Kontzeptua

Ópera

En 1909, la coral hace un encargo a tres compositores y, para ese año, decide montar una obra creada allende los Pirineos por dos labortanos: se trata de Maitena, "pastoral lírica vasca", cuyo libreto es de Etienne Decrept Etchemaite y la música de Charles Colin, juez de distrito y compositor aficionado. Maitena fue percibida como el arquetipo de la ópera vasca, que presenta por medio de la historia de la joven campesina un "fragmento de la vida" vasca, para retomar la fórmula del prólogo de Paillasse: en ella el público ve el vivo retrato del mundo rural euskaldun y, por tanto, la quintaesencia del alma del país. Al año siguiente, Mendi-Mendiyan (libreto de José Power traducido al euskera por José Artola y música de José María Usandizaga), crónica de un crimen pasional en plena montaña guipuzcoana, y Mirentxu (libreto de Alfredo Etxabe traducido por José Arrúe, música de Jesús Guridi), en la que la joven tísica se apaga poco a poco perdonando a su amado, se inscriben en esta línea. Sin embargo, Lide ta Ixidor (libreto de Alfredo Etxabe traducido por Evaristo Bustinza y música de Santos Inchausti) se considera como una copia del Hänsel und Gretel de Humperdinck.

El mundo de los pescadores aparece más tarde, en 1911, con una opereta de espíritu nacionalista, Itsasondo (libreto de Miguel Cortés Navarro y música de Santos Inchausti), y con el primer acto titulado Itxasora de la ópera Ortzuri fruto de la inigualable pluma de Resurrección María de Azkue. Éste repite por su propia cuenta con Urlo (una comedia en la que aparecen cazadores de la ciudad y jóvenes enamorados del campo) en 1914, año en el que la Sociedad Coral es criticada por la producción de un drama con preludios, entremeses y coro, al que una parte de la prensa discute la calidad de ópera y de obra vasca: Deboika, en efecto, presenta a un joven "Húngaro" (y a su tribu nómada) prendado de la joven que fue raptada de niña en un caserío de Bizkaia. Las realizaciones escénicas (debidas a la colaboración de pintores como Eloy Garay, Aurelio Arteta o Manuel Losada), que mezclan la poesía visual y el realismo casi etnográfico, marcaran por mucho tiempo las producciones posteriores y contribuirán en gran medida al éxito de las óperas.

De nuevo en la línea de los cuadros costumbristas, Amatchi (del tándem Decrept / Colin, finalizada en 1913) ve su creación suspendida en varias ocasiones por la Sociedad Coral. En cambio, el "idilio vasco" de José Olaizola, Oleskari zarra, es presentada en Oñati (Gipuzkoa) en 1918 con motivo del primer Congreso de Estudios Vascos bajo la forma de una serie de cuadros y será transformada más tarde en una verdadera ópera. Amets larria, una pequeña obra destinada al joven público de Policarpo de Larrañaga, es montada en 1923 por un grupo de jóvenes muchachas de Eibar (Gipuzkoa). Semetchia, la última creación de Decrept y Colin (Saint Jean de Luz, 1921), deja de lado los temas habituales y representa el reencuentro durante la Primera Guerra Mundial, de un padre indigno y de su valerosa hija. Paralelamente a estas creaciones, en la prensa y en los archivos se mencionan otros tantos títulos de óperas inacabadas o perdidas.

El argumento histórico aparece alrededor de los años 1910 con varia obras que en su momento no disfrutaron de una creación íntegra. Presentan a "cántabros", grandes antepasados míticos de una nación vasca en vías de construcción, luchando contra los invasores romanos: Lelo, ópera sin duda inacabada de José Sainz Basabe, sobre un libreto de Alfredo Etxabe y traducida al euskera por Evaristo Bustinza; Lekobide, libreto de Emiliano de Arriaga publicado en 1913 con la versión vasca de Manuel de Arriandiaga y con música de Andrés Isasi; Zara, drama lírico de Eduardo Mocoroa en el que Emeterio Arrese retoma la historia de Lelo, modificada en varias ocasiones para terminar con una versión acabada en 1922 bajo el título de Leidor. Con Amaya, se lleva a escena otro capítulo de la historia vasca: la creación mítica del reino de Navarra, en el siglo VIII, y la cristianización completa de los vascos. El argumento fue extraído de la célebre obra de Francisco Navarro Villoslada por José María Arroita Jáuregui, y traducido por José Arrúe. Jesús Guridi es el autor de la partitura de lo que se considera, en el momento de su brillante creación en Bilbao en 1920, pero también en las posteriores representaciones (en particular en Madrid en 1923 y en el Teatro Colón de Buenos Aires en 1930, por iniciativa del tenor Isidoro de Fagoaga), como el gran drama lírico vasco (¡o español, según la procedencia de los comentaristas!), la epopeya esperada por todo un pueblo, el punto culminante del Teatro Lírico en construcción desde hace cincuenta años, y un gran éxito musical que une a las masas independientemente de las simpatías nacionales o nacionalistas.

Sin embargo, curiosamente, este punto culminante también marca prácticamente el final de las creaciones líricas vascas. Diversos factores explican este fenómeno, sobre todo el cambio de interés del público hacia otro tipo de espectáculos, dando más importancia a la danza y al canto coral, y cuya base ya no son las corales sino los grupos folklóricos que proliferan alrededor de los años treinta. Yuana, de Jean Lamarque y Laurent Bossières, creada en Bayonne en 1933, ilustra bien esta evolución. Además, este "drama lírico vasco" está completamente en francés (aparte de algunos cantos tradicionales). En los años treinta, la utilización del euskera ya no es obligatoria en la definición de una ópera vasca: de hecho, este género es adoptado por la doctrina regionalista, que se dedica a identificar estereotipos y a difundirlos lo más ampliamente posible, tanto dentro como fuera del país, en una época en la que se empieza a desarrollar el turismo de masas. En esta línea, y con motivo de la Exposición Universal de 1937 en París, se creará Maïté, ópera cómica de Jean Iribarnégaray llamado Jean Iri, con un libreto en francés de Alfred Henry y E. Valdeyron, último episodio del teatro lírico vasco antes de la larga interrupción provocada por las guerras (civil y mundial) a ambas vertientes de los Pirineos.