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IDI-DEMA

Juego tradicional vasco que consiste en el arrastre de piedra por bueyes en una pista dispuesta al efecto. Las pruebas de bueyes son de origen muy lejano aunque la primera referencia escrita proceda de Iztueta. La prueba va acompañada de apuestas en pro de una u otra pareja. Ya se sabe que en 1828 hubo pruebas de bueyes en Berriatúa (Bizkaia). El buey de competición, de raza pirenaica, trabaja normalmente en el caserío. En los días anteriores a las pruebas o apuestas importantes se le disminuye el trabajo y se le somete a un régimen especial de alimentación cuya base son las habas. El yugo que une a la pareja de bueyes es muy singular y ha sido estudiado etnográficamente por Telesforo Aranzadi. Es importante en las pruebas calzar bien con herraduras apropiadas al buey para que no tenga miedo a resbalar en el empedrado de la pista. La piedra que ha de ser arrastrada se llama probarri. La prueba se ha convertido en espectáculo con lugar destinado al público. Las pruebas de dos parejas se han visto superadas hasta llegar a las treinta y cinco. La forma de la piedra es rectangular, ligeramente más estrecha en su cara anterior en donde se halla un orificio para el enganche de la cadena. El peso de las mismas oscila entre 1.500 y 4.000 kg. No obstante las piedras de Munguía y de Guernica pesan 4.500 kg. En los desafíos es más corriente el uso de grandes piedras. En los concursos se elige piedra más pequeña, ganando el espectáculo en vistosidad. Influye mucho la superficie de la piedra ya que cuanto mayor sea la fricción con el suelo es más grande la dificultad. Influye también la composición mineralógica de la piedra. La prueba de bueyes consiste en el arrastre de la piedra por una plaza especialmente preparada para ello. El suelo debe tener un piso formado de cantos redondos, a ser posible de río. La plaza debe ser horizontal y no de adoquín. El largo de la misma oscila, según las localidades, entre 22 y 28 m. por una anchura de seis metros. La plaza se ha de recorrer en los dos sentidos de ida y vuelta. Durante el arrastre los bueyes defecan lo cual facilita el deslizamiento y para evitarlo una persona va detrás con una escoba recogiendo los excrementos. Para facilitar el trabajo el boyero lleva un palo de avellano provisto de un pincho agudo de longitud reglamentada. Durante la prueba lo hinca sobre los flancos, cuello y patas del animal especialmente en los momentos más difíciles. Es el "akullu". Ayudan a los bueyes los arreadores cuyo número depende de las condiciones fijadas en la apuesta. El boyero, situado al frente de la yunta, dirige la maniobra y da las órdenes oportunas. Los arreadores, hombres fuertes y de peso, cooperan al esfuerzo de los bueyes. La prueba consiste en hacer más plazas en un momento dado. Para fijar la apuesta se tiene en cuenta el peso de los bueyes. Cuando una yunta sobrepasa los 1.100 kg. se pone sobre la piedra una sobrecarga de kilo y medio por cada kg. de sobrepeso. La sobrecarga se hace con sacos de arena. La determinación del peso del animal se hace mediante ciertos procedimientos o por medio de báscula. El juez competente procede al sorteo de tandas. La orden de salida se da con un silbato. Las peripecias de la prueba exigen al boyero una táctica adecuada. El tiempo señalado a cada participante suele ser de 30 minutos. La distancia recorrida la dan los jueces en plazas, cintas y centímetros. Los desafíos y concursos suelen celebrarse en los meses de setiembre y de abril. Los premios suelen ser en metálico y trofeos. Las pruebas de bueyes cuentan con una gran afición en el país pero no han faltado quienes se declaran enemigos de las mismas y hasta llegaron a prohibirse. La noticia más antigua de protesta es de 1841. Así, por ejemplo, en 1921 fueron prohibidas las pruebas de bueyes y vacas y también las de carneros, pero ya al año siguiente el Gobernador las autorizaba de nuevo. A partir de 1939 no han existido dificultades. Estas pruebas solamente se celebran en Guipúzcoa y Vizcaya. En 1969 se inauguró, en Llodio, el primer probadero de Alava. La historia detallada de las pruebas ha dado fama a ciertas plazas, parejas de bueyes y boyeros. Las pruebas se producían siempre por medio de un desafío pero ya en 1907, en Vergara, se celebró el primer concurso. Ref. Aguirre Franco, R. Juegos y deportes vascos. En "Enciclopedia General Ilustrrada del País Vasco", San Sebastián, 1978.