Dramaturgists

Eleizegi Maiz, Katalina

Escritora teatral donostiarra. Nació en 1889, el 6 de abril, en San Sebastián (Guipúzcoa), y murió en Estella (Navarra) el 19 de noviembre de 1963.

Estudió Magisterio en la Escuela Normal de Burgos, pero dedicó su vida a enriquecer el teatro vasco con sus dramas históricos, antes de la Guerra Civil en San Sebastián y después en Estella.

Fue la mayor de tres hermanos, después de ella vino Joxe, y unos años más tarde, Jesús Mari. Sus padres eran el carpintero de Urnieta Kaietano y la ama de casa donostiarra Juana. Cuando era pequeña, alrededor de los cinco años, un catarro mal curado le dejó una bronquitis crónica para toda la vida. Esta enfermedad no le permitía respirar bien, tenía asma y la garganta permanentemente resentida.

Fue a Burgos a estudiar, en la Escuela Normal, como muchas mujeres coetáneas suyas hicieron a principios del siglo XX. Algunas iban para ser maestras y otras para adquirir conocimientos y cultura. Esta era considerada una actividad femenina en el entorno público, tenía prestigio social y no causaba rechazo aunque situara a las mujeres fuera del hogar.

Eleizegi fue una de las primeras maestras tituladas, pero apenas ejerció como tal, vivía de una renta que le proporcionaba su familia, lo que le permitió permanecer soltera y escribir. Virginia Woolf decía que una mujer, para escribir, necesitaba una renta y una habitación propia, condiciones de las que sin duda disponía Eleizegi.

No se casó, aunque ese era el objetivo vital de las mujeres por aquel entonces. Tampoco tuvo hijos, y así dejó sin cumplir su rol femenino. Además, estudió para ser maestra y escribía teatro; actividades inusuales para una mujer de comienzos del siglo XX, como podemos ver en los nombres de los creadores teatrales canónicos contemporáneos de Eleizegi (Lauaxeta, Lizardi, R.M. Azkue, Abelino Barriola, Toribio Altzaga, Antonio Labaien, Pierres Larzabal ...), los cuales cultivaban el género literario en boga en aquellos días.

En su juventud viajó mucho y conoció bien Euskal Herria (sobre todo Guipúzcoa y Navarra), pero la segunda mitad de su vida la pasó en Estella, sin moverse apenas de su casa, concretamente los últimos veintisiete años. Desde el comienzo de la guerra civil hasta que murió vivió de alquiler en la casa de un matrimonio sin hijos.

Continuó escribiendo en Estella, recibiendo visitas y saliendo cada vez menos. Los hijos de su hermano José y María Luisa, o los sobrinos de su casera Josefina iban a Estella de visita y los recibía con cuentos. Con los adultos conversaba, como decía su sobrino Miguel, siendo una contertulia muy buena y agradable que siempre tenía algo que contar, porque era muy sabia. El sobrino de Josefina, Ricardo Zufiaurre, la recuerda así: "era muy educada y cariñosa a la vez, llevaba el pelo recogido en un moño y era gordita. Su voz era grave y siempre estaba afónica".

Aunque el miedo de Eleizegi era morir por un ataque de asma no ocurrió de esta manera. Murió con setenta y nueve años, el 19 de noviembre de 1963, a consecuencia de la reacción alérgica provocada por una inyección.

Le hicieron un homenaje en Azpeitia (Guipúzcoa) en su 105 aniversario durante los XII. Encuentros teatrales (1994). Publicaron de nuevo su primera obra, la que más éxito tuvo, Garbiñe, aprovechando así la coyuntura. Este drama histórico fue llevado a escena diez veces en diez años, en dos ocasiones más que Ramuntxo de Toribio Altzaga, el que era por entonces el autor teatral por excelencia. Esta obra fue muy aclamada tanto por la crítica como por el público cuando se representó.

En una entrevista que le hicieron en 1926 a Toribio Altzaga, este le dijo al periodista que Katalina Eleizegi y Abelino Barriola eran los clásicos del teatro vasco en aquel momento, y cuando el periodista le pidió que hiciera una lista de las mejores obras teatrales, Altzaga mencionó en primer lugar Garbiñe de Eleizegi y en segundo una obra suya, Bost urtian. Salta a la vista que se ha valorado muy diferentemente el trabajo de Eleizegi en su época y hoy en día. He aquí algunas críticas sobre sus primeras obras:

"el grandioso drama de época Garbiñe, original de la señorita Catalina Eleicegui (...) Si la noche del estreno causó Garbiñe una impresión de asombro, esta llegó a su maximum de intensidad en la segunda representación, en que pudieron apreciarse las grandes bellezas de todos órdenes que encierra tan hermosa producción. Bien lo manifestó el público con sus nutridas ovaciones, obligando además a la autora a salir repetidas veces a escena a recibir el homenaje de admiración tributado por la electrizada concurrencia"

(Euskalerria 1917)

"No decae un momento el interés siempre creciente del asunto, el diálogo está salpicado por pensamientos en que se descubrió el ingenio y delicadeza de la autora y el lenguage reveló un casticismo recomendable. Y ahora sólo nos resta presentar a la autora; es la señorita Catalina Eleicegui, quien ha sorprendido con una obra dramática de altos vuelos, de desarrollo maravilloso, en que ha salvado por modo sorprendente escollos en que resbalan con frecuencia autores avezados en lides teatrales. Garbiñe no parece la obra de una autora que empieza, sino de una que llega. De donde se deduce que la señorita Eleicegui al empezar ha llegado. Que sea enhorabuena"

(Altzaga 1917)

La mayoría de los escritores y escritoras de entonces hablan sobre temas cotidianos, cosas cercanas, mientras, Eleizegi, lleva a los lectores y lectoras a otros lugares y a otros tiempos, como la Edad Media o la ciudad de Brujas (Bélgica), y nos cuenta la historia de Euskal Herria y sus costumbres, especialmente, las concernientes a las mujeres, pues mujeres son las protagonistas de sus piezas de teatro, como se puede apreciar en muchos de los títulos.

Mencionan a Eleizegi en muchas historias de la literatura vasca, pero poco encontraremos sobre la relevancia que tuvo su obra ni reflexión alguna sobre ella. Una de las honrosas excepciones es la mención de Harkaitz Cano en su Emakumea euskal antzerkian (La mujer en el teatro vasco), cuando presenta a Eleizegi como "la madre del teatro vasco moderno".

Es comprensible que Eleizegi apostara por el teatro teniendo en cuenta que uno de sus objetivos era el de contribuir a la socialización del incipiente nacionalismo vasco, que sus obras tenían la oportunidad de ver la luz a través de los certámenes teatrales, y que en aquel entonces el teatro estaba en boga.