Painters

Guiard y Larrauri, Adolfo

Pintor vizcaíno. Nació en Bilbao, el 10 de agosto de 1860, y murió en su tierra natal, el 8 de marzo de 1916.

Padre de los pintores Isidoro y Anselmo. Estudió con los maestros Antonio María de Lecuona y con Ramón Martí y Alsina. Viajó por París (1878) y Londres, permaneciendo varias temporadas en dichas capitales. Fue un artista bohemio e inquieto. Se dedicó preferentemente a la pintura decorativa, obteniendo numerosos encargos y realizando al mismo tiempo diversos cartones para vidrieras con destino a numerosos edificios vascos (Museo de Bellas Artes de Bilbao). Las obras más representativas de su buen arte son los lienzos que pintó en el año 1887 por encargo de la Sociedad Bilbaína, titulados En la terraza y Cazadores y los cuadros La siega y La promesa, la magnífica colección de la familia Sota de Bilbao. Realizó durante su vida una variedad de obras, dibujos, acuarelas, autorretratos, retratos, óleos, apuntes y un buen número de proyectos. Sobre su estilo dice Unamuno:

"Lo que domina en el arte pictórico de Guiard es el contorno; sus figuras son siluetas. Diríase de sus cuadros, de reducidas dimensiones casi todos ellos, que más que de pintura son de dibujo iluminado. Era de los que primero dibujan la figura, y a toda conciencia, y luego le dan color. Un color ligero y transparente. Las figuras humanas de Guiard son naturales. Quiero decir que pertenecen a la naturaleza, como le pertenece un árbol. Son figuras humanas vegetativas y de un fresco verdor primaveral, lo menos reconcentradas, posible. Son hombres que se dejan vivir, decorativos y sencillos como los chinos de los abanicos".

Hermes, 1918.

Zuloaga lo considera el creador de una pintura vasca diferenciada:

"A él debemos, casi todos los artistas vascos, la independencia y la personalidad que nuestra obra pueda tener".

Y el magnífico crítico Juan de la Encina corrobora esta afirmación:

"Los gérmenes que en su juventud trajo de París, aquí desarrollaron sin apenas nuevas aportaciones parisienses. Su arte, en efecto, evolucionó constantemente, pero siempre en una misma dirección y con prudente parsimonia. Guiard representó también en esto a su pueblo, y al traernos el arte y las tendencias artísticas que en un tiempo privaron en París, nos trajo con ellas las apetencias de nuevas formas de arte. Abrió con ello en nuestro pequeño medio artístico perspectivas hacia todos los rumbos. Todos los artistas que vinieron tras él -sin que ninguno, fuera de Anselmo Guinea, le daba nada directamente a su arte- siguieron las rutas modernas que Guiard de pronto estableció en Bilbao. Como nuestros navegantes nos ponen desde tiempos inmemoriables en comunicación física con todas las tierras del mundo, así él nos puso en relación continua con el foco moderno más intenso y variado- de producción artística. Desde entonces, el llamado arte vasco está sellado de la influencia del moderno arte francés".

Hermes, 1918.

Su fallecimiento tuvo lugar a consecuencia de una pulmonía. En 1927 la ciudad de Bilbao le dedicó como recuerdo en el Parque un sencillo, pero artístico, banco-fuente.