Monarkia eta noblezia

Toda Aznárez de Larraun

Reina de Pamplona. Personaje extraordinario del siglo X. Era hija de don Aznar Sánchez, señor de Latraun y de doña Oneka, y, como nieta del rey Fortuño Garcés "el Monje" (882-905), pertenecía a la familia eneka.

Casó con el rey Sancho Garcés, de la dinastía ximena, quedando así unidas las dos casas pirenaicas de Pamplona. Fue la reina un personaje clave en la azarosa vida político-militar de su marido el rey Sancho y, posteriormente, durante la minoría de edad de su hijo García. Fue una hábil diplomática y casamentera. A su hija Sancha la casó con Ordoño II de Asturias (914-924); viuda de éste, con Álvaro Harrameliz y, nuevamente viuda, con el famoso conde de Castilla Fernán González, llevando como dote el condado de Álava. A otra de sus hijas, a Urraca, casó con Ramiro II de León (931-950), y a Oneka, su otra hija, con Alfonso IV de Asturias (925-931). Al morir en 925 don Sancho I Garcés, su esposo, se encontró con la minoría de edad de su hijo García. No se sabe qué sucedió en la familia, pero es el caso que sucede en el trono el hermano del rey difunto, Ximeno Garcés, pero como tutor del niño García Sánchez. Es importante añadir que don Ximeno, el nuevo rey, estaba casado con Sancha, hermana de doña Toda. Por otra parte Abderramán III era tío suyo. Esta maraña familiar se prestaba a pactos y arreglos entre las coronas peninsulares cristianas, el Califato y el Reino de Pamplona. La regencia de Ximeno Garcés duró desde el 10 de diciembre del 925 al 29 de mayo de 931. En sus documentos no omitió al menor Garsea, lo cual es indicio de que hubo algún arreglo familiar: "ante rege Scemeno Garcianes et suo creato dommo Garsea, filio de rege Sancio Garsianes" (año 928, demarcación de límites de Benesa y Catamesas). Muerto en 931 el rey Ximeno Garcés, se erige en reina tutora doña Toda en nombre de su hijo a partir del 29 de mayo del 931 hasta 934. Al Makkari lo dice: "Se levantó en el poder su mujer Toda, y fue tutora del hijo del rey difunto". A partir de esta fecha interviene en los asuntos públicos de su hijo inyectándole energía y valor. Baste consignar el caso de la gran batalla victoriosa de Simancas contra los musulmanes, dada el 1 de agosto del año 939. Los Annales de Saint-Gall se refieren a doña Toda cuando dicen: "Este día, en tierra de Galicia, un innumerable ejército de sarracenos es exterminado por cierta reina llamada Toia, salvándose el rey y cuarenta y nueve hombres" ("M. G. H. S. S.", I, p. 78). Entre sus intervenciones políticas se le ve plantearse el problema sucesorio a la muerte de Ramiro II de León, tomando partido en favor de Sancho el Craso, nieto de doña Toda. Es una complicada historia en la que juegan su papel leoneses, musulmanes y pamploneses. Doña Toda se decide a colocar en el trono de León a su patrocinado. La gordura de don Sancho era un factor desfavorable, pero doña Toda, ya ochentona, tiene la audacia de emprender un viaje a Córdoba para recabar de su tío Abderramán III el apoyo militar suficiente para colocar a Sancho el Craso en el trono de León. Comenzó por enviar mensajeros al Califa. El encargado de ir a Pamplona a negociar fue el judío Abu Hasday, tan buen médico como diplomático. Debería curar al obeso Sancho y obtener nuevas concesiones al Islam. De inmediato puso manos a la obra a ambos problemas. El médico judío aprueba la intención de doña Toda de viajar a Córdoba. Sancho promete por su parte que, una vez conseguido el trono, entregaría a los musulmanes diez plazas fuertes. La iniciativa del viaje parece correspondió a doña Toda, ya que el cronista al-Makkari, en sus Annales (I, p. 235), dice así:

"Toda envió en 347 una diputación a al-Nasir, tomando de esta suerte la iniciativa de ajustar un tratado de paz en favor suyo y de su nieto Sancho, hijo de Ramiro, para que el Califa devolviera a éste su reino y le ayudara contra sus adversarios. Los dos reyes vinieron con ella. Al-Nasir les recibió con toda pompa y firmó un tratado con Sancho".

El recibimiento debió ser aparatoso y triunfal; complicados ceremoniales, observancia estricta de tradicionales protocolos y recepciones de príncipes y diplomáticos. El lujoso salón de Madinat al-Zahra fue el lugar de la gran audiencia. Era el año 958. Concluida la misión, reina y nieto regresaron a Pamplona. En la primavera del año siguiente, 959. Sancho, curado de su deformidad, avanzaba con las fuerzas cordobesas hacia León mientras los pamploneses llevaban a cabo ataques de distracción contra Castilla. El éxito fue total. Sancho fue repuesto en el trono de León, saliendo victoriosa la reina Toda. Esta fue la última hazaña de la famosa reina doña Toda Aznárez.