Photographes

Villalba Flores, Darío

Pintor nacido en San Sebastián en 1939. Darío Villalba es pionero en Europa, desde 1965 en la utilización de la fotografía como pintura, en la que apenas hay manipulación y con ese empleo de la fotografía el artista intenta recuperar el espíritu totalizador de la pintura. Darío pinta con la fotografía y la imagen fotográfica es tratada como materia pictórica.

Es uno de los artistas contemporáneos con gran prestigio internacional y con obra en importantes museos del mundo. La singular visión a lo largo de la trayectoria de Villalba ha sido utilizada por las jóvenes generaciones de artistas y su denominada radicalidad iconográfica se ha convertido en un rotundo manifiesto artístico.

Una de las grandes figuras del arte español de las últimas décadas, con un reconocido prestigio internacional se le entronca al hilo posterior de las vanguardias internacionales. La utilización en su obra de la fotografía como pintura está lejos de los postulados de banalización y de consumismo ensalzados por el pop art y posteriormente lejos también de los del arte conceptual que utilizaba a ésta como testimonio o para cuestionar la esencia del arte.

Obtiene el premio Internacional de Pintura de la XII Bienal de Säo Paulo en 1973 y a partir de esta fecha su obra inicia un largo periplo por muchos museos europeos. En la década de los 80 participa en muestras colectivas por EEUU: en el Solomon R.Guggenheim en 1983 y en 1987, en el "MOMA" de Nueva York en 1984. También forma parte en la exposición Cinq siècles d'Art Espagnol: l'imagination nouvelle. Les années 70-80 en el Museo de Arte Moderno de París (1987).

Su primer gran reconocimiento internacional viene en 1970 tras la presentación en la XXXV Bienal de Venecia, de los llamados encapsulados rosas, esculturas que el autor denomina juguetes patológicos para adultos, y que a partir de 1971 se librarán de todo cromatismo y los encapsulados, seres atrapados y alienados, inmersos en cápsulas de metracrilato, estarán ya realizados en tela fotográfica emulsionada, precisamente en argenta foto linen.

En 1983 recibe en España el premio Nacional de Pintura "por su capacidad de integración sintética en diálogo permanente con las corrientes de vanguardia". El 17 de noviembre de 2002 hace la lectura de su entrada como miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid).

En 1994 el I.V.A.M. (Intituto Valenciano de Arte Moderno) le organiza una exposición antológica. En mayo de 1995 en la galería 16 de San Sebastián realiza la exposición Darío Villalba revisitando a Darío Villalba en 1994, once imágenes en blanco y negro, bodegones y figuras humanas que, retomando obras realizadas en los años 60, las rehace de nuevo para según él mismo "ser un canto al blanco, a la anestesia, a todo lo que está velado, a todo lo que está insinuado. Lo que más me motiva es el matiz y lo que sugiere la veladura".

La obra de Darío Villalba gira en torno a varias temáticas específicas que se van ampliando y enriqueciendo sucesivamente a las que el propio artista engloba en: agua- piedra, sexo, vida-muerte.

Para este artista el protagonismo de su obra se centra en la poética del lenguaje que habita no sólo en el cuadro, sino también en el ser humano. "Estoy impreso en carne, puntualiza el artista, mi trayectoria creativa es un constante sabotaje de lenguajes". Es preciso señalar que su obra está ligada a su propia biografía y quien, sin duda mejor que el propio artista para acercarnos a su obra. "Jamás he deformado nada", afirma en el artículo que encabeza la exposición desarrollada en la Fundación Pilar i Joan Miró en Palma de Mallorca en 1998, titulada Todo muro es una puerta. "Pienso que aún tratando temas tan aparentemente tan desagradables como el estado pétreo de los muertos, la adolescencia castrada, el escalofrío sobre la piel, la vejez o la recuperación del cuerpo cansado, ha primado sobre todo ello una presencia casi magnética de tensión, belleza y luz".

En la obra de este artista está continuamente presente la imposibilidad de detener el tiempo, la continuidad, una angustia de lo infinito que el propio artista la mitiga con la poética del lenguaje. Lo radical, lo extremo en Villalba es que, en la búsqueda de la belleza, ésta que siempre ha sido subversiva aparece en un universo propio que no busca para nada la provocación sino una verdad desnuda. Así asistimos a un mundo de imágenes: de miedo y sufrimiento, de dolor, de Eros y Tánatos, de serenidad, de enfermedad y vejez, de luz y de paz.

Es en este sentido que aparece en algunas de las obras de Darío un componente de sacralización, el arte se mezcla con la religión, el cuerpo se reviste de una dimensión sagrada.

Pero la obra de Villalba también se desenvuelve por otros caminos, presentando también muchas de sus obras, como los bodegones hospitalarios, un fuerte sabor clásico, derivado de la tradición pictórica como pueden ser El Greco, Velázquez, Goya, Rubens o Rembrandt.

El verdadero protagonista de la obra artística de Darío Villalba es el ser humano en sus facetas y miserias más desgarradas: la soledad, la enfermedad, la angustia, la locura, el dolor, la muerte y en las más sutiles y líricas: sexo, naturaleza, deseo, agua, purificación, serenidad, esperanza, luz y paz.

"La biografía de cada cuadro está unida a mi propia biografía" dice Darío Villalba y esta constatación es clave para poder comprender su obra.

La exposición Verdad y mentira de la fotografía como pintura. Autosabotaje y poética del lenguaje (1957-2001) realizada en abril de 2001 en la Sala Kubo Kutxaespacio del arte supuso mostrar las obras más emblemáticas de Darío Villalba, no presentadas de manera cronológica.

La naturaleza estaba presente en esta exposición con la serie de Noche oscura. Pinturas bituminosas antisonoras (1978) de negros densos y matéricos, pura abstracción hasta las obras más líricas, como las de Red branches (1975-1993), Paint Snap-Shot, y sobre todo en La expulsión del paraíso (1996) donde la pintura es un auténtico fluido, de luz y efectos cromáticos.

Se eligieron las obras Autorretrato manga y Autorretrato huella como emblemas de la exposición, en los que la proyección de líquido sobre la cabeza mostraba una radicalidad del singular sabotaje permanente del artista. Pies vendados (1976) era otra de las imágenes elegidas como portada para el catálogo en la que se observaba que el arte confluye con la religión y el misticismo, en definitiva, con lo sagrado.

Precisamente el largo discurrir de la obra de Darío está llena de imágenes emblemáticas como la obra de gran componente clásico de El Místico (1974) y Chap heroe-Chap Eros. Picadilly rent boy (Londres, 1999) como verdadero icono de la modernidad. La obra de Jones-Raya Roja (1993) remonta al origen y a la fuerza primitiva de la propia imagen. Los denominados Documentos Básicos que constituyen el diario íntimo del artista, son fotografías, en su mayoría en color, realizadas en Londres y son la referencia previa de la que se nutre el artista para realizar posteriormente sus obras y fueron expuestas en el C.G.A.C. (Centro Gallego de Arte Contemporáneo) en Santiago de Compostela de marzo a mayo de 2002.

En sus exposiciones hay que acudir como dice el propio artista, "sin miedo, y desnudo. Pido la misma desnudez al ser contemplados mis cuadros como el despojamiento personal que he tenido que hacer para realizarlos". Sus obras, como La zambullida (1996) transmiten silencio, deseo, desasosiego y hablan de la fugacidad y de la intranscendencia.

La obra de Villalba constata en definitiva la imposibilidad de detener el tiempo, la angustia de lo infinito, siendo fiel a la propia realidad humana.