Concept

Pop-Rock en Euskal Herria

Entre el marasmo ruidista y radical también hubo tiempo en los años ochenta-noventa para el revival rockabilly elvispresleyano, el rock and roll de tupé y derivaciones posteriores como el garaje rock, lo sicodélico y otros etcéteras. Desde Bizkaia dieron mucho que hablar los Dinamita pa Los Pollos, con varios discos grabados, o General Lee. En Pamplona destacaron Los Refugiados, también con discos grabados. Gipuzkoa vivió una época de efervescencia rockanrolera, con la conexión Zarautz-Donostia-Hernani-Irun como centro geográfico y nombres en activo tipo Humedecidos, OK Korral, The Covers, Lusty Men, Labanak, etc. (todos con discos grabados). Los Waltons donostiarras derivaron al pop latino reconvertidos en La Piel, con fichaje discográfico desde Madrid y un fugaz momento de gloria. En una onda más garajera han surgido desde Bizkaia (y particularmente desde la margen derecha del Nervión) toda una lista de grupos, algunos ya mentados: La Secta, Los Clavos, Los Extraños, Los Raros, Atom Rhumba, los más punkeros Safety Pins y otros. Por el lado rockabilly y aledaños sonoros han sonado en Bizkaia, Billy el Niño y Los Fantasmas del Pasado, General Lee o McGomez. En tiempos ya más recientes se han asentado, también en Bizkaia, experiencias como Zodicas y su disco Pinball Rock .

El mundo del acordeón melódico y de la trikitixa ha conocido serias sacudidas. El hernaniarra Joxan Goikoetxea ha sido un puntal clave en la evolución de la primera, en solitario o en investigaciones sonoras junto al músico y etnólogo musical Juan Mari Beltran (que estuvo en el grupo Txanbela). La triki, arraigada sobre todo en Gipuzkoa, sufrió fuertes polémicas desde que en 1986 Joseba Tapia ganó el importante concurso que se celebraba anualmente en San Sebastián, siendo segundo el bilbaíno Kepa Junkera. Fueron dos de los más impostantes renovadores que introdujeron fórmulas rítmicas cercanas al pop-rock y otras variantes. Junkera (que ha sido colaborador habitual de Oskorri) se adentró en vías de investigación que han fructificado en espléndidos discos como Bilbao 00:00 horas o Maren, con una larga lista de colaboradores internacionales. Tapia y su panderojole Leturia han sido cabeza de la evolución de la trikitixa hacia el rock o el tex-mex fronterizo americano, como dúo, pero sobre todo como Tapia ta Leturia Band. Esos sonidos de triki-pop y triki-mex llegaron en los noventa a su cénit con grupos como Maixa eta Ixiar (ahora mismo Maixa en solitario), Gozategi o Alaitz eta Maider, todos guipuzcoanos, y una larga lista de experimentos similares, mayormente orientados hacia las romerías y verbenas.

Joseba Tapia, por su parte, ha estado también involucrado en proyectos como Zaldibobo (con el ex Errobi Mixel Ducau), Hiru Truku, de carácter folk, y particulares experiencias solistas. En Álava han existido Trikitixa Kontrairo y sobre todo Joselu Anaiak, de Araia, orientados hacia la verbena y pioneros en grabar rancheras en euskera (Araiatik Jaliskora, 1989, IZ), estilo luego seguido por sus colegas Egan y cuya derivación tex-mex hizo furor entre docenas de formaciones de música de baile o triki-mex.

La txalaparta, que conoció años de extremada crisis y que fue revitalizada por generosos esfuerzos como el de los hermanos Joxean y Jexus Artze, de Usurbil, la unión del segundo con el donostiarra Andoni Aleman, la escuela de Hernani bajo la responsabilidad de Juan Mari Beltran y otras aportaciones, ha levantado un dinámico vuelo de escuelas e intérpretes con nuevas experiencias destacadas, que mezclan el viejo ttakun ttakun con nuevos sonidos: los alaveses Beti Gerla, los guipuzcoanos Oreka TX (con un original disco producido por Kepa Junkera, al que normalmente acompañan) y toda una efervescente escena juvenil.

En los años 80 hubo una particular revitalización de los grupos de folk renovados, algunos más puros y otros definitivamente abiertos a los nuevos sonidos contemporáneos. Gipuzkoa acumuló mayor números de propuestas, con experiencias como Txanbela, Ganbara, Azala, Kazkabarra, Xaximiku y otros, todos con varios discos grabados. En Bizkaia ha existido Lauburu, de orientación celtoide. Del entorno de Benito Lertxundi surgió la hernaniarra Olatz Zugasti, con discos propios y que aportaba la novedad de su arpa. A caballo entre Bizkaia y Álava nació 7 Eskale, formado por el ex Hertzaianak Josu Zabala y los bertsolaris de Durango Igor Elortza y Unai Iturriaga, con discos grabados.

En Iparralde, y mientras la excelente voz de Maddi Oihenart se implica por fin en algunas colaboraciones discográficas, el relevo generacional del nuevo milenio lo están protagonizando voces como las de Argitxu Esain, Gaëlle Larroudé, Amaia Riouspeyrous o Aines Achiary.

En Navarra la experiencia ha solido ser más purista, desde los pioneros Etorkizuna (de donde saldría el primer batería de los rudos Barricada), Izugarri, Koiuntura Folk Taldea y otros. La contrapartida estilística la puede representar el baztandarra Pottoka, juglar rockero agrario con algunos discos en su haber. De los costeros guipuzcoanos y muy exitosos Sorotan Bele han salido Mikel Errazkin HF (en clave muy relajada) o el más rockero Gorka Sarriegi. Rhune (ex Guinness) son vecinos geográficos -de Irun- que debutan en el 2002 con un disco muy ideologizado y que recuerda bastante a los influyentes vallisoletanos Celtas Cortos.

Y de Irun es también Jabier Muguruza (hermano de los conocidos rockeros Fermín e Iñigo), compositor, instrumentista y vocalista (además de escritor y en su día campeón de pelota a pala) que ha agrupado experiencias como Les Mecaniciens, tiene algunos serios discos propios y ha trabajado con Iñigo en el colorista trío Joxe Ripiau. Su experiencia como cantautor coincide con la revitalización del género en los años 90, con algo así como una tercera generación de cantautores con nombres como el errenteriarra Mikel Markez, la aparición fugaz de Krispin, los oiartzuarras Jon Txurio y Jon Bergaretxe, el casedano-pamplonés Bittor Aiape con varios discos y buena aceptación pública en su día, el legazpiarra-canario Rogelio Botanz (ex Taller Canario de la Canción, con Pedro Guerra), el vizcaino Mikel Urdangarin, uno de los más solicitados y actualmente en comandita con el vitoriano Bingen Mendizabal en la obra Bar Puerto y otros. Más jóvenes y poperos son propuestas como la del donostiarra Alex Ubago, que ha debutado discográficamente en el 2002.

Por el lado femenino ha destacado la existencia de cantautoras euskaldunes como Anari (Urola) o Labrit (Usurbil), o la erdeldun Ana Pozas (Altza, San Sebastián), todas guipuzcoanas y con discos grabados. Otras chicas cantoras, pero en formato grupal, que han dado el salto al conocimiento público son, por ejemplo, la errenteriarra Sorkun Rubio, primero con el grupo Kashbad (con varios discos) y ahora en Fermín Muguruza Dub Manifest. También el trío femenino Jauko Barik, a caballo entre Donostia-San Sebastián y Pasaia, de tendencia ruidista y con con disco grabado. O la vocalista Aihora Rentería, que encabeza el grupo vizcaino Zea Mays, con varios discos.

Los tentadores ritmos jamaicanos del reggae, y de sonidos hermanos como el ska o el dub, han tenido siempre una aceptable acogida entre el público vasco. Hubo en su día leves aproximaciones al género (Puskarra, Itoiz) hasta que Kortatu popularizó la pachanga eskatalítica combativa, con continuadores como sus convecinos irundarras Baldin Bada o los gasteiztarras Korroskada y actualmente defendida sobre todo por los pamploneses Skalariak o los guipuzcoanos Ttak.

De Vitoria fueron los ya mentados Potato, gran grupo vasco de reggae. De la misma capital son también los más recientes Betagarri. Posteriores propuestas vascas de reggae ha sido también Ke Rule y Ke No Falte, Doktor Deslaï, Akatz o, desde Iparralde, King Mafrundi, Skunk o Yassa, algunos ya mentados más atrás. Joxe Ripiau, el trío de Irun ya citado y actualmente disuelto, se situó en una rica y mestiza frontera de ritmos rockeros y latinos. Su mentor Iñigo Muguruza se ha pasado después a sonidos bastantes más cortantes con el grupo Sagarroi. En 1986 el LP colectivo Skalherria Punk había agrupado a Virus de Rebelión, Vómito, Txorromorro y Korroskada.

Se ha considerado siempre, y con razón, que hay una exagerada desproporción entre el interés público por los cuatro grandes festivales jazzeros de verano (Getxo, Vitoria, Baiona y San Sebastián; se suelen celebrar en ese orden en el mes de julio) y la actividad jazzística del resto del año. Ha habido en todo caso una permanente escena jazz local desde los pioneros y francotiradores sopladores Pedro Iturralde (de Falces, Navarra), el bilbaíno Vladimiro Bas, el rompedor baionatarra Michel Portal o el pamplonés Javier Garayalde.

También fueron en parte pioneros los vizcaínos Alen y Zubipeko Swing (entre el blues y el jazz ), el dúo donostiarra de guitarras Eiderjazz (de donde saldría el baqueteado contrabajista Gonzalo Tejada), Kursaal, Tríptico, Tálamo, Pork Pie Hat, Zango, Opertura, Klabelin Komik (que en una época arroparon a Imanol y luego derivaron hacia lo verbenero), Odeia, la Big Band Donostia, la Big Band Iruña y la Jarauta 69 en Pamplona, y otros nombres de los primeros tiempos del género en Euskadi.

En Vitoria ha persistido siempre un particular círculo jazzero, desde los primeros Fausto, Ángel Celada, Alberto de la Casa y otros. El batería Celada ha acompañado a grandes grupos del pop estatal (Último de la Fila, etc.), ha plasmado sus habilidades jazzeras en grupos propios como La Noche y ha dejado impronta en su propio hijo Víctor Celada, también batería.

En Gipuzkoa destaca la labor del pianista Iñaki Salvador o de sus colegas Gonzalo Tejada -ya citado-, y la también pianista Sorkunde Idigoras, el guitarra Patri Goialde y su grupo Armonia.Co, entre otros, todos ellos más o menos ligados al colectivo-escuela Jazzle. En Gipuzkoa reside tambien el contrabajista de origen centroeuroeo Renato Baleruz o la callejera Dixiecleta Jazz Band y han existido agrupaciones como el trío Argot, que dejó un disco grabado.

La Bilbaína de Jazz es un club de aficionados del botxo, de donde proceden también músicos como el saxofonista Víctor De Diego. De Pamplona son el inquieto saxofonista Josetxo Goia-Aribe (con varios discos propios) o su colega Iñaki Askunze, también con grabación propia. Algún apellido exterior (como el del polaco Andrzej Olejniczak, músico de la Orquesta de Euskadi) ha tenido merecido protagoismo en la escena jazzera local, muy relacionada además con el jazz barcelonés.

Las voces propiamente jazzeras han sido escasas, con algunos apellidos femeninos más destacados como la vizcaina Itxaso González (Vocal Feel) o la ipartarra Miren Aranburu (que trabaja junto al soplador, también de Iparralde, Jean-Luc Hargous). Y los donostiarras Golden Apple Quartet son un buen ejemplo de jazz y swing vocal, casi siempre en clave de humor.

El campo más puramente blues parece aún más minoritario que el del jazz, con escasos nombres destacables como los ya mentados Zubipeko Swing o Mercado Negro en Bizkaia, los donostiarras Blues Stop transcrecidos luego a Lau Behi y en en un plano puramente rock, Josi y Los Javis (desde Zumarraga y con dos discos grabados), Whammer Jammer (desde Biarritz), los elgoibartarras Arima Beltza, con disco en el sello Gaztelupeko Hotsak, y algunos más. Podría incluirse en el campo del blues-jazz al guitarrista de Iparralde Jean-Marie Ecay, que formó parte en su día del grupo Itoiz y que ha grabado en el 2002 el disco de jazz-rock World Energy Blues .

Como de extraordinaria se puede definir la escena verbenera vasca, con un amplio plantel de grupos en activos y experiencias tan longevas y fructíferas como los históricos Akelarre, Egan, Joselu Anaiak, otros grupos ya desaparecidos como los ipartarras Minxoriak, la saga navarra (Orquesta Amanecer y sus diferentes vocalistas femeninas, Los Clan o el mejicanoide Dúo Gala, los estelleses y euskaldunes Al-Aska, que grabaron un disco, etc.), trikitilaris como Imuntzo ta Beloki, etc. Otros nombres destacados han sido el fallecido y llorado Kaxiano, de Lizartza (Gipuzkoa), con varios discos. También Drindots, Trabuko, Trakets, Urgabe y un largo etcétera que permanece plenamente activa en estos primeros años del nuevo milenio.

Emparentadas con la escena pop-rockera han ido apareciendo y desapareciendo experiencias de orientación directamente latina como Bárbaros del Ritmo, Sonora Candela, Sonora Caribe, Mal de Ojo, La Ferretería del Son, Barraca Selva, Txatanuga Futz Band, Erreka y similares. A este último grupo perteneció el cubano residente en Gipuzkoa Rafa Villafraña, que ha editado en el 2002 el disco Euskadi tropical. Otras afinidades latinas son, por ejemplo, el tango de los navarros Los Morochos o las inclinaciones estilísticas de los donostiarras Mal de Ojo, con varios discos grabados y cuyo vocalista Adrian acaba de lanzar en disco su proyecto euskaldun Haragi Gordiña.

El flamenco de Euskal Herria tuvo en el guitarrista gitano y pamplonés Sabicas, que vivió y murió en Estados Unidos (EE.UU.), y al que el ayuntamiento de Pamplona rindió testimonio póstumo, un nombre de reconocimiento internacional. En los últimos tiempos han brotado jóvenes valores como los donostiarras Soniquete, coincidiendo con la creación de una peña flamenca en el barrio donostiarra de Amara y con algunas jornadas flamencas organizadas por el propio Ayuntamiento de la capital guipuzcoana.

El escueto campo vasco de los compositores instrumentales y con particular relación con las bandas sonoras para cine o televisión o con músicas radiofónicas ha dado algunos originales valores. Es el caso del ex Itoiz y también cantante rockero autónomo Juan Carlos Perez, con algunas recopilaciones en CD de trabajos para televisión o similares. También Pascal Gaigne, compositor y guitarrista franco-vasco que colaboró con los baionatarras Urria de Beñat Axiary, con Amaia Zubiria y con otros colegas varios, y que ha compuesto música de cine (El sol del mebrillo, de Víctor Erice), para teatro o piezas autónomas. Desde Vitoria-Gasteiz ha destacado el compositor cinematográfico Bingen Mendizabal (colaborador también en su día de Hertzainak y ahora del cantautor Mikel Urdangarin) y el donostiarra Alberto Iglesias es un asentado valor en el mundo de las bandas sonoras cinematográficas españolas.