Militar español, nacido en 1793 en Granátula, localidad manchega de Ciudad Real, en el seno de una humilde familia que lo destinó al seminario. Muere en Logroño, 8 de enero de 1879.
Al estallar la guerra contra los franceses, Espartero abandona el seminario para luchar, al final de la guerra había obtenido el grado de teniente general. Tomó parte en las expediciones de Ultramar y es destinado más tarde al cuartel de Pamplona. En 1831 pasó a Baleares y en 1834 es nombrado comandante general de Bizkaia. El 16 de septiembre de 1836 será nombrado general en jefe del ejército de operaciones del Norte, virrey de Navarra y capitán general de las Provincias Vascongadas. Su primera actuación militar tuvo lugar en Bizkaia siendo rechazado por las tropas de Eguía el 16 de diciembre de 1836. A continuación, el día 24, bate a los carlistas a la entrada de Bilbao que está sitiada desde el 23 de octubre del mismo año, pasa de noche el río Asúa y penetra en la villa a las 9 de la mañana del día de Navidad rompiendo así un cerco de 43 días.
Por la caída del puente de Luchana Espartero fue premiado con el título de Conde de Luchana por el Gobierno. A fines de abril de 1837, dejando fortificado Bilbao, el militar manchego traslada sus tropas a San Sebastián a fin de aliviar a esta ciudad del apremio carlista. A comienzos de mayo contacta con Muñagorri y dirige desde la capital guipuzcoana el ataque a la línea de Hernani ocupada por los rebeldes. El 19 de mayo, hallándose ya en Hernani, emite las circulares en las que promete perdonar a los sublevados y conservar grados y fueros, circulares impresas por la Diputación de Bizkaia que fueron desautorizadas por el periódico madrileño El Eco del Comercio (30 de mayo) con lo que se suscitó una agitada polémica en la que intervinieron Pedro de Lemonauria, Juan José de Zarrabeitia, Julián de Egaña y otros detractores y defensores de los fueros. Es el responsable de la orden de fusilamiento dictada contra el comandante León Iriarte y el comandante Pablo Barricart, amotinados en Pamplona el 26 de agosto de 1837 y acusados de haber pretendido proclamar la independencia de Navarra.
El 26 de agosto, en la conferencia de Abadiano, tuvo lugar la primera entrevista personal entre Maroto y Espartero, preliminar del Convenio de Vergara, llegándose después, en los días sucesivos a la redacción del mismo por el que el general se comprometía a recomendar "con interés al Gobierno el cumplimiento de su oferta de comprometerse formalmente a proponer a las Cortes la concesión o modificación de los fueros". Esta actuación abrió a Espartero las puertas del gobierno político de la monarquía y de la política general, amén de los honores tales como el de ser nombrado Duque de la Victoria, Diputado General de la provincia de Gipuzkoa, Bizkaia y Padre de la Provincia de Álava.
Acaudilla, a continuación, al partido progresista, que el 12 de octubre de 1840, por mediación suya, obliga a la regente María Cristina a abandonar su cometido y empuña las riendas del poder. El 2 de octubre de 1841 tiene lugar en el país vasco el alzamiento moderado contra Espartero encabezado por los militares O'Donnell en Pamplona y Piquero en Vitoria y secundado por las Diputaciones de Gipuzkoa y Bizkaia. Sofocado el levantamiento por el mismo regente, éste firma el decreto abolitorio de los fueros del 29 de octubre de 1841 en el que nivela a Bizkaia, Gipuzkoa y Álava a las provincias del Estado español de régimen no concertado.
El 23 de junio de 1843 es, sin embargo, derrocado Espartero consiguiendo el país una reintegración parcial de los fueros en 1844 pero nunca ya más la reintegración plena de los mismos. Espartero, exiliado, vuelve a tomar parte en política sólo once años después, durante el bienio progresista de O'Donnell (1854). Amadeo I se acordó de él nada más pisar tierra española otorgándole el título de Príncipe de Vergara con tratamiento de Alteza siendo felicitado por el Ayuntamiento de Bilbao.
Retirado de la política, Espartero residió en Logroño ya que había casado con María Jacinta Martínez Sicilia, hija de un rico hacendado de la ciudad. El 11 de septiembre de 1871 el Ayuntamiento riojano acordó levantarle el monumento que hoy se alza en el Paseo del Espolón logroñés. El de Bilbao contribuyó con 1.500 pts. del dinero de los contribuyentes bilbaínos a levantar el monumento dedicado al militar que firmó la primera abolición de los Fueros Vascos.
Falleció en 1879, a los dos años de aprobar las Cortes Españolas la ley del 21 de julio de 1876 que venía a completar aquella abolición.