Bajo este nombre es conocido en Navarra, más que en otras regiones de Vasconia, un personaje mítico de fuerza extraordinaria. Alrededor de él se han concentrado diversos temas que, en otros sitios del país, se refieren a Sugaar, a Sansón o algún gentil. El lanzamiento de diversos peñascos a distancia es el tema más conocido. "Cuentan en Zalba (valle de Arrasgoiti) que Roldán pasó su juventud hasta los diez años en una cueva, alimentándose con la leche de una cabra que tenía consigo y que a esta alimentación debió principalmente su fuerza hercúlea. Habiendo venido con Carlomagno a la conquista de Navarra, se propuso demoler la iglesia de un pueblo, cuando ésta se hallaba repleta de gente. Para esto subió a la cumbre del monte llamado Iga de Monreal (1.289 m.) con la intención de arrojar desde allí un enorme peñasco sobre la iglesia; pero al hacer el último esfuerzo, resbaló en una boñiga, y piedra y hombre rodaron hasta la villa de Urroz, distante como unos cinco kilómetros. Aún se conserva la piedra, que es como dos metros de larga por uno de ancha". También en Errazu existe una piedra llamada de Roldán que tiene leyenda parecida a la de Urroz. En el prado de Ata, situado en la sierra de Aralar, se halla una peña llamada Errolan-arriya "la piedra de Roldán". Es una piedra, alta de tres metros, metida parcialmente en el suelo. Algunos piensan que se trata de un menhir. Tiene figura antropomorfa un tanto imprecisa, razón por la cual y porque se halla en una región dolménica y posiblemente relacionada con los dólmenes vecinos, ha sido considerada como estatua funeraria y primer eslabón en la cadena evolutiva de las estelas discoidales de Vasconia. Se cuenta en el pueblo que fue lanzada por Roldán contra el pueblo de Madoz desde el alto de San Miguel de Excelsis; pero, habiéndosele enredado la ropa en el brazo, sólo pudo darle impulso bastante para salvar la mitad de la distancia que le separaba de aquel pueblo. La piedra cayó, pues, en el vallecito de Ata. En una de sus caras tiene seis surcos que parecen artificiales y que son tenidos como impresiones de los dedos de Roldán. En el término de Belarzinketa, situado en el monte Aritz de Leiza, existe una sima llamada Errolanleizea "la sima de Roldán", cuya entrada, estrecha y prolongada en dirección SW.NE., se halla tapada con una piedra caliza que mide 2,80 metros de largura, 0,40 de anchura y otro tanto de espesor. Dicen de esta piedra que Roldán la lanzó desde el vecino monte de Leizaran con la intención de alcanzar con ella el santuario de San Miguel situado en Aralar. Pero se le rompió la honda en el momento de lanzar el peñasco y no pudo éste llegar a su término: cayó justamente sobre la boca de la mencionada sima, donde continúa todavía. La honda de Roldán dejó grabadas unas marcas en la piedra: son tres surcos de medio decímetro de anchura alrededor del eje mayor de la pieza, de los cuales dos parecen artificiales y natural el tercero. Piedras como la de Ata, semejantes a menhires, existen en otras zonas dolménicas de Vasconica. Tales son: la llamada Supitaitz, o Suspentaitz, del lado occidental de Aralar (término de Oiduegi), la de Legaire (sierra de Entzia), la llamada Iruñarri en el monte de Eratsun, cerca de Ezkurra; la del alto de Gorospil sobre Itxassou; la del collado de Meatse por el lado de Bidarray y las de Eihartze y de Zaho en los confines del valle de Baztán y del de Baigorri. Arrolan-harria "la piedra de Roldán" en St. Just. Fue lanzada por Roldán desde la montaña de Beltxu y llegó a Arrolla donde está ahora. Errolanen-harri "piedra de Roldán" es un gran peñasco existente entre la montaña de Apanize (de Behorleguy) y el collado de Armiaga, no lejos de este último lugar y del dolmen allí situado. Dícese que, a causa de una apuesta, fue lanzada allí por Roldán desde la cumbre de Apanize. Arrola'en botxia "la peña de Roldán" es la que se halla en el monte Bosmendieta, lanzada por Roldán desde el alto de Magdalena en Zuberoa. Existen otras dos, también lanzadas por Roldán, en los montes de Ligi y de Etxebarre. Finalmente existe una piedra de Roldán en el barranco de Atekaitz, justamente en el camino que va de Itxasu al barrio Laxaga. Tiene un gran hueco que le atraviesa. Dicen que de un puñetazo lo abrió el héroe. Ref.: J. M. de B.: Eusko-Folklore, 1923, 1924; Crónicas de Prehistoria, "Ikuska", n.° 4, p. 28; R. M. A.: Diccionario..., 11, p. 62.
José Miguel de BARANDIARÁN
José Miguel de BARANDIARÁN