Petrikiloak

Jauregui, Martija de

Curandera navarra que hacia 1570 ejercía su profesión por tierras de Estella y Pamplona, según se refiere Idoate en Rincones... [t. I. págs. 84-87). No sabía leer ni escribir y sus conocimientos terapéuticos los había aprendido del doctor Cartajena, su abuelo, que había sido médico en Lekeitio. Por privilegio especial el protomédico de Navarra le había autorizado para curar algunas enfermedades. Era especialmente hábil para los achaques y dolencias propias de las mujeres. Sus remedios consistían principalmente en emplastos y brebajes a base de ingredientes vegetales y como complemento mandaba encargar sendas misas y hacer diversas prácticas religiosas. Residía con su marido en Huarte-Araquil, viajando a menudo desde Guipúzcoa hasta la merindad de Estella. Fue muy popular y bien considerada, pero algún descuido tuvo, siendo desterrada de Estella en más de una ocasión.