Historiens

Garibai, Esteban (1533-1599)

Bien considerado y objeto de estima en vida por la vastedad y sustancial honestidad de su obra histórica, Garibay ha visto en lo sucesivo empalidecerse su fama de probo y tesonero trabajador, siendo diversamente tildado de plagiario, de amigo de novedades o de colector de viejas fábulas. El descrédito de su obra se retrotrae al siglo XVII, cuando fue ya objeto de las críticas malintencionadas y sutiles del que él mismo había elegido como confesor, el célebre P. Mariana.

Pero no estará de más el constatar aquí que, frente a juicios desfavorables como los de un Juan de la Puente, que lo tachaba de crédulo ya a comienzos del siglo XVII, o de un Ticknor, que lo veía como un "compilador de viejas fábulas" en el inmediato pasado, nunca han faltado otros, de diversas épocas, que han sabido apreciar, dentro de sus innegables y, por otra parte, explicables limitaciones, la fundamental honestidad del hacer histórico del mondragonés y los méritos a que se ha hecho acreedor en diversos puntos.

Por lo que hace el papel desempeñado por Garibay en el esclarecimiento del enigma histórico del reino de Navarra, bastará con evocar aquí la ardiente defensa que de él hace el P. Moret, máxima autoridad en cuestiones de historia navarra medieval desde el siglo XVII a nuestros días. Podemos igualmente traer el testimonio del medievalista Martínez Marina en el articulo sobre Mondragón, del Diccionario de la Academia de la Historia de 1802, quien valora justamente el mérito de Garibay, por haber roto por "un camino no hollado ni trillado hasta entonces" en el esclarecimiento de la historia española (reconociendo archivos, emprendiendo viajes, etc.), lo que significa -prosigue que la historia de Garibay, "no obstante de ser la primera y más antigua, deberá siempre estudiarse y consultarse por los que aspiran al conocimiento del importantísimo ramo de la historia".

Y antes se habían pronunciado por él eruditos tan escrupulosos como Argote de Molina, Ambrosio de Morales y Nicolás Antonio y hombre tan riguroso en materia genealógica como D. Luis de Salazar y Castro... La obra y la persona de Garibay vuelven a ocupar el lugar que les corresponde, en gracia a unos estudios, llevados en profundidad, que han permitido sopesar, junto a innegables limitaciones, los grandes méritos contraídos por el mondragonés en su tesonero hurgar por los archivos. Citaremos en este punto, sobre todo, la obra varias veces mentada de J. Caro Baroja (de la que nos hemos valido fundamentalmente para la confección de esta nota biográfica), la de F. Arocena: Garibay, Zarauz, 1960. El Ayuntamiento de San Sebastián acordó, el 12 de septiembre de 1866, dedicarle la calle que discurre desde la Avenida de la Libertad al Boulevard.