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Osácar

Junto a la iglesia vemos la antigua casa parroquial, reformada y habilitada como vivienda, encerrada por una cancela. Muestra muros sin enlucir, tres alturas y vanos rectos. A la entrada del pueblo vemos dos viviendas adosadas en ángulo, para adaptarse al trazado de la carretera. Tienen dos alturas más desván, y los muros van enlucidos, con cadenas de sillar en los ángulos y en los enmarques de los vanos. La más relevante de las dos, llamada "Petxirena", lleva puerta con arco de medio punto de trece dovelas, con la rosca moldurada, abierta en un paño de sillería de forma triangular. El resto de los vanos son rectos, y en el piso noble llevan antepechos moldurados, alguno de ellos, en los que ya reparó hace años don Julio Caro Baroja, con labras figurativas representando rostros humanos o demoníacos.

Algo más abajo vemos un caserón de sabor tradicional y sin reformar, situado a un lado de la calle. Se adapta al desnivel del terreno, y muestra planta rectangular y tres alturas más desván en la zona más escarpada, bajo tejado a dos aguas proyectado con alero saliente. Los muros, de mampostería y con cadenas de sillar, tienen aún restos del enlucido tradicional, y se perforan por pocos vanos, que además son de reducido tamaño. En planta baja va el medio punto de la entrada, inserto en un paño triangular de sillería. El piso noble lleva una ventana central, más un antiguo vano convertido en puerta alta para servir a determinadas funciones de acarreo agrícola. Por encima hay tres vanos rectos, de tamaño desigual, y un tragaluz en el ático. Enfrente vemos un edificio tradicional, que en el momento de escribir estas líneas estaba en proceso de reforma, y que en el lugar se conoce como casa "Loperena". Presenta planta cuadrada y desarrollo vertical, con tres plantas y tejado en pabellón, sobre alero doble. Los muros, de mampostería, han visto suprimido el enlucido tradicional, mostrando mampostería concertada y cadenas de sillar. En planta baja se abre el medio punto del acceso, más dos ventanas de pequeño formato. El piso noble se abre mediante tres ventanas rectas, con antepechos moldurados, y por encima tres tragaluces. Una inscripción, sobre la clave del arco, reproduce el anagrama de Cristo IHS, más la fecha de 1655. Delante hay una fuente, muy alterada, que conserva aún relieves representando una cruz dentro de un círculo, que se corona con una segunda cruz, y un rostro humano muy tosco entre frutos.

En el punto en el que la calle cambia de dirección hay un edificio muy transformado, en el que se han insertado algunos paños de ladrillo y una galería de dos pisos, con estructura de madera y cierres acristalados. Detrás, una casa de sabor tradicional presenta muros enlucidos, con un zócalo de sillería, además de los enmarques y las esquinas. La puerta es de medio punto y el resto de los vanos rectos, incluyendo cuatro balcones modernos, y lleva tejado a dos aguas como remate. Cerca vemos un caserón dieciochesco de cierto empaque. La planta es cuadrangular, de gran desarrollo, y la fachada se abre en uno de los frentes largos. Los muros han sufrido la eliminación del enlucido, dejando ver una mampostería concertada con cadenas de buenos sillares en los lugares habituales. Presenta tres alturas, separadas al nivel de los forjados por impostas lisas. La puerta, una vez más, es de medio punto, y las ventanas rectas, llevando las del "piano nobile" los antepechos labrados.

  • Ermitas

Pérez Ollo cita la ermita de San Antonio, también llamada al parecer de Santa Cruz, de la cual sólo resta el topónimo. Cita la existencia de un cuentecillo sobre cierta aparición registrada en la zona, que califica como de "no precisamente hagiográfico".

  • Parroquia de San Cristóbal

Como tantas veces ocurre en las iglesias del entorno rural navarro, el templo tiene un origen medieval, que en este caso podría remontarse hasta el año 1200, momento en el que se habría levantado una fábrica de estilo protogótico, de la que quedan clarísimos vestigios. Posteriormente, en el siglo XVIII, se realizaron reformas profundas, que habrían de afectar especialmente a la cubrición del templo. La planta sigue en esencia siendo la originaria, con una única nave, dividida en cuatro tramos iguales, de los cuales el último ejerce como cabecera, rematada en testero recto. El acceso se dispuso en el segundo de los tramos, abierto hacia el lado de la Epístola, y va cobijado por un pórtico, mientras que la sacristía, moderna, tiene planta cuadrada y se adosa a la cabecera por el muro del Evangelio.

Los muros van en sillería de factura algo irregular, y van perforados por una ventana recta en el muro de los pies y una ventana románica en la cabecera, rematada con arco de medio punto que al exterior presenta abocinamiento baquetonado, con columnillas dotadas de capiteles de decoración vegetal y con alguna cabecita humana, y guardalluvias exterior rematado por cabezas humanas. A los pies de la nave vemos un coro moderno en madera.

La nave se cubre con tres tramos de bóveda de lunetos, de tradición barroca, mientras que la cabecera recibe una bóveda de terceletes, también con lunetos, que data de la misma época. La clave va con un florón barroco. Los tramos se articulan mediante arcos fajones, que apean sus cargas en los muros perimetrales, merced a unas ménsulas encastradas a media altura.

Al exterior vemos en primer lugar la torre, que se levanta sobre el primer tramo de la nave, como es habitual en este tipo de templos medievales del ámbito rural navarro. Su fuste es corto y macizo, y se perfora en alto por los huecos escarzanos de las campanas. Como va dicho, un pórtico cerrado cobija la puerta, y se accede a él a su vez por un arco de medio punto, cuyas dovelas llevan molduras en la rosca interior y por la parte externa. Un acceso lateral presenta traza similar pero más simplificada. La puerta propiamente dicha es original del tiempo de la erección de la iglesia. Consta de un arco apuntado, cuyo derrame se salva mediante cuatro arquivoltas baquetonadas, sin decoración. Apean en otras tantas columnas por lado, bien estructuradas, con basas decoradas con bolas, fustes lisos y esbeltos, y capiteles individualizados con decoración vegetal, sobre los que se disponen cimacios de decoración geométrica reticulada. En la primera clave se labró un crismón trinitario. El tímpano va sin decoración, y se recorta ligeramente para crear un arco rebajado.

El interior del templo va presidido por un retablo mayor barroco, bajo la advocación de San Cristóbal, posiblemente ejecutado al tiempo de las reformas del XVIII. Su arquitectura consta de banco, un cuerpo de tres calles y ático con frontón partido avolutado. Se articula mediante columnas y pilastras, y lleva un sagrario del XVII reaprovechado. En cuanto a la imaginería, en el cuerpo vemos las tallas barrocas de San Pedro, San Cristóbal, titular del templo, un San Antonio de pequeño tamaño y Santa Bárbara. En el ático se dispone un Calvario. Cerca de este retablo encontramos sendas hornacinas, en las que se veneran una talla gótica de la Virgen con el Niño y otra de San José, moderna. Clara Fernández-Ladreda, que estudió detenidamente la talla mariana referida, sostiene que es una imagen derivada del arquetipo de la Virgen de Orreaga, emanada a su vez del modelo de Olaz-Subiza, y que forma grupo con las de Arraiza, Besolla, Gaintza, Enériz, Egulbati y Unx. Dataría de principios del siglo XV.

En el muro del Evangelio hay un Crucificado gótico, de tamaño inferior al normal (140 x 125), gótico del siglo XV, y en el bajo coro encontramos una pila de bautismos medieval, original de la fábrica del templo, con corto fuste cilíndrico, moldurado, y copa semiesférica decorada con arquillos de medio punto. En la sacristía, además de algunos objetos de ajuar litúrgico, encontramos también un Crucificado del XVI y una cajonera de la siguiente centuria.

  • CARO BAROJA, J. La casa en Navarra, Pamplona, vol. II, C.A.N. 1982, pp. 418.
  • FERNÁNDEZ-LADREDA, Clara: Imaginería medieval mariana, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1988, pp. 247-256.
  • GARCÍA GAÍNZA, M.C. (et. alt.): Catálogo Monumental de Navarra, vol. V**, Merindad de Pamplona, Imoz-Zugarramurdi, Pamplona, Gobierno de Navarra, Arzobispado de Pamplona, Universidad de Navarra, 1996, pp. 157-160.
  • PÉREZ OLLO, Fernando: Ermitas de Navarra, Pamplona, C.A.N., 1983, pp. 192.
  • LACARRA DUCAY, Mª Carmen (et. alt.): Navarra, guía y mapa, Estella, C.A.N. 1983, pp. 134.

JAS 2009