Écrivains

Tartas, Jean de

Escritor, autor del primer libro suletino, nació entre 1610 y 1612. Se desconoce la fecha de fallecimiento.

Su padre es un campesino acomodado de Chéraute, cerca de Mauleón. Hace sus estudios primarios en el colegio de las Barnabitas de Lescar en 1624. Siendo prebendado de la catedral de Santa María de Oloron fue nombrado párroco de Aroue en 1641 y es con este título con el que firma sus obras. Hacia 1662 se le cree en posesión de los curatos de Moncayolle y de l'Hóspital de Saint-Blaise. Es párroco de Aroue y de Tardets en mayo de 1673 pero a partir del 15 de diciembre siguiente y durante treinta y seis años sólo conserva el primer título aunque no parece haber permanecido mucho tiempo en el lugar ya que dirige un discurso al Obispo de Oloron en el que se llama a sí mismo "antes párroco de Aroue y deán de la clerecía de la Soule". Es autor de dos obras en euskera.

Ontsa hiltzeko bidia, Orthez, 1666. Se podría traducir su título como "Modo de bien morir". Está seguido de un pequeño apéndice que contiene varias oraciones en euskera, los mandamientos de Dios y de la Iglesia y las letanías a la Virgen además de unos versos que le dedican al autor algunos de sus lectores. Es un libro de ascética del bien morir que repite como un leit motiv la idea de que la meditación de la muerte es el único medio de llevar una buena vida y alcanzar así una buena muerte: Ezta halaber hiltçe honic, ezpada, biçitçe honic, onsa hil nahidenac, behardu onsa biçi. Tartas se complace en parafrasear los pensamientos de personajes célebres de la Antigüedad, en citar a San Agustín, Aristóteles, Séneca, relatar hechos de la vida de los reyes en un formidable despliegue de erudición, "a la manera del padre Nierember" nos dirá Mitxelena. Algunas de las anécdotas, tal vez le valieron dificultades con la "censura" de la época, ya que, según investiga Darricarrére, entre la primera y la última de las aprobaciones hay un lapso de nueve años que resulta sospechoso en una obra de rígida ortodoxia católica como la que enjuiciamos.

El mismo Darricarrére la describe como:

"Fe, humildad, esperanza y caridad cristiana; ingenuidad y franqueza infantiles; bonhomía y rudeza militar; todo esto se observa en el libro del P. Juan de Tartas; y, a pesar de todo, parece que hay en él, además, con qué dar buenas inspiraciones y lecciones saludables para el alma del católico creyente".

Respecto al idioma empleado dejemos que sea el mismo Tartas quien nos explique el uso que ha hecho de él y con qué finalidad:

"Yo no sé si mi vasco, la lengua que yo empleo, será aprobado; él posee algo de cada dialecto: la Soule, la Basse-Navarre y Laburdi le han proporcionado algo, aunque no todo. Escribí mi pobre libro en Aroue; si este lenguaje no es lo suficientemente hermoso, se debe al idioma de esta localidad y no al vasco en general".

Es de lamentar sin embargo, la gran cantidad de faltas ortográficas que se explica por la ignorancia del lenguaje del impresor de Orthez.

Arima penitentaren occupatione devotaq o "Las ocupaciones devotas del alma penitente". Aparece también en Orthez, 1672. Como su título lo indica se trata de exponer las ocupaciones ascéticas del cristiano, tales como la oración, la limosna y el ayuno. Ocupa menor extensión que su primera obra.