Ingeniariak

Foix, Luis de

Ingeniero. Cuando el rey Carlos IX vino a Baiona, visitó con detalle la desembocadura del Adour y los trabajos que habían sido ejecutados en esta época. Después de varias conferencias con los magistrados de la Corporación municipal, de los marinos y de los ingenieros, encargó al célebre Luis de Foix, que volvía de España donde había trabajado en la construcción del Escorial para Felipe II, abrir una nueva desembocadura al río Adour.

La Corporación municipal le mostró varios proyectos que le habían preparado, entre los que uno había sido propuesto para la apertura del Bocal del Adour, por un ingeniero vasco, llamado Domingo de Iparaguirre. Pero Luis de Foix no encontró ninguno de su gusto y se reservó el derecho de examinar el lugar y poder, de esta manera, ver sobre el terreno cómo podría actuar. Este, después de haber visitado toda la costa entre Baiona y el Vieux Boucau, se quedó sorprendido al ver que el río, por la parte baja de la ciudad se aproximaba al mar a una distancia de tres cuartos de legua apenas, y que desde allí se dirigía bruscamente hacia el Norte, haciendo un recorrido de siete leguas en lugar de ir al mar por el camino más corto. Entonces proyectó la construcción de un canal por esta vía directa y racional.

Después de obtener la aprobación para sus planos, puso manos a la obra bajo el reinado de Enrique III. Excavó el nuevo lecho del río hasta el mar, hizo construir un fuerte dique en el lugar donde se dirigía al Norte, llamado Trossouat, de manera que las aguas se viesen obligadas a seguir el nuevo canal. Este trabajo fue de los más difíciles, por la fuerza de las aguas, la naturaleza del terreno arenoso donde los pilotes no encontraban un asiento sólido; tres veces fue destruido enteramente y Luis de Foix volvió siempre a la carga con una indomable energía. Siendo premiada su constancia con el éxito. Cuando el dique se acabó, las aguas en lugar de destruir los últimos bancos de arena que las separaban del mar, se desparramaron a lo lejos, formando una vasta extensión de agua que amenazaba con enterrar todo el país y que causó los más grandes destrozos. Incluso se ha pretendido que en la ciudad se vieron obligados a amarrar los barcos a los primeros pisos de las casas. Todo parecía perdido, la población estaba pronta a sublevarse y reclamaba a grandes gritos la destrucción del dique, cuando sobrevino una crecida de agua extraordinaria que, redoblando la fuerza de la corriente, destruyó todos los bancos de arena que obstaculizaban el paso, y dirigió el río al océano, al lugar previsto por Luis de Foix, y fue llamado después Boucau Neuf. Así fue construida la desembocadura actual del Adour.

Este feliz acontecimiento, que colmó de alegría a todos los bayoneses, tuvo lugar el día de San Simón y San Judas, el 28 de octubre de 1578, y, en recuerdo y agradecimiento por este favor del cielo, se distribuyeron los cirios de la Candelaria a expensas de la ciudad, y se instituyó una procesión solemne que se celebraba todos los años y que existió hasta la época de la Revolución. También se decidió que sería fundida una placa de bronce en memoria de la terminación del nuevo puerto del Boucau. La ciudad quiso también reconocer lo que debía a Luis de Foix y se le acordó, como gratificación, un recibo por una suma de cuatro mil quinientas libras que debía a diversos burgueses de Baiona. Sin embargo, pocos años después, es decir en 1582, el nuevo dique se abrió por una brecha, y una parte de las aguas del río comenzó de nuevo a ganar su antiguo cauce. La Corporación municipal de Baiona mandó avisar a Luis de Foix, que estaba ocupado en la construcción de la torre de Cordouan, y como los trabajos a realizar eran menos importantes que los precedentes, hizo el acuerdo siguiente con la ciudad, después de una deliberación que los archivos de Baiona han conservado. Decía así:

"Que las condiciones propuestas por Luis de Foix serian observadas y que el coste presunto de dicho puerto constituiría la suma de cuatro mil libras que serían distribuidas siguiendo las órdenes del susodicho de Foix, con la particularidad de que si dicho cierre resultaba menos caro, lo sobrante sería distribuido a Guillermo Bouquiere y a Fiacre Chadée, su servidor, por los trabajos que han realizado y los que realizarán, y más aún, si dicho cierre no puede llevarse a cabo por la tal suma, de Foix insiste en hacerlo por su cuenta, desde que se ofreció para realizarlo, etc."

Por cartas patentes de Enrique III, Luis de Foix fue gratificado con una conque de trigo o su valor sobre cada jornada de tierra mejorada por la apertura del nuevo puerto.

Ref. Edouard Duceré: Dictionnaire historique de Bayonne, 2 vols, Bayonne, 1911-1915.