Popular compositor musical. Nacido en San Sebastián el 15 de marzo de 1838, falleció en su ciudad natal el 23 de abril de 1913.
Discípulo del maestro Santesteban, fue niño de coro y violinista en la iglesia de Santa María y, más adelante, tenor, de potente y coloreada voz, en la de San Vicente. Conoció en su infancia el fervor reconstructivo de la ciudad tras el incendio y destrucción de 1813. Tenía 23 años cuando se derribaron sus murallas y se inició el ensanche Cortázar que daría inicio al nuevo San Sebastián de la Belle Epoque del que Sarriegui sería uno de sus más conspicuos representantes. Fue entonces cuando compuso su famosa Marcha de San Sebastián declarada oficial por el Ayuntamiento tres años más tarde.
De profesión inicial corredor de comercio, formó parte de varios ayuntamientos pero su vocación era la música y a ella destinó buena parte de su actividad. Le cupo en suerte una especial circunstancia: la llegada a Donostia de compositores franceses y alemanes refugiados de la guerra franco-prusiana (1870) con los que tuvo la singular ocasión de perfeccionar sus estudios de armonía, instrumentación y composición. De esta forma, fue nombrado profesor de solfeo de la Academia Municipal de Música de su ciudad natal desde su fundación (1879) hasta 1884 en que dejó la plaza.
Al fundarse uno de los primeros orfeones de la misma, Sarriegui lo dotó de composiciones localistas adecuadas. Su colaboración con la Unión Artesana y La Fraternal fue constante tanto en fiestas locales como en carnavales, así como con charangas, bandas, orquestas, estudiantinas, txistularis, etc. Su presencia en La Cítara -orquestina de guitarras, bandurrias, flautas y violines- posibilitó aún más el desarrollo de sus facultades. Junto con José Juan Santesteban y José Antonio Santesteban, fue el "alma lírica" y festiva de la ciudad; nadie como él supo aunar lo vasco y lo gascón -el San Sebastián de entonces- en una entrañable mezcla, alegre y picaresca, de folklore urbano hoy inconfundible. Sus Juana Vixenta Olabe, Oh Euskalerri maitea, Caldereros, Iriyarena, Illunabarra, El ataque de errikosemes (pieza lírica de bullicioso color local), Pasayan, zarzuela de 1886 de Victoriano Iraola, Petra, txardin-saltzallea, intermedio cómico del mismo autor (1886), Karmen gaztain saltzailea, también del popular Iraola (1887) y Aita Pello, opereta de 1891 son piezas irrepetibles y pegadizas que gozan y gozarán de enorme popularidad y que contribuyeron a proporcionar fama al Antzoki Zaharra de Donostia. En 1931 se dio su nombre a la "Plazuela de las Escuelas" de la parte vieja donostiarra. Un monumento perpetúa su memoria en dicha plaza.
Ver web monográfica sobre Raimundo Sarriegui en Eresbil.