Politikariak eta Kargu publikoak

Moraza y Ruiz de Garibay, Mateo Benigno

Abogado alavés nacido en Vitoria el 21 de setiembre de 1817. Muere en la misma ciudad el 17 de enero de 1878.

Representante preclaro del fuerismo alavés y vasco. Estudió filosofía en Oñati y derecho en Valladolid obteniendo brillantes calificaciones. En 1841 fue designado secretario del Ayuntamiento de su ciudad natal cargo en el que desempeñó misiones importantes. Ya desde estos años pertenece a diversas comisiones como la Científica y Artística, la de Monumentos Históricos, Junta de Teatro, etc. Poco a poco se va convirtiendo en el hombre de confianza de Álava que le nombra en 1848 consultor de la Provincia. Inaugura la Universidad Literaria de Vitoria y rinde homenaje a la figura de Cervantes. Debido a la muerte de Blas Domingo López (23-12-1861), que ostentaba la primera consultoría de la provincia, la Junta General de Álava decide nombrar a Mateo Benigo de Moraza para que le sustituya, nombrándole a su vez Padre de Provincia el 23 de noviembre de 1862.

En 1869 fue designado rector de la Universidad Libre y diputado en Cortes constituyentes. Su trabajo en colaboración con el Ateneo es considerable. Pero la situación política se deteriora por estos años y, en un clima de sospechas y de inseguridad, es encarcelado en 1873 por el gobernador civil que recela de las Juntas y de su amistad con Ortiz de Zárate, destacada personalidad carlista. Durante la guerra su posición es la estrictamente fuerista -es también nombrado gobernador de Bizkaia- y, al acabar ésta, va a ser el colaborador n.° 1 de La Paz.

Es elegido nuevamente diputado. En las Cortes se enfrenta a una mayoría hostil a los Fueros vascos. Su discurso de los días 13 y 19 de julio de 1876 -"el gran discurso de Moraza"- revistió caracteres legendarios llegando su eco hasta nuestros días. En él trató de hacer comprender a la Cámara el error en que se hallaba al asimilar carlista y fuerista y la injusticia que iba a cometer al eliminar el sistema de autogobierno vasco. El levantamiento, alega, ha tenido una motivación religiosa y no foral, razón por la que deben preservarse los Fueros, argumento que indignó a amplios sectores del derrotado carlismo que querían monopolizar el tema. La ley fue aprobada de todas formas, aunque como es sabido, abriendo paso a un nuevo sistema económicamente concertado.

Moraza muere el 17 de enero de 1878 en Vitoria a los 61 años de edad. Su muerte fue lamentada en todo el País Vasco, no sólo en Vitoria, y varias capitales le dedicarían una calle. El 25 de enero se celebraron sus funerales en la iglesia Basílica de Santiago de Bilbao con asistencia de las autoridades y el vecindario. La prensa le dedicó encendidos elogios, recordándose no pocos de sus actos patrióticos y las palabras con que en el Parlamento defendió al País Vasco. Baste decir que El Noticiero Bilbaíno le dedicó una esquela de tamaño hasta aquí desconocido que ocupaba por completo la primera página, circunstancia que no se dará cuando fallezca la reina Mercedes ni siquiera Alfonso XII. Esto puede darnos idea del reconocimiento de los vascos a Moraza. Observa Laura G. Corella que esta noticia coincidió con la de la boda del rey con la infanta Mercedes y es curioso constatar que, a pesar del impacto que por esta época causaban en el pueblo las noticias de la realeza, la prensa dedicó más páginas durante varios días a la muerte y funerales del patricio vasco que a la boda regia, a pesar de los muchos comentarios que ésta suscitó con la ausencia de la madre del novio, la Reina Isabel II, mientras que fue padrino de la misma Francisco de Asís, padre de Alfonso y esposo separado de aquélla.