Lexicon

ANTROPONIMIA

Los nombres medievales. En la Edad Media aparecen en documentos e inscripciones nombres típicos cuya clasificación y distribución geográfica no está aún suficientemente hecha. Se pueden distinguir, por frecuencias, dos zonas: la navarra y la próxima a Castilla. De estos nombres unos tienen su equivalente en palabras vascas conocidas, otros no tienen explicación vasca que se me alcance. Dejando a un lado los nombres de clara estirpe latina (Fortún, Meteri, Sancho, etc.), volvemos a encontrar dos grupos que conocemos por las inscripciones aquitanas, los nombres de parentesco y los nombres de animales: Ama, And(e)re, Annaya, Eita (Aita) y probablemente Ozaba, a pesar de la pintoresca afirmación que alguien hizo de que en vascuence significa «eunuco, castrado», usados en muchos casos como «prenombres»; Ahardia, Azenari, Bela (y Belasco), Belaza, Belagga (es decir, Belacha), Ochoa (Ochanda, Ochoco, Osaco), Usoa y acaso García. Y otros nombres como Iaunso (cf. Jaunti), vasc. jaun «señor», y adjetivos como Apalla, Beraxa (vasc. bera(t)x, beratz «blando, tierno», «compasivo, caritativo», cf. lat. Benignus), Galuarra, Ozarrna, Urdina y acaso Xemen(o); y sufijos como -sso, -zo, -zu, -tar (-ar) y el -sko que aparece en Belasco y en Higgusco (vasc. itsu, itxu «ciego»). A su lado otros de distinta explicación o sin explicación: Amusco, Enneco (hay Enneges o Enneces en el bronce de Ascoli y el étnico Ennecensis), Gideri, Hoco, Lehdari, Narriate(s), Nequeti, Obeco, Oroivo, Ulaquide, etc. Aunque quizá no se pueda excluir el origen latino, o al menos la mediación latina, en alguno de ellos: así J. M. Piel explica Oroivo por el gr. Oróbios. - Luis Michelena Ver APELLIDO