remozada, de planta rectangular alargada y dos alturas, bajo tejado a doble vertiente. Los muros son de mampostería muy picada, sin enlucir, y los vanos llevan cabezales de madera. Otra casa, de mayores pretensiones, sigue un modelo habitual en la zona, con dos alturas más desván, bajo tejado a cuatro aguas y saliente alero. Se construyó en mampostería, con cadenas de sillar y un amplio paño triangular de sillar, en el que se abre la puerta y una ventana superior. El acceso es un medio punto con la rosca moldurada, y las ventanas son rectas, llevando antepechos moldurados en el piso noble. Otro arquetipo está constituido por un bloque de gran desarrollo en planta y con la fachada abierta en uno de los frentes cortos. Ha perdido su enlucido en alguna reforma reciente, siguiendo los dictados de las últimas modas, mostrando mampostería picada y cadenas de sillar. El acceso es un arco rebajado, el resto de vanos rectos, y lleva la fachada cruzada en alto por una balconada corrida, con estructura de madera y balaustrada de forja. Es un modelo que veremos muy repetido en el propio valle de Juslapeña, y más aún en los más septentrionales valles de Basaburua e Imotz.

Algo más lejos, alguna casa reformada muestra vanos agrandados y tejados abiertos con amplias mansardas. Junto a la iglesia, la antigua casa parroquial es un bloque tradicional, de planta cuadrada y dos alturas, con tejado a doble vertiente. Los muros conservan su enlucido en la planta superior, pero en la planta baja se ha eliminado, dejando ver mampostería menuda con cadenas de sillar. La puerta se abre con arco de medio punto, flanqueado por una ventana, y en el piso superior hay un balcón moderno y dos ventanas rectas. Otras casas, situadas en las afueras de la localidad, repiten tipologías ya descritas, alineándose en algún caso para formar una calle embrionaria.

  • Parroquia de San Lorenzo

Su origen es medieval, probablemente de comienzos del siglo XIII, momento en el que se habría levantado una fábrica protogótica. Su aspecto actual, no obstante, esta condicionado de manera definitiva por una agresiva reforma ejecutada en el año 1989, en la que se rehicieron las bóvedas. La planta es muy simple, y consta de una larga nave, dividida en cuatro tramos, de los cuales el primero es algo mayor y el último ejerce como cabecera, rematada en testero recto. La puerta se abre por el lado de la Epístola, a la altura del segundo tramo, y la sacristía, de planta irregular, se adosa al tercer tramo de la nave por el muro del Evangelio.

Los muros son de sillarejo menudo, y van perforados por una única ventana, abierta en el muro meridional, para mejor captar la luminosidad del exterior. A los pies de la nave se levanta un coro de madera ejecutado en época barroca, cuya balaustrada lleva decoración a base de dentellones.

La bóveda de cañón original iba articulada por arcos fajones que apoyaban en ménsulas encastradas en el muro, apoyos que aún pueden verse in situ. Se conservó también el fajón correspondiente al primer tramo, puesto que soporta el peso de la torre que se eleva por encima.

Al exterior se ve el corto fuste de la torre, que como se ha dicho sigue la disposición clásica en este tipo de templos rurales del medievo navarro. Un pórtico ligero, con estructura de madera y pie derecho central de piedra, cobija a la puerta, que es medieval. Consta de arco de medio punto doblado con pies derechos que llevan una moldura a modo de capitel corrido.

En el interior encontramos el presbiterio ocupado por un retablo moderno, que sigue los modos del estilo rococó. Parece ser que procede del siglo XIX. Su mazonería consta de banco, un cuerpo de tres calles y ático rematado por frontón curvo, partido y avolutado. Se articula mediante columnas de fuste acanalado, y conserva el sagrario original. En cuanto a su escultura, registramos una Inmaculada y un San Lorenzo renacentistas, propios de mediados del XVI, y las tallas barrocas de San Fermín y San Miguel. Cerca se encuentra una imagen de la Virgen con el Niño, barroca del XVII, en regular estado de conservación.

En el muro septentrional vemos un Crucificado, barroco del XVII, en estilo muy popular, y en el muro frontero una pila aguabenditera de la misma centuria, con fuste liso prismático y copa decorada con gallones. En el bajo coro hay una pila bautismal medieval, que consta de un corto fuste cilíndrico y copa semiesférica en la que se ha labrado una arquería de medio punto. Como suele ser habitual, la sacristía alberga algunas piezas de platería.

  • CARO BAROJA, J.: La casa en Navarra, Pamplona, vol. II, C.A.N. 1982, pp. 417.
  • GARCÍA GAÍNZA, M.C.: La escultura romanista en Navarra, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1986, pp. 42-116.
  • GARCÍA GAÍNZA, M.C. (et. alt.): Catálogo Monumental de Navarra, vol. V**, Merindad de Pamplona, Imoz-Zugarramurdi, Pamplona, Gobierno de Navarra, Arzobispado de Pamplona, Universidad de Navarra, 1996, pp. 160-162.
  • LACARRA DUCAY, Mª Carmen (et. alt.): Navarra, guía y mapa, Estella, C.A.N. 1983, pp. 145.

JAS 2009