Concept

Nación

En la visión clásica de Renan, la nación es un plebiscito diario. Tal y como diferenció la raza y nación, siendo la nación la mezcla de las etnias, la nación la diferenciaba también del idioma, de la geografía y de la religión; pero, también de las comunidades de interés mancomunado. A través de los complementos objetivos, apenas podríamos definir la nación, dado que el complemento subjetivo y de voluntad se impone. Espíritu y alma; a la vista del pasado, es el patrimonio de los recuerdos y el ansia de vivir juntamente en el presente y el arte social que se basa en la unión, eso es nación. La dificultad que tiene dicha concepción es que la existencia de las naciones se ubica en el ánimo-corazón de sus miembros, en sus conciencias, en sus sueños y en sus mitos; nación deseada. Eso sí, supera los problemas que tienen planteados los complementos objetivos, dado que no hay nación en el mundo que se pueda definir en función de dichos elementos, incluso en los grupos étnicos en los cuales es muy notoria su especificidad.

Por encima de todas las dificultades objetivas, la definición de nación será competencia del estado de derecho solventando todas las discusiones. Entonces, y sólo entonces, se hace posible el punto de vista "cívico" de la nación, tal y como propone Habermas en la teoría del "nacionalismo constitutional". Resulta muy dificil la lealtad ciudadana con respecto a las naciones sin estado y asi resurgen la concepción subjetiva (nación deseada) u objetiva (nación etno-cultural) o un híbrido de las mismas.

Ha existido una viva confrontación entre dos concepciones de nación: objetiva/subjetiva, de una parte y, de otra, la lealtad ciudadana/etno-cultural. En la intención de hallar un punto intermedio, el resto de las teorías entienden la nación desde un discurso crítico. Los ciudadanos, tomando parte en los procesos sociales discursivos, desarrollan un sentimiento de pertenencia -personalidad social- respecto a la nación, reparando para ello en los complementos objetivos y elaborando, a partir de ellos, la personalidad, cuestionandola al mismo tiempo. Dicho sentimiento de pertenencia puede llevar a equiparar nación y demos - el pueblo que tiene ser político, aun cuando no disponga de estado-. Algunos ciudadanos incrementan dichos sentimientos condicionados en función de la cultura, del modo de vida y de las relaciones socio-económicas, y otros, que han estado inmersos en condiciones desiguales, procederán a allanar aquel sentimiento, y tal vez otros ciudadanos no tengan sentimientos de pertenencia respecto a la nación, o se sentirán miembros de otra nación por cuanto que su cultura, origen, ubicación socioeconómica o red de intereses mancomunadas es, sencillamente, distinto. En el nuevo sentido, la nación es foro de negociación y discurso de los sentimientos de pertenencia.

En un pueblo que se ubica en un territorio, los debatidos discursos de pertenencia de esa naturaleza, en la medida en que se manifiestan reflejados (Anderson) o compartidos los sentimientos de configuración de la demos en una mayoría, y que los diferencia de otros pueblos del entorno, se desarrolla una visión crítica de nación. Este cuestionamiento, este plebiscito diario, se realiza en instituciones concretas: en instituciones políticas, en las académicas (escuela, universidades y en centros de reunión de inteligencia), en instituciones económicas, en los centros de debates locales, partidos políticos, sindicatos, empresas, diócesis, así como en los deportes rurales, juegos y fiestas, producciones culturales, familias, cuadrillas, y sobre todo, en los denominados mass media.

En sustitución de los procesos de adoctrinamiento que han propuesto los nacionalismo, las construcciones nacionales, el denominado nation-building, prioriza los procesos críticos; lo más importante, a la hora de definir la nación, no es el hecho de que el sentimiento de nación sea homogéneo y totalmente aceptado o que sea incuestionado.

El sentimiento de nación se va reforzando en un constante tambaleo; de esa manera, en sustitución del etnos de la nación se superpone el demos de la nación. El estado de derecho, sin embargo, puede tener la tentación de negar en nombre del poder constituyente único dicho carácter de demos de la nación sometida. Para salir de esa situación hará falta la teoría del pluralismo constitucional. En el mundo teórico, académico, a pesar de la existencia de proyectos intelectuales tendentes a aceptar críticas mutuas e intentos de buscar soluciones intermedias a partir de la controversia entre la concepción objetiva y la subjetiva, sin embargo, en el discurso y la actividad práctica política los planteamientos que se pueden derivar de la teoría objetiva o subjetiva han sido llevadas a abusos y posturas extremas. Dado que el concepto crítico-discursivo de nación se ha manifestado tarde, ha dispuesto pocas ocasiones en el desarrollo de los modelos constitucionales y de la teoría política. Kymlicka y otros autores de renombre se han esforzado en base a dicha teoría crítica en manifestar unos nuevos fenómenos políticos: multiculturalidad, política del conocimiento (Ch Taylor), postnacionalismo, cosmopolitismo limitado (U. Beck). Cuando al discurso relativo a la nación se le han añadido o se han reclamado la fuerza del estado y la exigibilidad del derecho, se ha manifestado el fenómeno del nacionalismo, como corriente política, la cual se expondrá en el siguiente capítulo.